Carmen Sevilla y cines ocoeños

Carmen Sevilla y cines ocoeños

Donald Guerrero Martínez
Hay siempre una rendija por la cual penetra la nostalgia del ayer pueblerino. La nostalgia llega hoy en la figura de la actriz el cine español Carmen Sevilla. Ella protagonizó la película Gitana tenías que ser con que fue inaugurado, hace más de cincuenta años, el último de seis cines habidos, hasta donde tengo conocido, en San José de Ocoa.

Hace varias semanas veo a esa señora entre los participantes en un concurso de baile -¡cuántos años tendrá?- que transmite la televisión española cada lunes. Es obvio que se trata de un concurso para gente joven. Pero ahí está, fresca como el primer guandul, Carmen Sevilla. También un señor canoso, no de tantos años como han de ser los de ella, pero de muchos más que el resto de los concursantes.

Los bailes interpretados son pasodoble, vals, salsa, foxtrox, hip hop, tango, one step y rock and roll.

La señora Sevilla no es, en modo alguno, una mujer con la edad de las que generalmente van a bailar en programas televisuales. Y ese es el detalle que llama la atención. Con su participación, ella demuestra, entusiasmo, y lógicamente las “tablas” que todavía le quedan de la época en que filmaba películas. Quiero decir que luego de varias semanas de concurso, no ha sido descartada. Cualquiera que haya visto las transmisiones puede afirmar que no mantiene su participación por piedad del jurado. En lo que parece ser un gesto humilde, ella ha dicho que no quiere ser la ganadora.

El concurso se asemeja al round robin del béisbol. Todos bailan con todos. Para la semana siguiente, el jurado selecciona cuál música se bailará, y quienes serán pareja. Hasta el momento, a la señora Sevilla no la han juntado con el señor canoso.

Ver a Carmen Sevilla bailar en el concurso citado, me ha recordado los cines de mi pueblo… Cinco de ellos operaron en casas de madera, y tenían sillas de guano. El otro lo construyeron con blocks y lo dotaron de butacas. Se denominaba Rhadamés, y como inició sus operaciones en pleno apogeo de la era que era, no hace falta decir en honor de quién se le dió el nombre. Liquidada la tiranía 1930-1961 se le designó Rhand, nombre del único varón del matrimonio del propietario. Otra cinta exhibida en el Rhadamés fue La violetera, de la actriz también española Sarita Montiel.

El más antiguo de los cines, en la calle San José, existió en tiempos del cine mudo. Allí ví por vez primera una película de vaqueros, protagonizada por Tom Mix. Ocupaba una casa de Liquito Pimentel, contigua a la de su vivienda, que después fue habitada por el matrimonio Soto-Pimentel. En la misma calle, entonces esquina 12 de Julio, ahora Manuel de R. Pujols, funcionó en cine propiedad de un señor apellido del Giudice. Allí se proyectaban las películas del trío Los Panchos. El local había sido antes escuela pública.

Hubo tres cines en la calle Duarte, todos en la acera Norte. Uno, en un caserón en cuyo solar fue levantado el local que ocupa hoy la parada de guaguas, muy próximo al parque y la iglesia… Otro en la esquina con Altagracia, casa de doña Gloria Casado, todavía en pie, y el otro en una casa pasada la esquina Colón. En el local de la esquina Duarte-Altagracia estuvo alguna vez la academia municipal de música.

En el primero de esos ví una película de la actriz italiana Silvana Mangano, famosa por sus pronunciadas curvas anatómicas; en el segundo, Sin noivedad en el frente, film basado en la II Guerra Mundial, y en el tercero, El Peñón de las ánimas, protagonizada por el astro mejicano de la canción Jorge Negrete y la “tremenda” María Félix.

Era usual colocar en algunas esquinas el anuncio de las películas, en un marco semejante al “burro” de los quinieleros. En la acera del local del cine se desplegaban fotos de los artistas. Ya no hay cines en mi pueblo. Tampoco en muchas otras ciudades. La televisión se tiene como causa de su decaimiento y posterior desaparición.

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