CARRETERA X
La otra fuente del síndico

CARRETERA X<BR><STRONG>La otra fuente del síndico</STRONG>

Ustedes se acordarán de la fuente que construyó el síndico Suberví en la avenida George Washington a esquina la avenida Máximo Gómez, ¿verdad?. ¡Qué maravilla de fuente! ¡cibernética y todo! ¡fluvial y musical! Solo que apenas duró creo que dos semanas navideñas. Y si no me equivoco creo que el costo fue como de siete millones por semana de funcionamiento.

Pues ahora tenemos otra fuente. Está al final (de oeste a este) de la autopista «6 de noviembre», la que viene desde San Cristóbal. ¿La conocen? Sí, esa misma. Esa que están destruyéndole todo lo verde que ostentaba para construirle cualquier vaina en las mismas orillas y aceras. Sabía que se acordarían, pues todo el mundo sabe los chanchullos de ventas de tierras y robo de solares que se armó ahí entre coroneles y generales. Y al final, no importó que hubiera un decreto que la protegía para evitar el paso de vehículos pesados y así alargar su vida útil, y que protegía también ambos lados para que no se arrabalizara. Pues, a la mierda se fue dicho decreto, y han hecho de la que fuera una hermosa carretera ya casi una calle cualquiera.

Pues (¡Diablos!, como se aleja uno del tema), nada, que el síndico del Santo Domingo Oeste le construyó una fuente ahí, al final de allá para acá, que es lo mismo que el comienzo de acá para allá.

Pero si se fijan bien en la foto, la fuente de marras quedó a la misma altura del tremendo estancamiento de agua que se forma en la misma autopista, por lo que no sabemos si se trató de una estrategia del síndico indicado. Es decir, que aprovecha el agua estancada para alimentar la fuente, y así resolver el problema del estancamiento.

Digo, podría ser, pero no funciona. Porque ahora tenemos fuente… pero tenemos estancamiento también, y ocasionando los mismos problemas que antes de construir la fuente.

Yo, que no sé mucho de sindicaturas, hubiera hecho otra cosa. Por ejemplo, le hubiera buscado solución a ese estancamiento de agua antes de construir el parquecito y la fuente. Por una sola razón: mientras por la autopista están pasando a diario cientos de vehículos con miles de personas, que deben estar corriendo el riesgo de un patinazo y el consecuente estrellamiento, al parquecito y a la fuente no va nadie, salvo algún miembro de banda que esté ubicando la salida de algún comerciante para atracarlo fuera de la ciudad.

Alguien me dijo que eso era lo normal. Que los síndicos construyen cosas inútiles mientras se olvidan del objetivo de su elección como síndicos. Es decir, olvidan que fueron electos para organizar la ciudad, limpiar la ciudad, adecentar la ciudad, de manera que la ciudadanía se sienta bien en su ciudad.

Y parece que es cierto, porque desde Higüey hasta Pedernales no he visto más que imbecilidades, como ese puente de muñecas que hay en Higüey sobre un río atestado de basura de todo tipo; estructuras de adorno a la entrada de San Pedro de Macorís mientras la ciudad se anega de agua cada vez que llueve; un Santo Domingo todo taponado por las basuras en sus alcantarillas; esta fuente al lado de un problema como el que vemos… y paremos de contar, que como muestras no necesitamos más.

Por aquí se fueron las promesas

¿Ven ese hoyo en la foto? Pues por ahí se fueron todas las promesas del síndico de Santo Domingo Norte saliente, lanzadas al aire durante su campaña.

Ustedes dirán que nos ha cogido con los síndicos, pero es natural, es que en este mes son las tomas de posesiones en todo el país, y queríamos recordarles a todos los ciudadanos –por los síndicos y autoridades no leen estas cosas – todo lo que prometieron los anteriores, y que no cumplieron; y todo lo que prometieron los que van a entrar, y que tampoco van a cumplir.

Porque señores, tengámoslo claro. Los síndicos son aprendices de políticos con ínfulas de dirigentes y aspiraciones de presidentes, cuya base difusoria de ideas es más que un enorme cajón de mentiras.

Aceptemos que puede haber excepciones, en este caso, para muchos, la excepción lo es el síndico del Distrito Nacional, porque ha cumplido con muchas de las cosas que prometió. Pero hay que saber que la República Dominicana no es solamente la capital, y en su capital, no es solamente el Distrito Nacional el que debe estar limpio y ordenado.

De paso, el hoyo que ustedes ven, estuvo ahí durante los cuatro años que estuvo en su puesto el síndico Daniel Lois Carvajal. Ahí, en ese puentecito de la carretera que lleva a Guricano.

