CARRETERA X
También servirá de máscara

<STRONG>CARRETERA X<BR></STRONG>También servirá de máscara

Y como la autopista “6 de Noviembre” es como una especie de laboratorio para inventar todo lo que se ocurra en materia de carretera, vamos viendo cómo se está rellenando una depresión receptora de aguas que se inunda en períodos de mucha lluvia, ahí en esa parte de lo que era la finca de Engombe, donde se construirá un complejo de viviendas de la Universidad Autónoma de Santo Domingo.

Pues este complejo de viviendas servirá también como máscara de otro complejo de viviendas (menos complejas) que se ve más atrás, sobre los cerros que hace poco fueron tupidos bosques y sobre los que hemos estado hablando desde que comenzaron a cubrirse de casas al buen tun-tún, sin planificación y sin que intervinieran autoridades de ninguna especie.

Ahora, ¿qué ocurrirá detrás de esa máscara? (Esto se me parece ahora a lo del fantasma de la ópera, como si algún asesinato fuera a ocurrir). Detrás de la máscara que será el complejo de viviendas por construir crecerá una sub-sociedad que lo más probable es que ponga en jaque a los que vivirán en la máscara. Como será luego una sub-ciudad, con sus propias reglas de juego, allí proliferará todo lo que normalmente crece en la oscuridad social. Porque todavía, aunque el hacinamiento en que están es el caldo de cultivo ideal para el albergue de la delincuencia, todavía, repito, se les ve a pleno sol. Es como si todavía se les pueda ver desde lejos, vigilar desde lejos, “controlar” desde lejos. Pero luego de cubiertos por la máscara el crecimiento se acelerará, y con el crecimiento la delincuencia, el albergue de lo más bajo.

No es un invento mío, es lo que hemos podido palpar y ver en otros sitios similares, donde el crecimiento sin controles ha producido bolsones de delincuencia inaccesibles.

Usted entra, por ejemplo por esas acumulaciones de casas en el farallón de Santo Domingo Este y puede ver el pulular en enjambre de pequeñas bandas; puede ver el trueque, el trastrueque, la “negociación”, el escondrijo y el rabillo de ojo que acecha. A esos hasta ahora les han servido como máscaras el farallón y las urbanizaciones de cara a la autopista Las Américas.

En la carretera

En Pedro Brand mataron a uno e hirieron varios en esta semana, por aquello de la “utilidad pública”. Así como lo leen: por aquello de la “utilidad pública”. Si no lo leyeron en la prensa búsquenla de nuevo y relean.

La cosa es así. Como estamos construyendo la democracia desdtados del siglo pasado, algunos aspectos de la susodicha democracia todavía no están completamente claros para la gente común. Es más, ni para la gente poco común tampoco. Peor, ni para la gente especial. Verbigracia, todavía no sabemos qué es eso de democracia, que ahora se nos enredó con el desarrollo sostenible. Pero aclaremos primero lo de los tipos de gente de que hablo.

Gente común es gente como nosotros, como usted y yo, gente que nace y después se muere, que se le va la luz y no le llega el agua, que trabajamos como perros y los cuartos no nos dan. Eso es gente común.

Gente poco común es otro tipo de gente. Es gente que nació para vivir mejor que la gente común aunque para ello deba aplastarlos. La gente poco común, en este caso de división de clases, es aquella que se conoce todas las formas del engaño, la falsificación y el dolo, carece de escrúpulos y no le asquea la sangre en lo más mínimo. Pero además es la gente que tiene conexiones con la otra clase social superior: la gente especial, muy especial.

La gente especial es aquella que trafica, trae contrabandos, compra la justicia, está conectada con todas las embajadas, la respeta todos los generales y es la que dice qué partido y persona deben aparentar que gobiernan.

Es nuestra división de clases sociales. Nada de esa llamada burguesía, clase media, pequeños burgueses, clase trabajadora, proletarios ni ningún otro invento marxista que no nos sirve en Dominicana ni para ensayar la lectura de nuestras clases. Es el ABC de esta sociedad.

Para construir pirámides

Lo más probable es que usted sea de aquellas personas a las que les dijeron que las pirámides permanecen en la más absoluta incógnita en relación con el origen de su construcción.

Con toda seguridad le habrán dicho también –y lo habrá leído en revistas y publicaciones sensacionalistas– que hay pruebas de que las pirámides fueron construidas por extraterrestres. Como también tendrá en su haber informativo aquello de que se trató de una civilización superdesarrollada de la que los egipcios no heredaron ni la más mínima pizca de inteligencia y por lo que ni ellos mismos –aunque son sus descendientes– saben el porqué de la existencia de lo que hasta ahora se ha manejado como tumbas faraónicas aunque no haya en muchas de ellas entierros en su interior.

Pues para que ya eso no le atormente más, para que eso no le quite el sueño, para que se deje de estar comprando libritos basura en la Feria del Libro, por ser los únicos que los precios permiten comprar, le voy a explicar cómo se construían las pirámides. Y para mejor ilustración le estoy colocando esta foto, y si quiere ir a ver también le diré dónde están construyendo ésta. Las pirámides son estructuras producto de las equivocaciones. Me explico. En Egipto, donde los reyes hacían lo que les decía un perro prieto que a veces tomaba el nombre de Osiris y decía que era Dios, algunos faraones se empeñaban en construir edificios altos a los que tuvieran acceso por escalinatas y por los cuatro costados. Así que los mandaban a construir empezando por las escalinatas. ¿Pero qué ocurría?, que como no calculaban bien el terreno, cuando terminaban de construir las escalinatas no tenían espacio para construir el resto del edificio. Entonces mandaban a matar al maestro constructor, porque el arquitecto decía que la culpa era del ingeniero, y el ingeniero decía que la culpa era del maestro.

La cuestión es que las construían así, como usted puede verlas en la foto, ponían cantidad de gente a trabajar por cheles, cargaban muchísimas piedras, las colocaban en cestas, construían escalón por escalón, como los muros de gaviones, se ayudaban de una pala mecánica o un tractor… estas dos cosas son las únicas que no ha podido encontrar la arqueología, pero ya aparecerán.

Detalles de la cuidad
El mismo emigrante

Este es un detalle que a mí me pareció curioso. No es de nuestra ciudad, es de la ciudad de San Juan, capital de Puerto Rico.

Pues allá me encontré con el mismo emigrante que está aquí en otra plaza, ahí en la avenida 27 de Febrero con la avenida José Ortega y Gasset. El mismísimo emigrante, cuadrado, sin cintura, asexuado (aunque parece hombre), de cabeza chiquita en relación con el resto del cuerpo, hipnotizado… ¿de qué artista será esta… “obra”?

Y yo que creía que se trataba de una originalidad de nuestra ciudad. A poco se encuentra uno con el mismo emigrante en Cuba, en Jamaica, en Trinidad y hasta en el reino Caribe de Saba.

Aunque andaba sin maletas y sin mochila el emigrante andaba con qué pagar pasaje y comerse un sandwich en el Mesón de San Juan o en la Barra Payán de Santo Domingo. Pero no, no andaba con cartera. Lo que sugiere que además de andar emigrando también andaba buscando que  la gente le dieran con qué comprar comida y el mismo estilo de pantalón y camisita manga corta… y hasta para recortarse el pelo.  El emigrante también andaba por San Juan, en Puerto Rico, con el mismo pantalón, la misma camisa y la misma mirada de “p’onde será que voy”.

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