Hola, don Luis, solo para informarle que falleció papi.” Con esas simples y penosas palabras me saluda una de sus amadas hijas, Sibila Lamarche Mondregón, quien me da la triste noticia del fallecimiento de su padre Carlos Lamarche Rey ocurrido el pasado domingo 5 de noviembre, a las 12.13 pm, sabiendo Sibila la estrecha amistad que desde tiempo atrás me unía con su querido padre, teniendo la gentileza de darme a conocer su lamentable partida de este mundo, lo que no dejo de agradecerle dada su espontaneidad y gentileza, aun cuando ya esa lamentable noticia me había llegado ya través de muchos de los tantos buenos amigos de Carlos y míos que bien conocían nuestra apreciada amistad y caro afecto mutuo que existió entre nosotros.
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Carlos Rogelio Lamarche Rey, o simplemente Carlito o Carlos Lamarche, siempre fue un viejo y caro amigo. Como bien se ha dicho, además de ser un prestigioso y notable médico- cardiólogo que “puso su existencia al servicio de la nación”, dividiendo la mayor parte de su vida entre el ejercicio de su profesión, atendiendo con esmero a sus clientes y amigos, como también se ha dicho, inclinado a una indiscutible afición por deporte en todas sus diversas manifestaciones, siendo un verdadero apasionado deportista que se destacara y obtuviera sus mayores logros en el ámbito deportivo como fuera el hecho de “impulsar la construcción del Centro Olímpico Deportivo Juan Pablo Duarte, conjuntamente con su compañero y amigo Juan Ulises Garcia Saleta, (Wiche) ido a destiempo, quien fuera considerado “un versátil líder propulsor del deporte” habiéndose desempeñado por doce años, 1970-1982, como Presidente del Comité Olímpico Dominicano, igual que lo fuera el reconocido y querido amigo de grata recordación, Roque Napoleón Muñoz.
A Carlos Rogelio Lamarche Rey se le ha tributado el honor de ser “un gran difusor de la filosofía del olimpismo por todo el país”, ejerciendo en su calidad de Vice presidente ejecutivo de los Juegos Nacionales que tuvo lugar en nuestro país en el año 1977 un papel estelar. Su elevación a la inmortalidad deportiva, según ha sido ya anunciado públicamente, se hará efectiva en ocasión del 55 Ceremonial que será celebrado el próximo martes 21 de noviembre.
El pasado lunes, en horas de la mañana, me dispuse ir con Raulina, mi esposa, al velatorio de su fallecimiento en la funeraria Blandino, dándoles el debido pésame a su querida esposa, hijos y cercanos familiares, encontrándome allí con múltiples amigos y amigas que asistían a dar también sus condolencias. Su sepelio que tuvo lugar el pasado martes, teniendo sus restos mortales su sagrada sepultura el en Jardín Memorial.
Que descanse en paz el alma de nuestro querido y siempre recordado buen amigo, Carlos Rogelio Lamarche Rey, que Dios acoja en su santo seno.