Carretera a Sabana de la Mar es una secuencia de agujeros

Carretera a Sabana de la Mar es una secuencia de agujeros

POR MARIEN ARISTY CAPITAN
SABANA DE LA MAR.-
Uno de los principales problemas de la comunidad sabanalamarina es la condición de las carreteras que conducen hacia ella: son una secuencia de hoyos, de terreno sin pavimentar y escasa seguridad. Pero no es necesario llegar hasta Sabana de la Mar para entender cuál es la realidad que enfrentan quienes viven aquí puesto que la vía se torna difícil en cuanto se deja la Autovía del Este y se toma la ruta que lleva a Hato Mayor.

Todo comienza con una secuencia de hoyos que pueden poner en aprietos a cualquiera que no conozca esta carretera: hay tantos agujeros que pueden encontrarse de cualquier tamaño y profundidad.

Si esto al principio asusta al visitante, la verdad es que es simplemente el preludio de toda una aventura que difícilmente puede ser completada si no se dispone de un vehículo todo terreno.

Después de cruzar por Hato Mayor llegan las emociones más intensas. Vale mencionar que poco después de tomar la carretera Hato Mayor-Sabana de la Mar uno descubre que el vertedero de la ciudad está allí, a cielo abierto como si quisiera saludar a los viajeros.

El vertedero, sin embargo, no es el único que requiere atención. En esta carretera, que fue reconstruida por última vez en el año 1988,  hay puntos que se derrumbaron durante el ciclón Jeanne y todavía aún no han sido reparados: aunque comenzaron con el muro de contención, fue muy poco lo que hicieron de él.

Para colmo de males las piedras que utilizarían para terminar el trabajo fueron dejadas en el lugar y, como han pasado dos años, ya están tan llenas de maleza que ni siquiera pueden verse con claridad. Sólo los vecinos, enterados de la situación, saben qué es lo que se esconde debajo del verdor. Lo más peligroso de todo esto es que a pesar de lo angosto de la carretera por aquí transitan cada día camiones cargados con gasolina y gas propano.

Llena de curvas, con espacios reducidos por los derrumbes, la seguridad se pone aún más en entredicho si se toma en cuenta que no existen cunetas ni barandillas laterales pues también han sido cubiertas por la maleza. ¿Qué hay a cada lado de un largo trecho de la carretera? Puros precipicios.

Cuando se empieza a dejar atrás la loma se llega al primero de los tres asentamientos que hay antes de llegar a Sabana de la Mar: el Quince que, como los demás, no tiene agua corriente ni energía eléctrica. Una vez cruzado el Quince llega la peor parte del camino: el asfalto queda en el ayer y los hoyos se multiplican como por arte de magia. Posteriormente se arriba al segundo poblado: el Veinte. Aquí al menos, según un ajado letrero, se piensa construir un acueducto.

Otro letrero se descubre en El Cabao, o el Veintitrés, en el que se da cuenta de que van a electrificar este lugar. Tan sólo resta esperar que de los letreros, que se reparten a lo largo de todo el municipio según señalaron los vecinos, se pase a la acción.

Instantes después se llega al único pueblo que divide a Sabana de Hato Mayor: El Valle, donde existe un minúsculo pedacito de calle asfaltada. Las vías de resto del pueblo, sin embargo, están en muy mal estado.

Minutos después de pasar por El Valle se llega a Sabana de la Mar, un pequeño pueblo de catorce kilómetros de calles interiores que también requieren de una urgente intervención.

Respecto a la basura, los sabanalamarinos también tienen que ver los desperdicios a cielo abierto puesto que el vertedero está situado justo por donde se toma la carretera Sabana de la Mar-Miches.

Lo más paradójico es que esta es la ruta que deben tomar los turistas que van hasta Sabana de la Mar para embarcarse con destino a Los Haitises. Destrozada, rodeada de las tristes postales que lega la pobreza que le circunda, esta carretera les ofrece una imagen difícil de olvidar.

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