¡Carreteras que perdonan y señales que salvan vidas!

¡Carreteras que perdonan y señales que salvan vidas!

Carreteras que perdonan y señales que salvan vidas! es la estrategia que vimos en exitosa operación en tres ciudades de Costa Rica. Una intervención del Consejo de Seguridad Vial (COSEVI) de ese país. Se trata de intervenir y rediseñar las vías para corregir diversos defectos estructurales que precipitan accidentes. De actuar sobre factores de riesgo de los conductores y dotar las vías de algunos dispositivos para que en caso que ocurriera algún accidente, ante todo se cuide la vida de los involucrados.
En República Dominicana la estrategia costarricense salvaría la vida de la mitad de las 2,450 personas que fallecen cada año. Ahorraría millones de pesos al Ministerio de Salud Pública utilizados para tratar daños humanos causados por accidentes de tránsito. Todo programa de seguridad vial exitoso debiera orientarse a intervenir factores de riesgo.
La tasa de mortalidad por accidentes de tránsito en República Dominicana, de 41 fallecidos por 100 mil habitantes, una de las más altas del mundo, es una verdadera “Espada de Damocles” que apunta sobre las cabezas de los que mal dirigen la gestión pública de prevención de los accidentes de tránsito. Urgentemente se requiere un mapa de riesgo por grandes ciudades, colocar puntos rojos en una cartografía que muestre lugares de prevalencia de casos de accidentes y establecer las causas o factores causales. Esos puntos críticos deben ser privilegiados a nivel de seguridad y educación vial. Ese no es el enfoque de la campaña publicitaria y en las redes sociales del Ministerio de Obras Públicas que aborda semáforos e intersecciones. No se priorizan los puntos de riesgo de los accidentes mortales de miles de personas que pierden sus vidas.
Las experiencias subrayan que un buen plan operativo debe: i) elaborar una cartografía que muestre los accidentes ocurridos; ii) seleccionar puntos donde acontece la mayor cantidad de casos; iii) identificar factores de riesgos generadores del accidente; iv) ejecutar las medidas concretas y finalmente iv) evalúe cada acción tomada. Debemos invertir en una seguridad vial que salve vidas. Antes que enseñar la ciudadanía y los conductores a optimizar el tránsito, se impone cuidar la vida.
Para tales fines hay que involucrar los gobiernos locales y Santiago lo puede hacer muy bien por la calidad del laboratorio cartográfico existente en el Ayuntamiento y el sentido de cohesión social de sus fuerzas vivas reunidas en su Plan Estratégico de Desarrollo.

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