Carta al profesor y escritor León David sobre los intelectuales y la cultura en República Dominicana

Carta al profesor y escritor León David sobre los intelectuales y la cultura en República Dominicana

A propósito del debate en torno a la intelectualidad dominicana que en esta página de AAreíto@ se desarrolló durante las últimas semanas, acabo de recibir una carta del amigo y escritor Odalís Pérez, cuyo título es suficientemente explícito y que, dados la actualidad e interés de los temas que trata, sería impertinente no hacer del conocimiento público.

[b]A continuación la carta de Odalís…[/b]

[b]Estimado y apreciado Juan José:[/b]

Leyendo tu columna sabatina me ha llamado la atención ver cómo se ha convertido en las últimas semanas en un debate o controversia sobre los intelectuales, o lo que es lo mismo, un foro público sobre la cultura, la vida intelectual y el poder en la República Dominicana.

Me ha llamado la atención que tu espacio en el suplemento Areíto del periódico Hoy cobre un valor tan importante sobre este tema que, al decir de muchos ((muchos!), es un tema ya Amanido@ y Ademodado@. Pero te envío esta carta para compartir contigo algunas ideas sobre la intelectualidad dominicana de nuestros días que me parecen importantes y, sobre todo, que se deben tener en cuenta a propósito de la vida intelectual dominicana en general.

El año pasado, el 28 y el 29 de noviembre, el intelectual Guillermo Piña Contreras convocó a un coloquio consulta sobre ALos intelectuales y el poder@. El colega Piña Contreras, lo recuerdo como hoy, duró más de cinco meses organizando dicho coloquio, invitando a intelectuales de varias corrientes de pensamiento y de tendencias políticas diversas. De tantos Aintelectuales@ que tiene hoy la República Dominicana, sólo ocho se presentaron al coloquio como expositores, y si te digo de la asistencia, te espantarías.* Cuando leas las actas de aquel coloquio que ya están en proceso de publicación, te darás cuenta de algunos detalles del mismo y de sus incidencias.

En aquel momento, exactamente ocho meses antes de los resultados del 16 de mayo de este año, muchos intelectuales le dieron al colega Piña Contreras el espaldarazo, alegando Aenfermedades@, Aviajes@, Aresponsabilidades académicas@, temores de que los Acancelen@ de sus empleos, Ahorario improcedente para su participación@, tardanza en la invitación@ y otros motivos que ya conocemos y que son propios de esa Adominicanidad@ que tanto Aamamos y defendemos@.

Otras de las excusas que recibió el amigo Piña Contreras fueron las siguientes: el tema en cuestión ya no tiene sentido; no es significativo para la actualidad; carece de actualidad; Ayo no hablo de política@; Aa mí no me interesa la Apolítica en la cultura@; Aa mí lo que me interesa es la poesía, la literatura_@, etc.

Todo esto te lo comento porque el coloquio que tuvo lugar en el salón auditorio de la Universidad APEC fue un foco de discusiones donde el público asistente, escaso pero interesado, debatió intensamente con los ponentes las ideas sobre cultura, intelectualidad y poder que nos preocupan y sobre todo le preocupan a cierta intelectualidad que apuesta por otros aprestos culturales, sociopolíticos y literarios, y de los cuales ya tendremos más tiempo para hablar.

Recuerdo de aquel coloquio organizado por el amigo Piña Contreras, su inquietud al ver que, a pocas horas de iniciarse, ya algunos intelectuales ((de diversas tendencias políticas!) le enviaban excusas que eran pretextos para no participar en él, ni como público ni como ponentes.

Te traigo a colación esta escena porque después de los resultados electorales del 16 de mayo del presente año, el tema de los intelectuales y la cultura Aha cobrado interés@ y porque, si bien es cierto que las opiniones de los intelectuales que hoy se exhiben en tu columna de Areíto son Abuenas@, Aesperanzadoras@ y Aresponsables@, es importante que sepas que los que en el presente opinan o han opinado en ella, han brillado por su ausencia en el debate que en los últimos dos años se ha estado llevando a cabo en el país sobre el particular.

Y no lo digo por la opinión de José Mármol en la entrevista que has publicado en tu columna, pues esas opiniones del poeta Mármol son las mismas que él ha sostenido y externado desde hace tiempo, sino por otras que he leído provenientes de Abucaneros@, Aopinantes@, Apropinantes@ y Adoxólogos@ de Aoportunidad@, que luego de un largo silencio en estos menesteres críticos y, sobre todo, luego de los resultados del 16 de mayo pasado, entusiasmados por el Acambio@ y principalmente por esa oportunidad salarial que se está acercando, se sienten Amotivados@ por la reflexión en torno a la cultura, los intelectuales, el poder y otros Atemas@ de importancia para el país.

Lo que te quiero mostrar y poner en claro en el eje de esta carta no es simplemente el tema de la cultura y la vida intelectual dominicana, sino más bien un estudio de caracteres y psicologías intelectuales propio de La Bruyere, Moliére, Shakespeare, Brecht, Sartre y Simone de Beauvoir, a propósito de lo que es hoy la vida intelectual del país, consciente de que en algunas tendencias de la vida pública dominicana, existen intelectuales que no son oportunistas y que no esperan de ningún gobierno puestos oficiales, y sin embargo colaboran, ayudan, educan, se inscriben en un proyecto cultural abierto, crítico e independiente. El Estado no podrá invertirlo todo en la cultura, porque eso significaría la muerte de todo Estado. El Estado dominicano no puede ayudar en todo lo que necesita la cultura, porque como afirma Terry Cochran, en su obra ALa Cultura contra el Estado@, la memoria y las raíces mismas de la práctica cultural son combativas y resistentes por derecho y principio.