Pero así como estuvo ahí ese hoyo, permanente, incorruptible y «boca abierta», así estuvo huérfano de cualquier señal indicando el peligro que éste representa. Pienso que si para ellos este hoyo no era un peligro, es que también pensaban que para la población, ellos, como síndicos, no eran tampoco un peligro. Y miren que sí lo son. Y unos más que otros. Porque miren, ¡si nos hubiera caído como síndico al Distrito Nacional el tal Pachecho…! Pero por suerte nos libramos de esa. Viendo todo lo que ocurrió y todavía ocurre en la Cámara de Diputados y en el Congreso entero, poco bueno podríamos esperar del tío.

Una carretera llamada desperdicio

Esta carretera corre paralela con la carretera que lleva a San Isidro, exactamente sobre el farallón que sigue de largo hacia el este.

Como podrán notar, la mayor parte de esta ha sido «asfaltada» con basura. Toda la basura que se produce en los barrios del lado abajo del farallón, más la basura que traen cantidad de camiones de varios barrios de Santo Domingo Este, es depositada sobre esta carretera. Y, como puede verse, la han ido sepultando, tapizándola, «entalviándola» de desperdicios, porque otra cosa no pudo hacer el síndico de Santo Domingo Este.

En este punto hay que detenerse a pensar, y preguntarse; ¿es posible que nuestros síndicos de todos nuestros Santo Domingos no tengan ideas de cómo organizar la reducción en la producción de basura? ¿Es posible que tampoco tengan ideas de cómo organizar su colocación en sitios que no atenten contra la saluda de la gente ni del entorno? ¿Es posible que no tengan ideas de cómo educar a la población? ¿Nunca se enteraron de que hay métodos de educación masivos para lograr efectos masivos también? ¿Acaso ignoran todos que la conexión con las escuelas, liceos institutos y universidades es una alternativa para educar a la población creciente sobre las formas de manejo de los desperdicios?

Pudiera ser que para cada una de estas preguntas haya una respuesta. Pero yo creo que en realidad hay una respuesta que puede dársele a todas estas preguntas juntas: NO, NO SABEN.

Pero aparte de no saber ninguna de las respuestas y la única tampoco, los salientes y los electos no están ni remotamente interesados en resolver problemas como esos. El interés de cada uno de los síndicos, y de sus funcionarios, por supuesto, es resolver el problema particular de cada uno. Y ahí se presenta de nuevo una sola respuesta: TODO SU INTERES SE CENTRA EN SU PERSONA. Es decir, en cada uno de ellos. El problema a resolver desde la silla edílica es el problema personal de cada uno de ellos. No más. Así es que… más carreteras llamadas desperdicio aparecerán. No hay duda.

Hacia la constitución

Nunca me había sentido tan vaca como en estos días en que se han elegido 13 especialistas para arrearnos hacia un callejón llamado Constitución Remiendo.

De vuelta a la Historia he averiguado cuantos de los hacedores de nuestra Constitución eran especialistas en constituciones, o doctores de la ley, o jurisconsultos o algo parecido. Y me enteré de que no. Eran simplemente personas, ciudadanos que se propusieron crear un documento de sustentación para la naciente República Dominicana.

¿Y ustedes creen que ocurrió diferente en los Estados Unidos, o en México, o en las demás repúblicas americanas? Pues no. Quienes crearon las respectivas constituciones de esos países hermanos fueron simples ciudadanos, gente empeñada en que América fuera abierta y democrática, pero abierta y democrática principalmente hacia lo interior, hacia sus ciudadanos.

La constitución de la República Dominicana no soporta más remiendos, pero hacia allá nos arrean. Nuestra constitución no aguanta más parches, pero como vacas vamos. Aún sintiendo que todo lo que hay y se hace en RD es anticonstitucional seguimos esperando que algún remiendo resuelva una situación insostenible. Esperando tapar una gotera para que resuelva la escasez de todo un techo.

República Dominicana necesita una nueva constitución. Agradecemos profundamente todo lo que hicieron los fundadores de la República y los hacedores de la primera constitución. Pero ya no nos sirve, ya nos queda chica. El país demanda de algo totalmente nuevo que se adapte al tiempo que vivimos. Principalmente, fundamentalmente, una constitución basada en nuestros recursos naturales, que son los que nos han permitido llegar hasta donde estamos. No necesitamos una constitución basada en frases, palabras y proverbios. Necesitamos una acta de arrancada hacia una nueva nación.

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