Carta de Caamaño a Morillo López durante la revolución del 65

Carta de Caamaño a Morillo López durante la revolución del 65

Lo que narro, aunque otras personas sabían de la misión, solo Caamaño y el hoy General (R) José de Jesús Morillo López conocían el contenido de la carta. Ocurrió una noche, ya avanzada la contienda revolucionaria del 1965, cuando se presentó en nuestra casa en Ciudad Nueva, César Rafael Caamaño diciéndome que el Presidente requería mi presencia urgentemente.

Al llegar a su residencia, me pasaron a una sala, y al entrar Caamaño, de inmediato me dijo que le habían informado que yo era amigo del Cor. Morillo López, por lo que era la persona indicada para llevarle un mensaje suyo antes de que amaneciera, porque se trataba de un asunto de vida o muerte.

A seguidas me advirtió que muy cerca de su casa estaban instaladas las oficinas de la Fuerza Interamericana de Paz, en los alrededores del Hotel El Embajador, una zona muy bien resguardada, pero que había una persona con un vehículo que me conduciría hacia allá, probablemente sin grandes contratiempos. Entonces me entregó una carta, la cual quiso que leyera.

Al terminar de leerla expresó, que a pesar de su distanciamiento, en virtud de que Morillo López estaba en el lado contrario, en ese momento como Encargado del Aeropuerto Internacional, mantuvieron relaciones de amistad casi fraternal, por lo cual, habiendo recibido la información de que se tramaba un atentado contra su vida, tenía que avisarle. Advirtiéndome, que ante cualquier situación, me tragara la carta, pues solo él podría recibirla.

Se hicieron los preparativos pertinentes, y de madrugada cruzamos a pie varias calles y patios de Gascue evadiendo el cordón, hasta llegar a una casa donde había una pareja a quien no conocía esperando, pero quien me condujo hasta allí por encargo de Caamaño, llamó a quien conduciría el carro, primo. Luego de un rato, éste se identificó de apellido Marra, familiar de los Caamaño.

Salimos para el lugar con tanto cuidado como temor, pero lo logramos, y al llegar, luego de observar por todos lados, toqué el timbre y se asomó Morillo, preguntando qué carajo buscaba a esas horas, que si estaba loco. Le dije de lo que se trataba, le entregué la carta, la leyó, se quedó pensativo por un rato, y luego habló de Francis, a quien definió como un muchacho grande y de corazón inmenso. Luego de pedir que le expresara las gracias, le mandó a decir que no se preocupara, que estaría preparado y bien acompañado. No contestó por escrito, pero dio algunos detalles para que Caamaño supiera que había recibido la carta. Me aconsejó, nos despedimos y Caamaño quedó enterado.

Esa acción de Francis, el Coronel Caamaño o el Presidente Constitucional con Morillo López, y su actitud frente a los policías durante la toma de la Fortaleza Ozama, son demostraciones de que, además de valiente y héroe, era una persona de gran sensibilidad humana. Y ya que Caamaño no está físicamente con nosotros, cualquier detalle adicional, solo Morillo López, que conserva excelente salud, podría ofrecerlo.

 

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