Muy querido nieto: hoy cumples una semana de haber nacido y de estar en este valle terrenal nuevo para ti, luego de estar meses en el claustro materno, lugar donde lo placentero predomina. Tus queridos padres e hijos míos, Omar y Sabrina, te han nombrado Javier Alejandro Silié Marte, eres mi primer nieto, ya antes habíamos tenido la gran dicha de la bella Nicole, tu primita. No te imaginas tú ni el amable lector, el alborozo causado en toda la familia y los amigos fraternos por tu venida al mundo. Al estar en la clínica en espera de noticias sobre tu nacimiento, tuve momentos de reflexión sobre qué te espera como hermosa criaturita que recién abre sus ojos a este mundo tan convulso y conflictivo, ¿cómo serán tus primeros pasos y qué te deparará el destino en el mundo tecnológico que te tocará vivir? Por ello me tomo este momento para dedicarte unas palabras.
Javier: no olvides nunca que la potencia humana y con ella el desarrollo universal están cimentados y siempre lo estarán aun al paso de los años en la inteligencia, el trabajo creador, la razón y la moral. Toda otra fuerza es temporal y pasajera. Nunca dejes de ser «humano», aun con la gran acumulación de conocimientos técnicos y científicos que tendrás que manejar, no te apartes nunca del correcto comportamiento y trata siempre de romper las barreras de la mediocridad, teniendo metas objetivas de progreso y de bien. Sé que las tecnologías disruptivas que se desarrollan con intensidad representan una gran oportunidad y a la vez un gran reto. Nos obligan a adaptarnos, a cambios tanto a nivel individual como colectivo.
Se calcula que para el 2050 seremos 10,000 millones de habitantes en el planeta tierra, tendrás entonces unos 30 años. El 70 por ciento viviremos en ciudades «inteligentes» donde los procesos serán muy diferentes a los que conocemos hoy en día. Esas, las «smartcities», aplicarán las nuevas tecnologías en la recogida de residuos, el transporte, las soluciones habitacionales, el abastecimiento, etc. El 50 por ciento de los actuales puestos de trabajo desaparecerán en los próximos 30 años por diferentes motivos, principalmente por la popularización de la robótica.
La medicina, a la que nos dedicamos tus otros abuelos Jorge, Rosa y yo, será cada vez más pura inteligencia artificial. Se dotará de inteligencia a los sistemas sanitarios de un país, lo que hará que sobren muchos médicos que ahora se limitan a escuchar y recetar de manera automática. Mi querido nieto Javier, desde que tengas uso de razón, no olvides que la existencia humana no se concreta a lo material, a lo que se percibe por la vista o la audición, sino que también tiene un contenido más profundo, que lo es la sensibilidad del alma, multicomunicada por las emociones, las ideas, la inteligencia, la calidad del ser, en fin, una serie de atributos, que como mejor discurren en cada quien, es mediante la educación del carácter. Desde el momento mismo que hacemos presencia en la vida por virtud del nacimiento, nos integramos físicamente la sociedad natural. Somos entes psicológicos, que con el auxilio del tiempo maduramos en conocimientos e inteligencia, hasta ser lo que somos cabalmente: la persona humana. Es cuando empiezan los andamiajes morales, como los controles sociales. ¿Pero acaso un hombre controla su propio destino? Nuestra respuesta es que sí, que puede hacerlo, en la medida en que pueda desarrollar un sistema de autocontrol, es poder crear en sí la verdadera autoridad para formar lo que es la persona en base a la moralidad. Esa moral, que guardamos como un preciado linaje familiar y que hemos respetado en nuestra progenie por generaciones, y que ahora a ti, mi querido nieto Javier, te corresponde hacerlo en quinta descendencia, simplemente es la aplicación consiente de las normas éticas. Bien sabemos que la conducta moral del hombre es efecto de un proceso, consecuente de su forma de vida. Sabemos también Javier, que perteneces a la generación T y por ello vivirás con alta tecnología, junto a una Alexa perfeccionada, donde podrás gobernar todo de modo digital. Javier tu abuelo solo te pide, que al actuar mañana lo hagas moralmente, independientemente de la tecnología que te tocará vivir, hazlo siempre con integridad, y esto es solo estrechar el vínculo con la dignidad jerarquizada en lo más profundo de tu Yo. ¡Que el Supremo Hacedor te dé larga vida, plena de éxitos y felicidad!