Conforme informó el semanario Clave en su última edición del día nueve del presente mes de octubre, la desde hace tiempo sonada construcción de la carretera Cibao-Sur, ya está hecha.

Fue construida en realidad en la Era de Trujillo, y empalma el Cibao con el Sur por la carretera La Vega-Jarabacoa, y Casabito-Constanza, en el área del Cibao, y por el Sur por la carretera clásica de ese litoral hasta Padre Las Casas, y de ahí un corto trecho hasta Constanza.

También por el Sur subiendo por el Cruce de Ocoa hasta Constanza y la ruta Jarabacoa-Cruce de Los Salesianos, en La Vega.

Los constanceros, individuos laboriosos, empecinados en la producción de ajo, papa, vegetales, flores, vienen reclamando desde tiempo inmemorial la pavimentación y adecuación de su vía hasta Casabito, cuando menos, y ningún gobierno ha materializado esa urgencia, y todos se han disuelto, como agua de borrajas, en aguajes.

Ese pequeño detalle no ha sido resuelto nunca, y ahora se entona con decibeles no bajos la necesidad de construir una carretera que conecte el Cibao-Sur, a un costo de entre US$150 mm a US$200 mm, cuando lo que en realidad procede es construir una paralela a la actual, como se hizo con la autopista Duarte.

El impacto ambiental de que tanto se manosea como principio de construir una obra de esa envergadura, en plena cordillera Central que es el nicho de la madre de las aguadas de la isla Española, sería mínimo construyendo una carretera paralela a la actual y usar una para ir y otra para regresar.

Preciso es determinar también la reducción de los costos de todo lo que se acarreará por esa nueva vía en relación a los actuales que se expenden en los mercados de las zonas y ciudades vinculadas a la influencia de la vía.