CARNAVAL EN EL PARQUE

CARNAVAL EN EL PARQUE

MEl carnaval está aquí, con las impresionantes fotografías de Mariano Hernández, artista nuestro que se ha especializado en la escena carnavalesca, dominicana y caribeña.
Las rejas oscuras del parque Independencia se visten hoy de color, de alegría, de magia, y un desfile fascinante de íconos anima el sitial más emblemático de Santo Domingo. Lo han devuelto con las obras de Mariano y gracias al Ministerio de Cultura, al arte público, al arte y al público.
Un recuerdo presente. El parque Independencia es espacio inevitable, abierto, tradicional, patriótico, popular.
Durante algunos años, sus verjas, otrora discutidas en la remodelación del 1976, sirvieron de soporte a paneles fotográficos con un propósito documental y artístico.
Para instalar las fotografías, construyeron, sobre la verja, enmarcados metálicos y un sistema de iluminación. Fue iniciativa especial de la Embajada de Francia, para presentar la célebre exposición “La Tierra vista desde el cielo” del fotógrafo francés Yann Arthus-Bertrand.
Luego, la instalación fue donada por la embajada a la entonces Secretaría de Estado de Cultura. El parque Independencia se convirtió en una magna galería, accesible a todos, todos los días y a todas horas. Cuando finalizaba una muestra, la gente esperaba la próxima. Varias exposiciones provocaron el entusiasmo de incontables visitantes y transeúntes.
Se sucedieron reproducciones de pinturas del Louvre, del Prado y del Vaticano, fotógrafos famosos, hasta gestas históricas dominicanas como la vida de Juan Pablo Duarte y la Revolución del 1965. No obstante, sin explicación institucional, las instalaciones se degradaron, la electricidad falló, la trivialidad imperó, y desapareció lo que hubiera podido ser maravilloso espectáculo, permanente, divertido, educativo, de variaciones infinitas.
Repentinamente, el parque-galería al aire libre resucitó, con intenciones mejores que los resultados. Fue la estupenda e inolvidable exposición de aves, “Alas y colores”, que marcó su renacimiento con un compromiso ecológico y estético.
Ahora, la muestra de Mariano Hernández reanuda propósitos, cualidades y esperanzas.
El carnaval. En el carnaval, el cuerpo entero es un territorio de arte, transformado física y psicológicamente. Se mueve, se detiene, marcha, baila, solo y en grupo, al compás de la música y de ritmos interiores. Se le disponen capas pictóricas, adornos, accesorios, atuendos, vistosos siempre y asombrosos a veces. La metamorfosis corresponde a una tradición secular, enriquecida por la creatividad popular contemporánea.
Así lo expresa Juampa, teórico y figura estelar de la fiesta: “Lo importante es la base creativa, no los lujos que pueda llevar el disfraz. Con cualquier elemento se puede trabajar: botellas vacías de plástico, vainas de acacia que aparecen en la calle…”
Tocados estrambóticos, adornos surrealistas, peinados impactantes, maquillajes sorprendentes transforman a los protagonistas, pero los disfraces siempre realzan sus fisionomías respectivas, perteneciendo a personajes e identidad triunfantes, aunque se han introducido semblantes externos, “formidables” y casi espeluznantes que se van “criollizando”.
Una creatividad exuberante, donde el legado ancestral predomina en gestos y atuendos, ritmos y ritos, reivindica no solamente las raíces africanas, sino una riqueza étnica y estética plural, Así lo muestra la exposición fotográfica de Mariano en el parque Independencia.
Mariano Hernández, maestro –aunque en su modestia le moleste esta calificación–, ha perennizado esta transfiguración asombrosa.
Su lente experto, inagotable, apasionado, los capta admirablemente. Indudablemente especialista en la fotografía de la escena carnavalesca, este género le ha ganado una reputación internacional.
Vemos, en grandes fotos, cómo Mariano se interesa, en sus obras personales –sin un encargo definido–, por formas y formatos de máscaras, tan inesperados como ingeniosos en sus materiales, reales-imaginarios, que pueden ser humildes ingredientes, vueltos deslumbrantes gracias al reciclaje carnavalesco.
Hay que mirar detenidamente cada uno de estos íconos y su hechizo transformador de cáscaras de fruta a gafas de sol, higüeros vueltos metáforas patrióticas, semillas mutando en arborescencias, envases y tapas sublimados en joyas, trapos, papeles y desechos irreconocibles. Y el “papier maché” haciendo maravillas: ¡cuánto admiramos aquel pez en la ventana!
El artista llega más allá de los personajes tradicionales, los reinventa sin jamás traicionarlos, explora y exalta tanto su propio genio fotográfico como el ingenio de los modelos. No dejamos de buscar y encontrar a Juampa, ¡héroe y amigo!
Justo es afirmar que el repertorio visual de Mariano Hernández posee una expresión y una fuerza poderosísimas, coexistiendo concentración y frenesí aunados, hallazgos propios e incontenible sincretismo visual del arte popular –real- maravilloso, surrealista y extravagante aun–. Los cuadros expuestos convierten naturalmente instante y enfoque en resultante estética y deleite perceptivo, sus ritmos causan hasta la ilusión de la música, de la marcha, del baile.
Bravo para Mariano –¡con su nombre basta!–, reportero y documentalista, testigo y creador, que, en el parque Independencia, destaca a ambas personalidades, la suya y la de los actores del carnaval dominicano.
Un compromiso
Auspicio
El Ministerio de Cultura ha auspiciado la muestra de 50 fotografías de Mariano Hernández, esperado reconocimiento a su talento y dedicación.
Instrumentaron este evento la viceministra Edily y el director general de Carnaval, Reyes Moore. Se informó que anualmente presentarían en el parque Independencia una exposición individual de un artista del lente que haya ilustrado en la fotografía el carnaval dominicano.

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