De porte altivo y de exquisita elegancia, doña Carmen Heredia de Guerrero es portadora de una imponente personalidad, que sin ser arrolladora, provoca respeto y la admiración de los demás. A sus años, aún conserva inalterable ese garbo y delicadeza que identifica a las bailarinas clásicas, y su rostro destella la plenitud de una vida llena de satisfacciones, tanto en lo que corresponde a su carrera profesional, como en el ámbito familiar, donde sin dudas, ha encontrado el climax de sus alegrías más selectas.
Proveniente de una familia donde el arte y la cultura formaban parte de sus vidas, desarrolló una intensa pasión por el arte, en especial por la danza, aunque la música y el teatro también formaron parte de sus más intensas preferencias. Quizás por esa sensibilidad que caracteriza a los artistas, el amor, el verdadero amor, llego temprano a su vida, y supo entretejer y danzar sus variados matices, conformando una familia que es hoy su orgullo y su más profunda felicidad.
Ella es hoy una de las madres elegidas para compartir su historia, una historia con el común denominador del amor que genera la maternidad y la lucha por transitar los tiempos de cada uno de sus hijos con absoluta libertad, sin perder de vista los inalterables principios de sus ancestros.
Hábleme algo de sus recuerdos más viejos, esos que le han marcado en su vida.
Viví en un hogar feliz. Recibí de mis padres todo el amor del mundo. El hecho de ser padres añosos, mi madre tenía 40 años cuando yo nací, mi padre 47, quizás los hizo ser más abnegados y extremadamente cuidadosos. Recuerdo la felicidad que sentía los días de mi cumpleaños, partir del cuarto -primero que registro en mi memoria- era un día de mucho ajetreo, mi madre dándole los últimos toques al vestido mi padre trayendo el bizcocho, los refrescos y las golosinas.
Paradójicamente cuando sufrí la varicela y luego el sarampión, esos días de enfermedad fueron felices e inolvidables, pues esperaba ansiosa el medio día la llegaba de papá que me traía algún juguete o libros de cuentos. La navidad en mi hogar era un tiempo especial; mi padre era comerciante y para ese tiempo importaba juguetes y fuegos artificiales, lo que hacía que disfrutáramos ese día de Noche Buena y Año Nuevo, y el Día de Reyes con la gran cantidad de juguetes que nos dejaban los Magos de Oriente.
Además de mis padres y hermano, vivía con nosotros mi abuelo Mariano, que había nacido en Palencia, España. Era mi abuelo todo un personaje, conversador, ameno, narrador de historias y anécdotas de su tierra, que nos emocionaban Era un amante de la música, pero la ópera era su pasión. Al levantarse ponía en su vieja vitrola Telefunken, los grandes discos grabados de un solo lado, y mi hogar se llenaba de valses vieneses y danzas. En las noches, le acompañábamos a escuchar las grandes voces de principios de siglo: Caruso, Gigli, Pascuale Amato o la Galiicurci. Llevada de su mano vi por primera vez una obra de teatro, que se presentaba en la Casa de España.
¡Nunca olvidaré la impresión que me causara, y las explicaciones que él me daba! Un momento inolvidable de mucha paz y solaz, era el que disfrutábamos toda la familia luego del almuerzo, cuando nos reuníamos en la habitación de nuestros padres a escuchar La Hora Mística, un encuentro obligado con los clásicos. Los domingos, el abuelo Mariano escuchaba la ópera que cada domingo transmitía La voz dominicana, lo que nos acercó a ese mundo desde pequeña.
Pero uno de los recuerdos más vivos fue una noche en que fuimos todos a visitar el Parque Colón, donde se presentaba la Academia de Ballet Flor de Oro Trujillo, que dirigía la inolvidable Magda Corbett. Fue mi primer encuentro con la danza. ¡Quedé fascinada! y mi madre, al día siguiente, me llevó a inscribirme en la Academia de Madame. Desde entonces, la danza no se ha apartado de mí. En fin, son incontables los recuerdos que vienen a mi memoria, están ahí, se resisten a desaparecer, se ahondan cada día como nombre grabado en la corteza, testimonios de ese tiempo feliz y lejano de mi infancia, junto a mis adorados padres. Al escribir estas líneas no he podido evitar que una furtiva lágrima asomara a mis ojos.
¿Qué soñaba ser de pequeña? ¿Alguna vez soñó con lo que es hoy?
Una ballerina. Pero también, siempre me gustó el arte y escribir.
Ha transitado el camino del arte y la cultura. ¿Qué satisfacciones le han dado?
¡Muchas! Amo las artes y disfruto de todas sus manifestaciones. La vida me ha llevado a dirigir
Instituciones artísticas y todas me han dado satisfacciones. Mi primer cargo en cultura fue como Sub-Directora del Museo de las Casas Reales.
