Carlos Saura

Carlos Saura

PAVEL LEREBOURS
Carlos Saura es considerado como el director que mejor personifica lo que ha sido el cine de autor en España. Premiado en los más prestigiosos festivales, es considerado un clásico dentro de la cinematografía mundial y uno de los mejores directores del cine español y universal. Esta semana la Cinemateca Nacional presenta un ciclo de su cine.

Cuando era adolescente practicó la fotografía. En 1952 se matriculó en el Instituto de Investigaciones y Estudios Cinematográficos, donde se apasionó por la técnica y la teoría del cine. Saura acabó en 1957 ‘La tarde del domingo’, su cortometraje de fin de estudios. Su graduación le permitió enseñar en ese mismo Instituto hasta 1963, fecha en la que por razones políticas fue apartado de él.

En 1958 rodó ‘Cuenca’, un mediometraje que, como su ensayo precedente y su primer largometraje ‘Los golfos’ (1959), intentó sentar las bases de un neorrealismo español. Su experiencia de fotógrafo, el deseo de posicionarse en favor de los marginados, la voluntad finalmente de encontrar una identidad cultural, lo condujeron en un principio a elaborar un cine físico, lírico y paradocumental al mismo tiempo.

LUCHA CONSTANTE

Hasta la muerte de Franco, Saura debió luchar con las autoridades del país y utilizar la astucia para evitar la censura. Esto le condujo a trabajar en el nivel de la alegoría y del simbolismo. En ‘La caza’ (1965), el cineasta esboza las grandes líneas de esta escritura particular que le caracteriza. A través de una excursión de caza situada en la España de los años sesenta, aparece el recuerdo, indirectamente evocado, de una guerra.

A partir de entonces, Saura desarrolló los temas de la memoria, de la frustración, de la desnaturalización de varias generaciones de españoles por una sociedad puritana y represiva. La célula familiar y la infancia representan las llaves que abren los arcanos de este microcosmos.

‘Peppermint frappé’ (1967), ‘Stress, es tres, tres’ (1968) y ‘La madriguera’ (1969), toman como blanco de estudio a parejas —o tríos— en situación de crisis existencial. El juego, el disfraz, la mezcla de lo real y de lo imaginario crean un cine de poesía, que escruta con pertinencia la interioridad de los protagonistas.

Este lenguaje elíptico que Saura usa por evidentes razones políticas, pero también por su deseo de innovación estética, se inscribe como otras características de su obra, en una tradición típicamente ibérica.

‘El jardín de las delicias’ (1970), ‘Ana y los lobos’ (1972), ‘La prima Angélica’ (1973) son producciones que giran alrededor del tema de la memoria y de la familia en relación con la tragedia franquista. ‘El jardín de las delicias’ es la primera película que evoca directamente la guerra de España. ‘La prima Angélica’ va más lejos todavía e ilustra el punto de vista de un «vencido». ‘Ana y los lobos’ delimita lúcidamente a través de un examen no disfrazado del ejército, la religión y el rechazo sexual todas las formas de regresión que produce en los ciudadanos, el poder procedente de la victoria falangista de 1939.

Entre los diversos premios que ha recibido en su carrera se encuentran un Oso de Plata en el Festival de Berlín de 1965 y el de 1967, un premio especial del jurado de Cannes por la ‘Prima Angélica’ en 1973 y por ‘Cría cuervos’ en 1975. Además ‘Mamá cumple 100 años’ fue nominada al Oscar en 1979 como mejor película extranjera. En 1986 la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Hollywood y la Universidad de California, le tributaron un homenaje en reconocimiento a su extraordinaria labor cinematográfica.

Publicaciones Relacionadas