El doctor Carlos Waisman, profesor de la Universidad de California en Estados Unidos, afirmó ayer que los dos factores que determinan si los flujos masivos involuntarios que representan las inmigraciones van a debilitar o no la democracia de los países son: la capacidad institucional de los Estados receptores de integrar a los inmigrantes a la economía, la cultura y la política, y que las grandes potencias adoptan acciones para controlar o inhibir estos grupos de poblaciones.
El argentino-estadounidense consideró que lo segundo no va a pasar, debido a que no existen intereses estratégicos y vitales de las grandes potencias que los impulsen a inhibir las inmigraciones.
Waisman fue el primer disertante en la conferencia internacional “Inmigración, Diáspora y Democracia: Repensando las experiencias latinoamericanas”, que desarrolla la Universidad Apec (Unapec) en su recinto de Santo Domingo, los días 3 y 4 de octubre, en colaboración con el Instituto Harry S. Truman, de la Universidad de Jerusalén.
Al presentar el tema Demos y Democracia: el desafío de las inmigraciones involuntarias en el mundo contemporáneo, Waisman expresó también que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, lo que persigue con su política anti-inmigrante es reconstituir la estructura social, volver a la industria manufacturera, “en la que Estados Unidos ya no es internacionalmente competitivo”, debido a que ha sido transformada por la revolución tecnológica, por la globalización.
Manifestó que la inmigración es el resultado de configuración y reconfiguración de identidades. Citó los casos, las particularidades de las inmigraciones de Medio Oriente y el Norte de África hacia Europa.
Comentarista. El sociólogo e investigador dominicano Wilfredo Lozano comentó la ponencia de Waisman, en la que señaló que el 7% de la población que habita en Dominicana es de origen extranjera. Destacó de las hipótesis planteadas por el conferencista internacional, la realidad del caso extremo de movilidad forzada como la idea del refugio. Aclaró que por el contrario, lo que en “nuestro país ocurre es un caso de migración, si se quiere, voluntaria, pero dentro de ciertos ámbitos de precariedades que la presionan a los grupos más vulnerables”.
En el caso de la migración haitiana, el doctor Lozano manifestó que se trata de una población de muy bajos ingresos y que vive en situaciones muy precarias. De la emigración, dijo que contrario a lo que mucha gente piense, “no se trata de una emigración de gente pobre”.
Primer día del evento. La apertura de la conferencia internacional “Inmigración, Diáspora y Democracia: Repensando las experiencias latinoamericanas”, ayer, estuvo a cargo del rector de Unapec, doctor Franklyn Holguín Haché, en la que planteó que la significación política que tiene la inmigración se concentra hoy día en la mayor incertidumbre, pero también el abismo en cuyo borde tienen que aprender a desenvolverse las sociedades contemporáneas. “El mejor ejemplo es el estremecimiento que vive Europa. Nuestro propósito es aportar a este debate; influir, poner ideas en circulación desde la tribuna universitaria”.
El doctor Mauricio Dimant, del Instituto Truman de la Universidad de Jerusalén, expresó que la relación entre la diáspora y el país de origen es “compleja”, y la complejidad es más internacional que nacional.