¿Esta inclinación por el arte es heredada?
¡Definitivamente! Mi abuelo era un artista. Fue administrador del Teatro La Republicana, donde se presentaban los grandes artistas que venían al país a principios del siglo pasado. Mi madre era pianista y profesora de piano, en su natal Santiago. Ella nos enseñó solfeo con el método Slava y luego con el Pozzoli, y cuando entramos a estudiar violín en la Escuela Elemental de música, nos colocaron en tercer año de solfeo. Mi tio Salvador Heredia era cantante lírico con tesitura de barítono. Fue el primer dominicano que se graduó en el Conservatorio de Santa Cecilia de Roma, como Barítono de Opera. Mi abuelo materno, Anton Ottenwalder Lanmann, había nacido en Alemania, y fue profesor de piano de mi madre en los primeros años. Mi hermano Mario, es un reconocido actor teatral.
¿Cuándo llegó el amor a su vida?
A los 14 años, cuando conocí al que por 47 años ha sido mi esposo.
La faceta del matrimonio y la construcción de su familia ¿cambiaron sus planes?
No. En mi matrimonio encontré siempre el apoyo de Bosco para todos mis proyectos.
¿Cuál es su opinión sobre la familia?
La familia lo signifi ca todo. Creo que sin la institución de la familia, la sociedad estaría perdida.
¿Qué papel juega usted en su familia?
Esa pregunta tiene diferentes respuestas, según las diferentes etapas de mis hijos, pero me conforta pensar que siempre he sido importante para ellos, la persona incondicional con la que siempre han podido contar. Con el paso del tiempo, percibo con un dejo de vanidad, cierta admiración por parte de mis hijos, cuando evalúan mi trayectoria.
En un mundo tan claramente materialista y demandante como el que vivimos, ¿Cómo se afecta la familia?
Es innegable que las familias que no tengan consciencia de sus valores, podrían dejarse arrastrar fácilmente por la vorágine de este capitalismo salvaje como dijera Juan XXIII.
¿Qué valores son indispensables para lograr la unión familiar en una sociedad que atenta contra ello?
El respeto mutuo como valor fundamental, la sinceridad, el amor y la lealtad.
¿Cómo defi niría su familia?
Voy a utilizar la definición muy gráfica que hace una querida amiga con mucho ingenio. Cuando se refiere a mi familia, dice: Ustedes son un verdadero comité de base, a lo que yo agrego: pero de un Partido disciplinado, que lucha por el bien común. Somos lo que se conoce como una familia funcional, producto de un matrimonio real, que le ha dado el soporte emocional. Si algo identifica a mi familia es, la solidaridad.
¿Cómo ha logrado traspasar y mantener la unión de su familia?
En base al amor y al cariño inconmensurable que nos profesamos, y respetando fundamentalmente las individualidades.
¿Cuál considera es la importancia de la figura materna en el seno familiar?
Es el centro alrededor del cual giran los intereses, las alegrías y las tristezas de todos.
¿Se considera una madre moderna, o muy atada a los valores tradicionales de sus ancestros?
Entiendo que soy una madre de mi tiempo y el tiempo hay que analizarlo en su desarrollo. Los valores de nuestros ancestros que nos formaron, son transmitidos a través del cedazo del tiempo, que lo cambia todo en la forma, pero no en la sustancia.
¿Cómo evalúa su método para educar a sus hijos? ¿Se siente satisfecha?
Por los resultados, muy satisfecha, a pesar de pequeños reveses que escapan a nuestro control.
¿Cómo quisiera que la recordaran sus hijos y nietos?
Como soy
¿Cuál diría que ha sido su fórmula para lograr una familia modelo?
La fórmula mágica es el amor, la educación, el apoyo y el estímulo de la auto estima, en cada uno de ellos.
¿Cómo definiría la maternidad?
Como la mayor felicidad y realización y el mayor compromiso.
¿Cómo defi niría el amor? ¿El amor de madre? ¿El amor a su compañero? ¿El amor de abuela?
El amor es lo que le da sentido a nuestra vida en todos los aspectos. El amor de madre, abnegado. El amor al compañero, compartido y solidario. El amor de abuela, una extensión del amor a los hijos.
En esta etapa de su vida,¿Cómo se siente y qué siente que le falta por cumplir?
Me siento realizada en todos los aspectos, pero consciente de que aún puedo dar mucho más.
En el arte, ¿Por cuál disciplina se inclina?
Todas las artes me apasionan: la música, el teatro, pero desde luego, la danza es mi preferida.
