Carretera x
La mayor hipocresía de
la Semana Mayor

<STRONG>Carretera x</STRONG><BR>La mayor hipocresía de<BR>la Semana Mayor

POR DOMINGO ABREU COLLADO
Por eso es que la gente no cree ya en nadie, ni en los que llaman a la paz y la concordia, ni en los que claman por la reflexión, y mucho menos en los que fungen de mediadores. Miren este ejemplo de la Semana Santa Pasada.

Recordarán que varios dirigentes políticos y eclesiásticos estuvieron –como todos los años– llamándose unos a otros a que sus partidos respetaran la Semana Santa, que se acogieran a una tregua, y a otros llamados por el estilo. Naturalmente, para ellos la Semana Santa, a diferencia de las semanas comunes, apenas tiene dos días: el viernes y el sábado. Por esa razón se pasaron hasta el jueves en sus julepes y cumbiambas electoreras, utilizando incluso los mismos llamados a treguas como forma de campaña también.

Pues no bien despuntó la mañana del Domingo Santo, cuando ya se habían instalado en algunas carreteras con sus megavoces, bachatas, banderas y saltimbanquis a joderle la vida a los transeúntes, esperando por la riada de vehículos que vendría de regreso durante todo el día desde el interior.

Pero ya los conocemos. Ya sabemos que son así. Ya sabemos que mienten hasta cuando dice su propio nombre. Pero una cosa es que nos mientan e incumplan tan descaradamente y otra es que la autoridad, que está supuesta a hacer cumplir las leyes, las ordenanzas, los decretos y las decisiones oficiales, se hagan de la vista gorda cuando leyes, ordenanzas, decretos y decisiones son violadas tan abiertamente, como ha venido ocurriendo durante las celebraciones de la Semana Mayor.

Comenzando con la venta de licores a todo lo largo de la Semana y la carretera; continuando con los ruidos, y terminando con mandar a la mierda las treguas, los partidos políticos se llevan todos los triunfos en cuestiones de violaciones. Y la Policía Nacional, que aparentemente no sabe cuando la ley es violada, aparece pobremente representada por oficiales en cuya diminuta presencia los partidos realizan lo que se aprecia en la foto, por ejemplo: es Domingo Santo, último día de la Semana Santa, y no hay tregua que valga ni autoridad que imponga el orden o que por lo menos les llama la atención.

Esto de la Semana Santa se puede tomar como el asomo de la hebra de una madeja cada vez más enredada. Me explico, saltarse todas la prohibiciones en atención a las celebraciones de la Semana Mayor, es la muestra de que todas las prohibiciones en todos los aspectos sociales donde debe haber comedimiento, también están siendo ignoradas, convirtiéndose la “vida social dominicana” en una sórdida bacanal del irrespeto.

Quizás los mejores exponentes de este irrespeto sean los conductores, principalmente de vehículos de uso público. Y resultan los “mejores” porque son los que más propósitos violatorios alcanzan: límites de velocidad, semáforos, atropello a los usuarios, falta de higiene en los vehículos, abusos en el cobro, desconocimiento del buen trato a los ciudadanos… en fin, en eso son los mejores.

Pero esa es otra hebra suelta de la madeja de marras, como hay otras muchas. La cosa es que todas esas hebras llevan a un solo destino, que no es Roma, sino las agrupaciones que argumentan estar en capacidad para organizar la sociedad y hacer valer las leyes, las ordenanzas, los decretos y las treguas que ellos mismos se encargan de violentar… a la vista de  todos, en plena carretera.

Aquí hay que estacionarse “a lo ancho”

Si no se puede estacionar “a lo largo”, entonces no hay duda que la única manera de estacionarse aquí es “a lo ancho”.

Porque, dígame usted, ¿qué es lo quieren decirnos los letreristas de la Secretaría de Obras Públicas? ¿Que está prohibido hacer pipí por aquí? ¿Que no se puede hablar por celular estacionado, sino corriendo? ¿Que al que se estacione para tomar una foto le echan par de meses?

Es posible que lo que quieran decirnos es que está prohibido estacionarse entre ese punto donde está el letrero y… digamos, 10 kilómetros  más adelante. Pero además, es posible que quieran decirnos que es un área restringida al estacionamiento por razones de seguridad militar; o porque se están realizando determinadas mediciones de resistencia del asfaltado; o porque… ¡por la vaina que sea! ¡Pero porqué no lo informan debidamente!

Por ejemplo, pudieran decir: “Zona bajo estudio, no se estacione”. ¿No suena más apropiado, más civilizado? O también pudieran decir: “No estacione en la carretera hasta llegar a la advertencia que lo permite”. ¿No creen ustedes? O para ser positivistas, sin decir “no haga esto”; pudiera decir: “En esta vía estacione solamente donde se indique”.

Como que falta gente en Obras Públicas, por lo menos en el departamento de diseño de rótulos, letreros y avisos.

