Hoy 
Jean Bertrand Aristide, el nuevo Cedrás en la agonía del poder, trata de utilizar ahora el marco de la efemérides del bicentenario de la revolución haitiana, para legitimar un poder sostenido por turbas armadas, alegando que es el poder de la vieja avalancha (Lavalás)…
Son utopías de miserias: Aristide intenta basado en el mito del bicentenario de Haití, crear una imagen que en el exterior, al menos algunos reflexivos intelectuales, le han rechazado porque se han dado cuenta de las intensiones absurdas del pretendido dictador «constitucional»…
Pero lo que hoy sucede en Haití tiene referencias de responsabilidades internacionales fuera de la media isla, porque nadie me convencerá que había que llegar a la situación actual de Haití, para poder entender que el derrotero final del proyecto Lavalás, iba a ser idéntico al final de Baby Doc o el final de Cedras.
De todos modos, este bicentenario de la revolución de Haití que Aristide trata de encabezar en plan oficialista con una lectura de orgullo nacional inflado a su ego total, lo que nos muestra que 200 años después de la gran epopeya haitiana contra los restos del ejército napoleónico, al cabo del tiempo se convirtió en un instrumento autoritario para poner en evidencia que en el festejo bicentenarial en Haití negros siguen esclavizando negros.
El 18 de noviembre del 2003, en un discurso pronunciado con motivo del bicentenario de la batalla de Vertiere, en Cabo Haitiano, tenemos claro la estrategia de Aristide, el final de su discurso mezclado entre francés y creole decía, esta es una traducción de la versión francesa:
«Vertiere es la victoria de la unidad,
Victoria de un pueblo digno y orgulloso,
Victoria contra le exclusión y el racismo,
Victoria de la raza negra,
Victoria de valores universales, que elevan a Haití al rango de inmortalidad»
(Vertiéres, c’est bien la victoire de I’unité.
Victoire d’un peuple héroïque, digne et fier.
Victoire contre I’exclusion et le racisme.
Victoire de la race noire.
Victoire des valeurs universelles élevant Haïti au rang de I’immortalité),- fuente: WEB Site, de la embajada Haitiana en Washington D.C.)…
He preferido citar solo el final, porque en su contenido leemos un poco lo luego el 7 de abril de 1993, sería el reclamo del presidente Aristide al gobierno francés.
En este discurso de celebración en noviembre del 2003, Aristide delineaba la estructura de sus ideas y mitos para crear «mística» bicentenarial….
Este es el primer artículo para demostrar que este bicentenario del 2004, de la revolución haitiana, es un instrumento siniestro de un aprendiz de dictador que tiene en una digna efémerides, el juego macabro para su sobrevivencia de un poder, que en espíritu, ya no le pertenece: y debe entregar, porque de lo contrario, fiel la coherencia de la misma efémerides, el propio pueblo haitiano, le echará del poder, para que ni de un lado ni de otro, haya demagogos ni aprendices de tiranos en tiempos equivocados de la historia.
