Carta al compañero Fidelio Despradel

Carta al compañero Fidelio Despradel

Fidelio, apreciado compañero: Leí tu trabajo en el HOY del viernes 30 de marzo y me apresuro a reiterarte públicamente lo que te dije por teléfono. Desde que salió el ataque del señor Piero Gleijeses contra tí, escribí una breve nota en tu defensa y la envié a un periódico de circulación nacional. No se por qué no apareció publicada.

Ahora reitero públicamente esa defensa. Me duele este ataque injustificado de que te hacen blanco y me duele más aún que fueras tu quien tuviera que asumir tu propia defensa, cuando debimos ser tus amigos, tus antiguos compañeros y los antiguos discípulos  tuyos, como yo, quienes lo hiciéramos.

Yo no se cómo  Gleijeses se toma el derecho de venir al país, instalar su propio tribunal, juzgar, calificar y descalificar a personajes históricos, incluso al coronel Francis Caamaño, a quien hace aparecer humillado ante el embajador yanki; al recordado compañero Roberto Duvergé y a otros a quienes tilda burlonamente de supersabios; y en el caso tuyo llega al colmo de calificarte como el peor que tuvo el Catorce Junio, incluso en lo humano.  A pesar de que entre los dirigentes de esa organización había gente  como Luis Genao.

A lo largo de la obra, muy laboriosa y documentada   Gleijese califica de cobardes a unos, descalificando a casi todos los historiadores dominicanos, y en tu caso llega al extremo de atacarte en lo personal, en una pose atrevida, indigna de un intelectual de la dimensión que sus amigos le atribuyen.

Sabes perfectamente las serias diferencias políticas que tenemos. Pero, yo te conozco desde hace 50 años, en momentos buenos y en momentos malos, en situaciones normales y en medio de dificultades y peligros.

Tengo a orgullo y así lo proclamo cada vez que lo juzgo pertinente, que de tu mano, de la de don Leandro Guzmán y a la sombra de Manolo, hace ya 50 años me encontré y contraje un matrimonio sin divorcio con la doctrina marxista-leninista. A mucha honra para mí y aunque se caigan el de Berlín y todos los muros del universo. Porque te conozco asumo tu defensa y te desagravio con toda indignación y con todo el aprecio de siempre de mis camaradas, mi familia y yo.

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