Carta al amigo Enerio 3

Carta al amigo Enerio 3

De los muchos programas maravillosos que he tenido la fortuna de grabar con Enerio Rodríguez, hay algunos que podrían calificarse de “memorables”. Los programas culturales de televisión son concebidos “para minorías”, aunque en los últimos tiempos sea justo decir que se trata de minorías “crecientes”. “Sobre el tapete” lleva treinta años en el aire. Y espero que continúe apareciendo en la pantalla por muchos años más, si Dios me concede salud y entusiasmo. Uno de estos programas “se lleva las palmas”. Es una exposición hecha por Enerio de la “línea intelectual” que en el campo de la lógica, la matemática y la lingüística, representan Frege, Russell y Wittgenstein.

El programa en cuestión consta de cuatro partes, de poco menos de una hora de duración, divididas en tres segmentos, para insertar la publicidad necesaria con qué sufragar la transmisión. Desde hace tiempo deseaba hacer una síntesis de las ideas de Wittgenstein presentadas por Enerio, para uso de estudiantes y de televidentes. En las dos entregas anteriores, bajo este mismo título, intenté reducir a unas pocas palabras los pensamientos del celebrado vienés explicados por Enerio. Tal vez él diga a sus discípulos “no hagan caso de la parte tal o cual, que es “cosecha” de Federico”. Alguna vez entraré en el tema de la “algebrización” de la sintaxis.

El caso es que dondequiera que pongo un pie alguien me dice: yo no sabía nada de eso; pero ahora, al ver el programa, me parece que entiendo los líos de la lingüística. Enerio, generosamente, pregona que al ir a la televisión, alcanzó un público que no acude a las aulas. Tengo que decir que yo he “penetrado” en los círculos de estudiantes y profesores “por culpa” de Enerio Rodríguez.

En el curso de estas filmaciones -que son conversaciones sin guiones previos, ni posteriores “ediciones”- me he visto obligado a estudiar conferencias de diversos personajes de la cultura contemporánea: físicos, antropólogos, filósofos, lingüistas, expertos en computación. Todo por obra de la curiosidad y la pasión profesoral de Enerio. La “inteligencia artificial”, el “juicio de Sócrates”, y otros programas, son grabados, reproducidos y compartidos, por personas que hace muchos años dejaron de estudiar. El vigor intelectual de Enerio es contagioso.

 

Publicaciones Relacionadas

Más leídas