Carmen Santos Corporán lleva 16 años como guía en las Cuevas del Pomier

Carmen Santos Corporán lleva 16 años como guía en las Cuevas del Pomier

San Cristóbal.- El amor a la naturaleza y al medio ambiente inspiran a Carmen Santos Corporán a recorrer cada día, durante 16 años, la Reserva Antropológica Cuevas de Borbón o del Pomier, en San Cristóbal.

Esta guía, quien se define como una eterna enamorada de estas cuevas, ha luchado para que éstas se conserven como un patrimonio de la humanidad.

Con 33 años, madre de tres niños y profesional de la educación, Carmen recibe turistas nacionales y extranjeros que visitan Las Cuevas del Pomier, y les comparte su historia, evolución y la importancia que tiene para el país y la humanidad que las mismas se preserven para las futuras generaciones.

Se inició como guía en el mundo de la espeleología de la mano Domingo Abreu Collado, con apenas 17 años. Además colabora en el Centro de Cultura de la Capital Prehistórica, en el Pomier.

“Domingo Abreu incentivaba a los y las muchachas a que nos integremos a la lucha por la preservación y conservación de los recursos naturales. Yo tenía como 14 años y como yo otros muchachitos que solo estábamos en la escuela nos motivamos. Ni siquiera tenía idea que era una cueva pero después que fuimos involucrándonos me encantó al ver que la belleza de las pictografías rupestres, pero desde niña a mí lo que me gustaban eran las aventura por eso cuando me hablaron me meterme en las cuevas dije que sí”, expresa Carmen.

Dice que la experiencia  de estar como guía en las Cuevas del Pomier le ha permitido  recibir capacitaciones en Espeleogrupo en pinturas rupestres y pictográficas, y ha aprendido a usar los equipos de luces y de introducción a las cuevas verticales, señala.  

“Me gusta lo que hago, a lo que he dedicado todos estos años de mi vida. Explicarles a quienes visitan no sólo estas cuevas sino hablarles de la comunidad del Pomier, que estas cuevas son parte del legado que nos dejaron nuestros antepasados indígenas”, expresa.

Asegura que desde que se inició en la tarea de conservación de las Cuevas del Pomier contó con el apoyo de su familia. “Mi mamá ha sido una colaboradora para que el medio ambiente en la comunidad se preserve, por eso siempre he tenido el apoyo de ella, y de mis hijos que también comienzan a tener inclinación hacia el amor que se le debe tener a la naturaleza. Las Cuevas de aquí del Pomier son mi vida”.

Carmen considera importante el trabajo de conservación y recuperación que ha venido desarrollando el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales conjuntamente con Espeleogrupo. “Ahora esperamos que dentro de poco los turistas nacionales y extranjeros vengan a conocer Las Cuevas del Pomier”. 

Ramón Antonio Tejeda (titico), guía compañero de labores de Carmen, reconoce la capacidad de ella para tratar a los visitantes, ofrecerles todas las informaciones sobre Las Cuevas del Pomier, pero sobre todo la entrega, sacrificio y amor que ella tiene por la Reserva Antropológica Cuevas de Borbón o del Pomier. “Somos amigos creo que desde que nacimos porque nos hemos criado juntos en la comunidad. Ella es un gran ejemplo de superación y compromiso”.             

Carmen puede ser considerada como la persona de mayor capacidad de El Pomier en la práctica de una disciplina que se presenta como especializada para hombres, principalmente en lo relacionado con el acceso a grandes profundidades. Incluso, Carmen presenta mejores capacidades que otras dominicanas organizadas en la Espeleología, expresa Domingo Abreu Collado, coordinador del Grupo Espeleogrupo.

Señala que “su mismo físico, perfil y fenotipo hacen sospechar de cierta descendencia o relación personal con la población indígena que habitó esa parte tan importante y de tanta riqueza cultural de la provincia San Cristóbal”.

Expresa que la facilidad de Carmen en el aprendizaje y en la interpretación de los motivos rupestres, sumada a las habilidades casi naturales demostradas en el manejo del equipo espeleológico de progresión en las cavernas, la ha colocado rápidamente a la cabeza del nutrido grupo de niños y jóvenes que hace más de 15 años se iniciaron en el conocimiento de las cavernas de los parajes El Pomier, Naranjo Dulce, Enmanuel, Los Corozos y otros de la sección Borbón.

Hoy, muchos años después, Carmen es una especie de modelo de identidad con el entorno en que ha vivido, identificándose además con el trabajo voluntario que se realiza en el Centro de Cultura de la Capital Prehistórica a favor de niños y niñas que hoy van aprendiendo sobre las características especiales: naturales, espeleológicas y rupestres, de un paraje que fue el centro místico y religioso de la población indígena caribeña.

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