Carreteras y energizantes

<strong>Carreteras y energizantes</strong>

POR  DOMINGO ABRÉU COLLADO 
Cantidad de veces, para arrancarme de cuajo el sueño mientras voy por la carretera, recurro a una de esas bebidas energizantes que aquí no puedo nombrar por razones obvias. Pero me enteraron hace poco de los efectos secundarios de esas bebidas. Y como no quiero joderme a destiempo y tampoco quiero que a ustedes les ocurra nada, permítanme pasarles la información.

Las bebidas energizantes de marras son comercializadas como estimulantes para mejorar el estado de ánimo, aumentar la resistencia física, agilizar la capacidad de concentración y hasta para obtener mejor disposición sexual. Y en realidad funcionan momentáneamente con esos propósitos, pero veamos a qué precios.

Estas bebidas contienen un componente llamado glucuronolactone, una sustancia química desarrollada por el Departamento de Defensa de los Estados Unidos en los años 60 para estimular la moral de las tropas que ocupaban Vietnam. Esta droga funcionaba como alucinógeno para calmar el estrés producto de la guerra. Ahora, los efectos en el organismo de los consumidores en Vietnam fueron devastadores.

Según el doctor Chalet Gebara, de la UCLA University, California, el alto índice de migrañas, tumores cerebrales y enfermedades del hígado que proliferaron entre los soldados norteamericanos que la consumieron en Vietnam, obligó a descontinuar el uso del glucuronolactone, con todo y su ingenua promesa de estimular.

Pero como el Diablo no duerme, la droga siguió distribuyéndose mezclada con bebidas en algunas regiones de Asia de influencia occidental, como en Hong Kong, donde fue descubierta por Dietrich Mateschitz, comerciante austriaco que ni tardo ni perezoso armó una bebida «energizante» y la comercializó con tremendo impacto en Europa, convirtiéndose Mateschitz en exitoso empresario, la bebida en exitoso producto y el resultado en exitoso golpe contra la calidad de la salud de la gente.

En Francia y Dinamarca prohibieron recientemente una de las marcas por considerarla un «cocktail de muerte». Las demás van por el mismo camino.

La advertencia médica en términos generales, en relación con esas bebidas energizantes es la siguiente: 1. Es peligroso tomarlas si después no se hace ejercicio físico, ya que su función energizante acelera el ritmo cardíaco y puede causar infarto fulminante. 2. Se corre el peligro de sufrir hemorragia cerebral debido que los componentes diluyen la sangre para facilitar el bombeo del corazón y poder realizar esfuerzos físicos con menos agotamiento. 3. Su mezcla con alcohol ataca severa y directamente al hígado provocando lesiones en zonas que no se regeneran nunca más. 4. Otro de los componentes: la vitamina B12, utilizada para la recuperación del coma etílico, causa en la mezcla hipertensión y excitación, como si se estuviera en estado de embriaguez. 5. El consumo regular de estas bebidas desencadena la aparición de una serie de enfermedades nerviosas y neuronales irreversibles.


Se fue la vida en segundos

Como esta página no es para llorar no quise traerles la tragedia como la vi esa noche, tan descarnada y real. Mejor esperé al día siguiente para hacer la foto solamente de las manchas de sangre que quedaron.

En ocasiones anteriores hemos escrito sobre el error de la gente de a pie al creer que de noche, porque los vehículos tienen faroles (y algunos horrorosamente potentes) los conductores les ven.

El peor error de la gente es colocarse de noche en medio de una autopista a esperar que los vehículos pasen para cruzar. No se ven. Por más luz que arrojen las luces de los vehículos, no se ven, debido que las luces deslumbran a los conductores unos a otros. Y peor cuando se trata de esos conductores que se empeñan en joder a los que vienen de frente.