Por eso entiendo que el caso de la intelectualidad dominicana es muy especial en el Caribe insular y que muchos de los que hoy opinan con tanto Ainterés@ por la cultura, la cultura poder y otros tópicos relativos al tema sobre conducta e inconducta de los intelectuales, deben ser Avigilados@ para que no nos tomen el pelo sobre el particular. El rumor, el temor, el temblor de nuestro intelectuales, invita en estos momentos a una reflexión más seria sobre la cultura, la educación y, desde luego, sobre esa trampa ideológica que es la llamada Política cultural del Estado.

El 22 de mayo de 2004 se publicó en el periódico Hoy, página 9, en la sección Cartas, una carta nauseabunda firmada por el director de la Biblioteca Nacional Pedro Henríquez Ureña, el doctor Diógenes Céspedes, quien después de los resultados del 16 de mayo le reprocha al ministro de Cultura, Lic. Tony Raful, su inclusión en la lista de intelectuales que apoyaban la reelección del presidente Hipólito Mejía. Dicha carta lo único que produjo en el ambiente intelectual dominicano fue el Aasco@, el rechazo implícito y explicito y, sobre todo, la repugnancia ante una misiva oportunista, degradante y evidentemente cínica de un intelectual que ha vivido en toda su trayectoria de esos Aoficios@, Aestrategias@ y Amenesteres@ de oportunidad. Un intelectual de esos que usan Aboinas guevaristas@, pero que no pierden en ningún caso la oportunidad de Asacar los pies@ en el momento en que cierto barco se está hundiendo, ni de presentarse como Apuros@, Acríticos@ y Aresponsables@ en el momento preciso. Los Aamigos@ del actual Secretario de Cultura que ayer y antes del 16 de mayo se arrodillaban ante él, hoy le envían cartas reprochándole su inclusión en un listado de apoyo a la reelección y al Presidente Hipólito Mejía. Conozco bien la experiencia de la desgracia política, el fracaso electoral y la salida de una gestión gubernamental. Todavía me asquea y me apena la experiencia que tuvo que vivir el presidente Leonel Fernández hace exactamente tres años y diez meses, luego de los atronantes resultados de aquel 16 de mayo y que hoy, a sólo tres años y diez meses, le favorecen de una manera tumultuosa.

Es para que veas y observes, apreciado Juan José, cómo en nuestro país la memoria registra el sentido de la situación contradictoria, pero sobre todo, el sentido de una filosofía de la historia que asusta, espanta y golpea a cualquiera. Ese hombre vencido en aquel entonces, hace sólo tres años y diez meses, abandonado por amigos, allegados y militantes de partido; atacado hasta por funcionarios a los cuales benefició de manera desinteresada, es hoy blanco de elogios de esos mismos que quieren ponerse a su Adisposición@ gubernamental de manera Aestratégica@.

Te llamo la atención, apreciado Juan José, porque estas son las verdades que ciertos oídos se resisten a escuchar. Gran parte de la intelectualidad dominicana ((y tú bien lo sabes!) ha vivido de esa mentira de la interpretación cultural, de esa Apose revolucionaria@ y pseudocrítica, de fracs, Aboinas@ y corbatas@, Acanas@ y amigos poderosos que son los que hacen o Acrean@ intelectuales en este país. Que son los que determinan los suntuosos y estratégicos premios literarios en el país.

Muchos de esos señores que hoy publican cartas de defensa, apoyo o autodefensa; que construyen una exegética, una dialéctica oportunista y contextual sobre algún autor o aspecto de la vida cultural y política dominicana, están Aal acecho@, como lebreles, del punto clave de su mirada que es el nombramiento, el empleo en Cultura, que ahora, como muy bien sabes, está cerca y calientito, listo para servir se.

Por eso, y ya para terminar con esta carta, estoy sorprendido de que tu columna sea hoy espacio para que ciertas figuras de la vida intelectual dominicana, ciertos intelectuales que Averanean@ y se acercan al país de vez en cuando (como ese agente, promotor y Aamante@ de la poesía llamado Robert Berroa), tomen la palabra hace tiempo esperada, hace tiempo necesaria para emitir su crítica sobre la actual gestión cultural y gubernamental, cuando desde hace tiempo se necesitaba del calor de sus argumentos en el país.

Sé muy bien que si cierta intelectualidad maniquea, arribista, oportunista y, como dice Noan Chomsky, Acanalla@, leyera estas opiniones, diría que yo siempre Alo ataco todo@, Acritico a todos@, Ano estoy conforme con nada@, Avivo atacando a los intelectuales@, Asoy demasiado polémico@, Afundamentalista@ y otras frases de esas que sirven para justificar la llamada moral (dual) individual.

Apreciado Juan José, mucho nos falta aún por conversar sobre este tópico. Sé que estas páginas no siempre permiten una discusión o una reflexión Aplatónica@ o Ametafísica@ aprovechable para las personas que, como tú y otros, gustan de analizar ideas y creencias en el contexto de la cultura y la literatura. Pero sé muy bien que tendremos ocasión de volver sobre este y otros temas que, entiendo, te inquietan desde hace tiempo.

Con deferencia y amistad

Odalís G. Pérez

Santo Domingo,

6 de junio de 2004

* Los intelectuales que participaron en el coloquio fueron Rafael

Toribio, Odalís Pérez, José Rafael Lantigua, Mu kien Sang Beng,

José Antinoe Fiallo, Manuel Núñez y Fidel Munnigh.

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