Carlos y Camilla por encima de presiones

Carlos y Camilla por encima de presiones

 POR ANNA PELEGRÍ
LONDRES (EFE).-
El próximo 8 de abril, el príncipe Carlos, heredero de la corona británica, dará el “sí, quiero” al amor de su vida, Camilla Parker Bowles, en lo que representa la victoria del amor por encima de las presiones sociales.

Se trata de un final feliz para una pareja que no lo ha tenido fácil, al haber tenido que enfrentarse a la renuencia de la propia Familia Real y de los súbditos británicos, reacios a aceptar una sustituta de la adorada Lady Di y primera esposa de Carlos, fallecida en agosto de 1997 en París.

Finalmente, los enamorados estamparán sobre papel su amor que, según parece, nació en 1970, cuando eran unos veinteañeros, en un campo de polo en el Windsor Great Park (afueras de Londres).

Pese al romance, Camilla, hija de Bruce y Rosalind Shand, se casó con el brigadier Andrew Parker Bowles, en 1973, con quien tuvo dos hijos, Tom y Laura, en un matrimonio que con los años terminaría en divorcio pero dejaría una profunda amistad.

Su vida de casada no le impidió seguir al lado del príncipe Carlos como una de sus mejores amigas, y los rumores cuentan que incluso le ayudó a escoger a su esposa, Diana Spencer, con quien Carlos contraería matrimonio el 29 de julio de 1981, aunque éste no olvidaría llevarse una foto de Camilla a la luna de miel.

Tras el nacimiento del príncipe Guillermo (1982) y Enrique (1984), la palabra “crisis” empezó a aflorar en la prensa sensacionalista, que dio cuenta del hastío de Diana respecto a la amistad que se profanaban los ahora prometidos.

El culmen de sus desavenencias lo precipitó el llamado “Camillagate”, en 1992, cuando una mano anónima, –las malas lenguas apuntan a los servicios secretos-, filtró a los medios las conversaciones telefónicas “muy íntimas” y “eróticas” entre Carlos y Camilla.

Ese mismo año, el entonces primer ministro conservador John Major anunció en el Parlamento la separación “amistosa” entre lady Di y Carlos, una información que precedió el reconocimiento del príncipe de haber cometido adulterio y al divorcio de Camilla con su brigadier en 1995.

Legalmente, Carlos, que obtuvo el divorcio en 1996, y Camilla se convirtieron en personas libres para expresar su amor en público.

Sin embargo, la calidad del príncipe como heredero de la corona y la adoración de los británicos por lady Di impidió que éstos recibieran con los brazos abiertos a Camilla.

Tras la muerte en accidente de tráfico de Diana, el 31 de agosto de 1997, la pareja esperó todavía dos años antes de aparecer en público por primera vez, en el Hotel Ritz de Londres, con motivo de una fiesta de cumpleaños.

Los logros de la pareja para ser aceptados por la Familia Real y los británicos, todavía anclados a la memoria de lady Di, se fueron dando con cuenta gotas.

No fue hasta el año 2000 cuando la reina Isabel II reconoció la relación de su hijo asistiendo a un acto en el que Camilla estaba presente en Highgrove, la residencia campestre de Carlos en Gloucestershire (oeste de Inglaterra).

Desde su primer contacto en el club de polo de Windsor en 1970 han pasado más de 30 años, pero hoy, jueves, la residencia del príncipe Carlos anunció lo que puede ser la boda del siglo.

El propio príncipe ha llegado asegurar que su vida sentimental ha sido como “una tragedia griega” por el sufrimiento de no poder estar, desde el principio, con la mujer con quien comparte afinidades culturales y deportivas, desde la arquitectura antigua hasta la caza de zorros, y sobre todo, un profundo cariño.

Su enlace representa a la vez el eco de una relación amorosa, extramatrimonial, que mantuvieron la bisabuela de Camilla, Alice Keppel, con el bisabuelo de Carlos, el rey Eduardo VII, según la prensa británica. EFE

ENCUESTA

Los británicos reaccionaron divididos ante el inesperado anuncio de la boda entre el príncipe Carlos de Inglaterra y Camilla Parker Bowles, el próximo 8 de abril, según las primeras encuestas electrónicas de los medios de comunicación.

El sondeo de la cadena BBC, en su versión de Internet, reflejaba esta tarde que el 63 por ciento de los británicos aprueba el enlace, tras el voto de unas 90.000 personas.

Los datos que divulga la página electrónica del rotativo The Guardian son menos optimistas, puesto que un ajustado 52 por ciento da su beneplácito al matrimonio en segundas nupcias del heredero de la Corona británica con la que ha sido su compañera, amiga y amante durante 30 años.

En cambio, parece que los escoceses son más reacios a la unión, que se celebrará en Windsor (afueras de Londres), puesto que la encuesta del “Scotsman” revela que siete de cada diez ciudadanos están en contra.

Pese a la noticia anunciada hoy, jueves, y ampliamente aireada por los medios de comunicación de todo el mundo, los británicos han reaccionado con poco entusiasmo al enlace de Carlos y Camilla.

La sociedad británica, todavía anclada a la memoria de la primera esposa del príncipe, Diana de Gales, fallecida en accidente de tráfico en 1997 en París, nunca ha acogido con los brazos abiertos a Camilla, de 57 años y divorciada.

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