Carlos Monzón, una leyenda viviente

Carlos Monzón, una leyenda viviente

BUENOS AIRES, (AFP) – Hace diez años, en una ruta de la provincia de Santa Fe (centro), murió en un accidente automovilístico Carlos Monzón, considerado uno de los mejores boxeadores de la historia y también uno de los mayores exponentes del deporte argentino.

Monzón, un boxeador dueño de un estilo frío, certero, calculador e implacable, alto y de largos brazos, dominó la difícil categoría de los medianos durante siete años en los que defendió el cinturón de campeón mundial ante rivales como el francés Jean Claude Bouttier (lo venció dos veces), Emile Griffith y Benny Briscoe.

Incluso, Monzón fue protagonista de un cuento («La noche de Mantequilla») del escritor Julio Cortázar, un célebre aficionado al boxeo, en el que relata con maestría el combate entre el argentino y el cubano José Nápoles, una recordada pelea en la que Monzón se impuso por nocaut al cabo de siete asaltos. Obtuvo el título mundial el 7 de noviembre de 1970, en Roma, con una sorprendente victoria por nocaut en 11 rounds ante el italiano Nino Benvenuti, y se despidió con un éxito por puntos ante el colombiano Rodrigo »Rocky» Valdéz, el 30 de julio de 1977, en Montecarlo.

Atrás quedaban 14 defensas del título, un número que sólo pudo ser superado por el norteamericano Bernard Hopkins en 2002, y que había dejado atrás los récords de otros históricos como Sugar Ray Robinson y Marvin Hagler.

En su foja estadística quedaron registrados 100 combates como profesional, con 87 triunfos (59 por la vía rápida), 3 derrotas y 9 empates. Monzón falleció el 8 de enero de 1995, a los 53 años, tras un vuelco en una ruta provincial de Santa Fe, mientras regresaba a la cárcel de Las Flores, en la que cumplía la condena de 11 años por el homicidio de su ex esposa, la actriz Alicia Muñiz, en un confuso episodio en la ciudad balnearia de Mar del Plata.

Buena parte de su campaña la realizó en el exterior y eso le valió el reconocimiento en Francia, donde protagonizó dos inolvidables cruces con Bouttier, un gran luchador que entonces era apadrinado por el actor Alain Delon.

Esa fama de guapo y »macho» también le permitió realizar alguna incursión por el cine, en especial por el »western spaghetti», a mediados de los años setenta.

«Monzón fue incomparable. En el mundo me reconocieron por él. Fue el más grande, el más práctico que tuvo el boxeo, un auténtico profesional. Y en Argentina tardaron bastante en valorarlo, fue mucho más reconocido en el exterior», comentó su entrenador Amílcar Brusa, hoy de 82 años y referente mundial de este deporte. Nacido el 7 de agosto de 1942 en San Javier, Santa Fe, llevó una vida de película, en la que surgió a la leyenda desde un hogar humilde y se hizo fuerte con esos puños que le dieron fama, riqueza y gloria deportiva. También transitó el camino del ocaso cuando fue recluido por ese crimen, y sólo le quedaban algunas semanas para salir en libertad bajo palabra cuando la muerte le ganó la última batalla.

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