Carnaval electoral

Carnaval electoral

El proceso electoral dominicano guarda similitud al carnaval que se celebra el 27 de febrero por su colorido, euforia, bebentina y caretas multicolores que ocultan los rostros de quienes adoptan poses y características que nada tienen que ver con su verdadera personalidad e intenciones.
En los caravaneos nuestros políticos brincan, bailan y lanzan besos a las multitudes que se suman al can, saludando y vitoreando a los distintos candidatos que se pasean por las maltrechas calles de nuestros empobrecidos barrios, haciéndoles el juego a todos por igual.
Cuando los candidatos bajan de sus lujosos vehículos, se mezclan con la multitud, cargan niños, besan ancianas, estrechan manos y frisan en sus rostros una eterna sonrisa aunque en la primera oportunidad se pasan presurosos por las manos y el rostro un pañuelo con alcohol.
La gente está consciente, pero igual, se acercan a estos con la esperanza de recibir alguna dádiva para la comida del día o para un pote de ron. Los motoristas portabanderas tienen asegurados esos incentivos y trabajan con todos los partidos.
Los pobres saben que esa es la única oportunidad de tener cerca y saludar a esos señores quienes una vez son elegidos o reelegidos en los cargos, son difíciles de ver hasta por sus compañeros de partido y qué decir del ciudadano común ajeno a la política.
Los políticos, con escazas excepciones, subestiman la sabiduría popular y cuando hablan prometen cosas que en sus oportunidades nunca intentaron hacer, y los que no han ocupado posiciones públicas ofrecen tanto que les resultaría imposible cumplir.
Así el carnaval electoral continúa…… el pueblo inteligentemente observa y el 15 de este mes, tomará su decisión.
El pueblo inteligentemente observa y el 15 de este mes tomará su decisión

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