Actualmente las universidades y escuelas tecnológicas están… bueno, no, no actualmente, desde hace años estas instituciones están preparando profesionales de la comunicación, las artes gráficas y otras disciplinas relacionadas con las maneras de decir las cosas, incluso decir las cosas sin que la gente se ofenda, porque también eso hay que tomarlo en cuenta.

Y si seguimos por la ruta de averiguar lo de las universidades y escuelas de artes gráficas habría que preguntar dónde se están metiendo esos egresados, que no están siendo tomados en cuenta para aspectos de comunicación tan importantes como las señalizaciones en las vías públicas, queno solamente tienen que ser visibles, sino también agradablemente comunicativas, y principalmente claramente comunicativas.

Una forma sumamente interesante de la comunicación para las carreteras son los gráficos, las imágenes, las abstracciones gráficas de las ideas que quieren comunicarse.

Solamente ese logro de llevar a una abstracción  una idea de comunicación, y colocarla sobre un letrero de éstos, es ya suficiente para que la gente la obedezca. Hasta por solidaridad o por simpatía con el arte realizado la gente le hace caso, y mucho más caso si lo que se está aconsejando es lógico y se entiende perfectamente.

¡Ay clase media nada solidaria!

¿Ustedes ven a ese tipo vaciando su basura en plena carretera? Pues se trata de uno de los orgullosos habitantes del Residencial Mirador del Este, donde vive gente de clase media, acomodada, que manda sus hijos a colegios pagados, que tiene telecable, que reciben periódicos, que compran revistas en supermercados, que se quejan de la acumulación de basura en los barrios pobres, que protestan porque el río Ozama está contaminado, que habla del calentamiento global para presumir de bien informados, que piensan que la “ecología del país” está jodida… en fin, clase media, la gente más hipócrita que existe.

Si ese tipo, en vez de llevar sacos de su basura a una zona pública, a la prolongación de la Avenida Ecológica, a una zona protegida, como lo es ese farallón, repito, si ese tipo se organizara con sus vecinos y (si no pasan los camiones compactadores del ayuntamiento por su residencial) coordinaran cómo deshacerse de su basura sin contaminar otros sectores u zonas naturales públicas, estarían haciéndole un bien a la ciudad y a su sector. Y hasta es posible que se sintieran mejor consigo mismos en relación con la situación ambiental del mundo y de la República Dominicana.

Pero no. Como lo veis, él prefiere lanzar sus desperdicios en patio ajeno, o como dice Serrat, “para no ensuciar van a cagar a casa de otra gente”, porque así es la clase media.

Por eso, como también dice Serrat: “entre esos tipos y yo hay algo personal”.

Y es que muchas veces no hay otra manera de tomar que de la forma personal. Es más, para lo que estamos viviendo ahora es como para todo lo tomemos de manera personal, porque de otra manera las cosas no funcionan, por ejemplo, si uno se lo deja a las autoridades.

Me explico mejor. Si nos molesta la situación de la recogida de basura en nuestro sector, sea porque no la recogen, por que la recogen mal, o porque creemos que hay una forma de hacerlo que es más beneficiosa, lo único que nos queda por hacer es asumir nosotros mismos, personalmente, el problema que queremos que se resuelva. Ahora, si quieren participar más, pues qué bueno.

Detalles de la cuidad
De conejos, puercos y tarjetas

Lo de los letreros en todo la República Dominicana alguna vez se referirá en la más prolífica antología de la que se tenga historia. Porque, hay que ver la de gráficos que nos gastamos anunciando cosas.

Esta muestra me la envió Piero Espinal Estevez, el mismo de la foto del que arregla gasolina, y la encontró por El Caimito, de San José de las Matas.

Fíjense por dónde anda ya la globalización, la mercadología y el crecimiento económico. En San José de las Matas ya coinciden el alimento genéticamente modificado con la ganadería porcina norteamericana y los conejos que vinieron de Europa, pero además se conecta la comunicación inalámbrica y satelital operada por tarjetas de plástico diseñadas por los japoneses y que se venden junto al maíz oriundo de Suramérica, todo combinado en un lejano pueblito llamado El Caimito, para que no se diga que hasta en nuestras más recónditas aldeas todos estamos conectados al desarrollo y al vejigamiento, mejor conocido como globalización, pero que aquí lo manejamos como nos da la gana, aunque siempre ganen los malos en esta maldita película.

Todavía no sabemos hasta dónde nos llevará este asunto de los transgénicos ni cuanto daño nos hará, pero los estamos consumiendo. No sabemos si alguna vez volveremos a tener puercos criollos luego de esta invasión de puercos gringos. Tampoco sabemos si los conejos que ahora andan silvestres por muchas de nuestras lomas terminarán imponiéndose sobre algunas especies nuestras desapareciéndolas. Y tampoco sabemos si el maíz que nos están trayendo nos hará brotar hojas por los oídos. Pero tenemos (dizque) la mejor  telefonía del mundo, aunque nos cueste sangre.

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