Rusia. – Carlos Sánchez no se cansa de ensayar el centro que abrió las puertas a la victoria de Uruguay por 1-0 en su debut en la Copa Mundial. «Me mato cada día para que el cuerpo técnico confíe en mí. Siempre trato de dar lo máximo», declaró el domingo el jugador del Monterrey de México.
«Disfruto mucho el trabajo». Sánchez ingresó en el segundo tiempo del partido con Egipto y ayudó a inclinar la balanza a favor de los uruguayos, que tropezaron con una defensa egipcia firme pero no dejaron de atacar y a un minuto del final encontraron el gol, cuando José María Giménez marcó de cabeza tras un tiro libre ejecutado por Sánchez.
Es una vieja fórmula que ha sacado de numerosos apuros a Uruguay cuando no encuentra el camino del gol. «Trabajamos mucho con pelota parada por zonas. A veces se rotan los movimientos. A veces puede ir (Diego) Godín adelante, Josema (Giménez) atrás… Hay que tratar de buscar la zona.
Tratar de sacar ventaja y aprovechar la pelota parada», manifestó Sánchez. «Tenemos muchos tiradores», agregó. «Siempre trabajamos la zona donde tirar la pelota».
La impresión predominante es que el mediocampo formado por Rodrigo Betancur, Nahitan Nández, Matías Vecino y Giorgian de Arrascaeta, quienes se suponía debían generar mucho juego, no estuvo a la altura de lo esperado y hay quienes especulan que el técnico Oscar Washington Tabárez podría incluir de entrada a Sánchez y/o a Cristian Rodríguez en el próximo partido frente a Arabia Saudita.
«Me mato cada día para que tenga confianza en mí el cuerpo técnico. Uno lo disfruta, siempre trabajo para dar lo máximo, con los 11 (titulares) o desde el banco», dijo Sánchez, quien a los 33 años disputa su primer mundial.
«Fue un debut soñado, tanto trabajo, tanto esfuerzo… lo soñé», manifestó el volante, quien antes de recalar en México tuvo cuatro exitosos años en River Plate de Argentina.