Al no verles, los conductores no pueden defender al que está parado en medio de la pista. Si van a rebasar, y para ello deben cruzar sobre las líneas, solamente tienen segundos para ver a cualquier persona que tenga al frente, segundos antes de reaccionar para frenar. Inútilmente, claro está. Pues a esa mujer le pasó lo que les digo. Un vehículo la destrozó mientras esperaba en medio de la pista para cruzar. Si hubieran sido dos personas, pues destroza a dos; si cinco, destroza cinco. No se ven, y menos aún cuando no hay luz de postes en las carreteras.

Sobre eso vamos a estar insistiendo mucho en «Carretera X TV».


Para ayudar

Había olvidado esta situación que se presentó en una estación gasolinera (y gasoilera, naturalmente) de la carretera Sánchez una noche de aquellos días en que la escasez de combustible desesperó a millones.

Como ocurre normalmente, y como dice el dicho –valga la redundancia-, «éramos muchos y parió la abuela», cosa que se repitió en ese momento en que, a punto de llegar el tan esperado combustible, un camión-furgón entró supercargado a la estación, y al pasar sus ruedas trasera sobre la tapa de la cisterna por donde había que verter el nuevo «preciado líquido», la tapa cedió, rompiéndose, yéndose al interior de la cisterna  e incrustándose las gomas del camión en el lugar de la tapa.

Claro, con la fuerza de un camión, solamente había que poner un primerazo, o un riversazo y listo. Pero no, la goma trasera se había ajustado de tal manera que no fue posible ni primerazo, ni riversazo, ni oraciones.

Entonces buscaron una grúa, fuerte instrumento de aspecto monstruoso que resuelve casi todas esas situaciones relacionadas con vehículos que, en sus 13, se niegan a moverse.

En principio, ni la grúa pudo con la situación, por una razón elemental. Al estar cargado el camión (y con una carga de verdad que superpesada según ví), ni moverlo pudo, antes se levantaba ella.

Determinaron entonces –sabia decisión- descargar aunque fuese la mitad para que la grúa pudiera hacer su trabajo. Nada. Decidieron entonces descargarlo entero. Ya pasaba lejos la medianoche y tenía trabajo que hacer. Lo siento, no sé que pasó después. Pero estoy seguro que la decisión final no habrá sido terminar de tirar el camión hacia el interior de la cisterna.

 

Y todavía no se han derretido los polos

Todavía no se han derretido totalmente los polos a causa del calentamiento global y ya la República Dominicana está exhibiendo avances de cómo será la situación.

Esto que ven es en la Avenida Luperón, la que enlaza la carretera Sánchez con la Carretera Duarte. Un aguacero más o menos importante y la vía se vuelve una cisterna de todo el largo y a cielo abierto.

No le echen la culpa a los ingenieros… bueno, solamente parte de las culpas que les caben. Pero en verdad, de verdad verdad, los culpables somos los ciudadanos, principalmente aquellos que se resisten a manejar apropiadamente la basura.

También lo hemos dicho aquí anteriormente. Las basuras mal manejadas, es decir, la que se queda en las calles, en fundas, sueltas y como sea, tapona las alcantarillas creando las dificultades que se aprecian en la foto.

Y esto ocurre en toda la ciudad. Todo Santo Domingo tiende a inundarse por la misma causa, el manejo incorrecto de la basura. Para la gente, desembarazarse de la basura es mandarla a casa del vecino o a la calle, sin importarle lo que ocurrirá luego. Pues luego, esa basura que se manda a la calle es la que le devuelve a la gente calles y avenidas inundadas.

También lo hemos dicho. Si no hay un trabajo de educación en el manejo de la basura tendremos por siempre el problema. Hasta la gente misma que barre las calles tiende a tirarla por las alcantarillas. Tanto plástico y tanto sólido ha llenado cloacas y alcantarillas. Pero no asumimos nuestras culpas. La gente por lo regular tira las basuras a las calles porque el ayuntamiento debe recogerla. Así no hay futuro que llegue.

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