Usted ha tenido importantes cargos en el ámbito cultural, y el último fue como Directora del Teatro Nacional. ¿Qué satisfacciones le han dado estos triunfos?
Muchas. En cada uno de mis cargos lo he dado todo de mí y he tenido grandes satisfacciones. Cada cargo que he desempeñado lo he conseguido con mi trabajo en el sector cultural y mi trabajo político, nada se me ha dado gratuitamente. Como Directora Artística del Teatro Nacional durante el período 2000-04, me satisfizo mantener una programación excelente, en la que se alternaba lo clásico y lo popular.
En lo clásico, me llena de orgullo el haber presentado óperas y zarzuelas, las cuales han desaparecido de su programación. El 2002 fue de grandes logros, excepcional, el año más importante para la lírica en nuestro país, cuando presentamos en diferentes fechas a Los Tres Tenores: Luciano Pavarotti, Plácido Domingo y José Carreras, también al tenor dominicano Francisco Casanova. Ese mismo año llevamos a escena la ópera Rigoletto.
Hicimos tradición con el Ballet Cascanueces, y la Villa de la Navidad. Otro gran espectáculo producido que nos llenó de placer, fue la Cantata Escénica Carmina Burana, en la que unimos, Sinfónica, Coro, líricos y Ballet Nacional. Otro momento memorable fue la presentación del Teatro Lírico de La Habana y el Ballet Nacional de Cuba. Me llena de satisfacción el haber rendido homenaje al artista dominicano, cuando inauguramos las Galerías: del Teatro, de la Lírica, de la Danza y de la Técnica. En el plano administrativo, entramos en la modernidad cuando automatizamos la boletería del teatro. Enumerar todos los logros sería imposible, pero para gran satisfacción nuestra, todo el trabajo realizado en el Teatro Nacional, esta recogido para la posteridad, en la Revista Teatro, que publicamos todos los meses durante nuestro período de cuatro años. Estos documentos son fundamentales, porque la memoria es traicionera, pero lo que escrito está, queda por siempre.
LO DEFINES
Ser madre es La mayor realización
La familia es El centro del universo
Ser abuela es ser madre dos veces
Mi esposo es mi compañero
La danza es La Vida, en un nivel espacial
El amor es el élan vital
Vivir es amar.
Lo primero que haces cuando te levantas
Pensar en lo que haré en el día, programar el trabajo.
Un vicio confesable…
El chocolate
Un lugar pendiente por visitar…
Australia
Una ciudad para vivir…
Madrid
Un libro de mesita de noche…
Ella es capaz de disfrutar la plenitud
De cerca…
El rey Lear, de Shakespeare
Un personaje que admiras…
Mahatma Gandhi
Un buen recuerdo…
Taormina, Sicilia
Algo que te quita el sueño…
Algún conflicto familiar
Algo que te hace llorar…
La muerte de un ser querido y la impresión que me produce alguna manifestación artística.
Un color…
Azul
Un accesorio…
Aretes
Lo que nunca te falta…
Un plan
Algo que quisieras cambiar
La incomprensión
Tu sello, lo que te identifica
Mi carácter
El día más bello
El de hoy
La cosa más fácil
Soñar
El mayor obstáculo
La falta de tiempo
La raíz de todos los males
La miseria material y humana
La distracción más bella
Un buen ballet
La ruta más rápida
La verdad
La peor derrota
La inesperada
La fuerza más potente del mundo
El amor
Lo que te hace más feliz
La unión de mi familia.
Epilogo
Ella es capaz de disfrutar la plenitud de las más exquisitas manifestaciones artísticas y transitar los caminos del éxito profesional, pero su escenario preferido ha sido y sigue siendo, las paredes antiguas de un hogar construido con esmero, dedicación, sacrificios, valores, y sobretodo, amor. Esa obra monumental que se conforma con sentimientos y entrega, es su obra maestra, y la innegable consumación de sus más caras ilusiones. Su esposo Bosco, compañero entrañable durante 47 años, ha sido el soporte invaluable que le ha permitido dar rienda suelta a sus sueños, y es ese árbol frondoso y firme, donde aún deposita sus ilusiones y encuentra el motor de sus aspiraciones.
Sus hijos son el resultado de un amor sin condiciones, y sus nietos, la renovacion de la ternura. Pero ella se da el lujo también de mirar atrás, y nutrirse de recuerdos familiares gratos y tan fuertes, que han logrado formar las raíces de un verdadero tronco familiar, donde se reverdecen cada segundo los principios y las alegrias que constituyen una familia, pero sobretodo, la fortalecen y la convierten en el eje de un proyecto único e insustituible:
El exquisito arte de ser Madre.
FOTOGRAFÍAS: CLAUDIA VERAS