CARRETERA X
Un mundo de vacas sería mejor

<STRONG>CARRETERA X</STRONG><BR>Un mundo de vacas sería mejor

La filosofía puede asaltarle a uno en los momentos más inesperados. Y es que viendo lo que ha hecho la gente con el mundo uno se pregunta qué hubiera sido del mundo si en vez de gente hubieran… digamos… vacas. Un mundo lleno de vacas, sólo de vacas en vez de gente.

Lo primero es que no habría polución atmosférica ni ríos ocupados por casas, pues a las vacas no se les hubiera ocurrido ese asunto de la industrialización, ni siquiera para su propia leche. El becerro que no pueda bebérsela líquida que aprenda a masticar yerba temprano. Y en cuanto a los ríos, es bien sabido que las vacas solamente van a los ríos a beber agua o a cruzarlos. No les interesa en absoluto vivir a las orillas de los ríos.

En cuanto al comportamiento colectivo, algo que resulta caótico y brutal entre los humanos, para las vacas no tiene el menor problema. Cuando hay que realizar algo en colectivo -moverse hacia la sombra, irse a los bebederos, dirigirse a los pastos o irse a las cercas- una de las vacas arranca la primera y las demás la siguen. Nadie somete nada, nadie motiva ninguna moción, nadie denosta contra las propuestas de nadie, nadie critica ninguna posición… nada. Simplemente, una vaca inicia la marcha y las demás la siguen o se quedan a la sombra. Y eso del derecho al paso o del que llegue primero… ni eso es discusión para las vacas. Miran a uno con sus grandes ojos buenones como preguntando: «¿quieres el paso? Pues pasa, no faltaba más», y se apartan o echan a correr. Es decir, el mayor gesto de cortesía, que visto en semejantes cuerpazos no le deja a uno otro deseo que ver al mundo solamente poblado por vacas, o sea, por seres sanos y corteses.

Un ayuntamiento, un arroyo y una catástrofe 

La carretera a Los Guarícanos cruza sobre el arroyo Yaguaza, que nace en Rincón de Loma Los Mameyes, al sur de Loma Sierra Prieta, municipio Santo Domingo Norte. Recibe el nombre de una ave migratoria llamada así y que sólo vive en medio de una vegetación palustre, como la que se encuentra en los humedales de la confluencia del arroyo Yaguaza con el río Isabela. Esta viene del hemisferio norte y busca zonas de humedales. El Yaguaza desemboca dentro del Parque Nacional Mirador Norte, en el mismo municipio, después de recorrer la Llanura Baja, pasando por Los Guarícanos y Villa Mella. Tiene unos 19 Km de longitud.

El estado del arroyo Yaguaza a su paso por Los Guarícanos es más que deplorable. Después de cargar con todo aquello que a las personas se les ocurre tirar a su cauce, termina alimentando el Lago Artificial Yaguaza del Parque Mirador del Norte. El área del lago es la más popular del parque. Las personas van allí, comúnmente en familia, a recrearse. Es decir, niños y niñas, jugando alrededor de sus aguas, en los botes, metiendo las manos en el lago, mojándose con esas aguas contaminadas, de manera asqueante por las poblaciones por donde pasa.

Además de haberlo transformado en un basurero fluvial y un caldo de porquerías con morfología de arroyo, últimamente personas que viven en sus márgenes han estado tirando «botes» en su ribera para «ganarle terreno» al arroyo agravando aún más su alarmante situación y poniendo en riesgo a las personas que vivan sobre estos terrenos.

