MÉXICO. La cinta de Rigoberto Perezcano cumple con las características clásicas de un thriller: hay un asesinato por resolver y pistas que buscar, pero todo sucede dentro de la comunidad transgénero de Juchitán, Oaxaca, cuyos miembros son conocidos como muxes.

Perezcano, de etnia zapoteca y nacido en Zaachila, Oaxaca, retoma aspectos de su estado natal en su segundo largometraje tras “Norteado” (2009). “Me propuse al inicio de mi carrera que iba a hacer una trilogía oaxaqueña, esta es la segunda, filmo una más y yo creo que no vuelvo a tocar temas fílmicos oaxaqueños, por lo complejo, por lo loco que puede resultar”, dijo el director en una entrevista reciente con The Associated Press.

“Acercarse a una comunidad como Juchitán que tolera, acepta, permite, convive, lleva y trasciende la homosexualidad y el travestismo me parece un ejemplo a seguir y de ahí la emoción de tomar este tema”. Filmada en Juchitán, Tehuantepec y sus alrededores en 2012, la cinta fue galardonada el año pasado en el Festival Internacional de Cine de Morelia como mejor largometraje mexicano y se estrena el viernes en México, mientras HBO la adquirió en Estados Unidos para ser presentada próximamente.

Si bien pretendían abordar la vida de los muxes, quienes son considerados un tercer sexo en Juchitán, crear una sensación de miedo e incertidumbre era el cometido de la película a decir del director, cuyo guion fue galardonado este año con el Ariel, el equivalente mexicano a los Oscar. Perezcano necesitó varios años para completarlo. “Es un guion que no fue nada sencillo, es un guion que mucha gente me decía `ten cuidado porque te estás metiendo a un laberinto que quién sabe cómo salgas”’, apuntó el también documentalista.

“Sin embargo, me gusta crearme retos como realizador… quería escribir teniendo la voz de un travesti y a la par tener la voz de un asesino y a la par hablar de tolerancia y a la vez hablar sobre lo que refiere intolerancia y suspenso. Es un mundo muy extraño, pero creo que ahí está”.