Carlos Francisco Elías – Utopías de miserias

Carlos Francisco Elías – Utopías de miserias

Si bien la historia tiene un valor y el pueblo que la construye tiene derecho y orgullo, ello no significa que haya que desmontar a los farsantes tiranuelos, que apoyados en mitos e ignorancia, desean construir un poder autoritario, tratando de legitimar un falso liderazgo, aprovechando una efeméride cuyo valor de libertad no han sabido respetar, como ejemplo pedagógico para un pueblo que la necesita: Haití.

Corría el año 1992 y el déspota de hoy era alabado como un héroe nacional por algunos izquierdistas del patio de las ideas dominicano.

Advertí en ese entonces que era un embaucador, que su modelo era el no modelo y que su lenguaje para el año 1990 era de un puro demagogo populista de los 60, todos me cayeron encima, ese artículo se titulaba : » Un pequeño Aristide Ilustrado para La Comunidad Europea», publicado en media página de este periódico el 16 de febrero de 1992,el director Alvarez Dugan es mi mejor testigo…

Los años USA hicieron de Aristide un megalómano consumado, Bush/Senior confiaba más en la Cia que en su madre y nunca le hizo caso al mandatario exilado, porque tenía un informe confidencial de su estado mental, que reposaba en la Cia, ello explica por qué es Clinton que se lanza luego a la aventura de la Pax Americana, que en el caso de Haití era risible y de comedia tontonmatunezca : Aristide con los ojazos perdidos ante un cristal protector, una banda presidencial, en plan de solemnidad marcial y un aire de megalomano que desde 1994 hasta la fecha, solo le ha costado al pueblo haitiano sangre, confusión, muerte, dolor y manipulación religiosa…

El famoso héroe resentido parido en las entrañas salesianas dominicanas, final se convirtió en un barato tiranuelo de poca monta cuyos intereses personales y cuentas bancarias extranjeras, han sido más importante que su «proyecto» político concebido en el exilio USA.

Producto típico del populismo que anda como plaga en América Latina, Haití ha sido en tiempos de Aristide el chantaje para que los europeos pulguen sus culpabilidades en forma de caridad «ayudando» a los pobres de una media isla con bicentenario histórico.

El cuentazo se los creyeron hasta aquellos que llevaron a un ex presidente en una ridícula caravana de media isla a media isla, donde Aristide, faltando a todo protocolo quería imponer a un presidente dominicano en visita oficial, sus caprichos de tarado engreído adquirido en los Estados Unidos, cuando el Presidente Clinton por demagogia y generosidad le trataba como un jefe de Estado en el exilio.

Con ese personaje, hoy en enero del 2004, lidia la sociedad civil haitiana, la misma que en su tiempo le hizo el juego.

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