A todo esto, yo como munícipe de Santo Domingo Norte, pregunto: ¿Qué está pasando en la dependencia del Ayuntamiento de Santo Domingo Norte encargada de velar por la preservación de nuestros recursos naturales? ¿Será que están demasiado ocupados en actividades proselitistas como para cumplir con su trabajo? No sé si en el mentado ayuntamiento tienen conocimiento de que sus responsabilidades para con el municipio van más allá de mal asfaltar calles y construir insoportables-agobiantes parques omnicemento, para que los dueños de contratas que «ayudaron» a obtener la candidatura obtengan cuantiosos beneficios. Más allá de barrer calles, recoger basura y almacenar botellas. Más allá de programar humillantes ayudas para los pobres y que el grueso de los fondos quede en manos de los directores a cargo. Más allá del acoso sexual de parte de ignorantes «dirigentes masudos de masas» a las empleadas subordinadas. Más allá de los chismes y zancadillas de oficinas, de conectarse al teléfono para hablar de todo menos de asuntos municipales, de matar el tiempo en lo que llega la hora de salida. Más allá de inventar formas de desviar el dinero del cabildo hacia los bolsillos de los compañeritos y de amarrar votos. Más allá de resolverle problemas a los compañeros del partido. Y MAS ACA de hacer cumplir las normas, entre ellas, las ambientales. (Texto y foto de Iris Santos).

Dentro de poco un vecindario más

Un caserón asoma sobre la vegetación del lado sur de la autopista «6 de noviembre». Ya las lometas también en ese lado sur están casi todas cubiertas de ranchetas en caótica dispersión.

«Empresas» sin el menor respeto a la organización de una ciudad, sin la menor intención de cuidar nada, sin el menor reparo por el buen aspecto de esa vía, sin otro propósito que no sea hacer su negocio, sin un mínimo asomo de proyección futura… eso sí, con todo el descaro del mundo, se están estableciendo en sus orillas, algunas ocupando hasta lo que le correspondería a las personas de a pie.

Ninguna autoridad, ni local, ni provincial ni nacional, ha intervenido para poner orden en esta importante vía, anteriormente considerada como un modelo de construcción y belleza, y donde estaba prohibida la construcción a menos de 100 metros del centro de la autopista y prohibido también el paso de vehículos pesados, principalmente camiones.

Según lo que se dice, al paso de la carretera muchos altos oficiales de distintos organismos castrenses compraron a precio de vaca muerta lotes de tierra para luego revenderlos o construir sus propios negocios al amparo del sistema de abuso que ha sido siempre el norte de los organismos armados del país.

Donde se mete un oficial -de cualquier organismo castrense dominicano- llega el abuso de poder, llega la impunidad, y ambos no estuvieron ni están ausentes de las carreteras, mucho menos de la autopista «6 de noviembre», que al parecer muy pronto será un vecindario más, con todo el maldito marasmo, vandalismo, infuncionalidad, falta de servicios y otras lacras citadinas características de la dominicanidad.

Todavía no llegan, pero… 

Apenas están colocando las vallas y ya provocan males peores que los que prometen solucionar. Así como suena, o, como si fuera de Ripley: aunque usted no lo crea.

Esto que ven en la foto fue un caos de toda una mitad de día para colocar una valla política, de alguien que con toda seguridad no hará otro esfuerzo que el de resolver sus problemas personales y los de su familia.

Pero por otro lado. ¿Es que no hay régimen ciudadano, gobierno de la ciudad, para organizar debidamente estas actividades? Porque sabiéndose el nivel de tráfico vehicular en una vía de importancia, como es esta avenida Charles de Gaulle, ¿porqué diablos no ocupan un espacio de tiempo menos agitado para el tráfico?

¿Que le cuesta más caro? ¿Y qué? ¿Acaso no están recibiendo todos los millones del gobierno y de la inversión privada para sus campañas? Eso, si es cierto que les cuesta más caro.

Todo esto no es el mejor ejemplo que pueda dársele a la gente. Es por estas causas que la gente no le importa importunar a los demás, ocasionarles disgustos, causarles molestias, porque el modelo de comportamiento que reciben es el de «haga lo que tenga que hacer y el que se disguste que se tome un purgante».

El gobierno de la ciudad es para organizar la ciudad, para evitarle molestias a los ciudadanos, para facilitar que las actividades en las que todo el mundo y cada conglomerado está involucrado se desenvuelvan sin obstáculos.

En realidad, los candidatos deberían ajustarse a la funcionalidad de la ciudad -si es que funciona-, a la marcha de sus actividades -si es que marchan-, pero no seguir con la imposición del «nosotros somos nosotros y los demás son eso, los demás».

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