Carta de la Tierra cobra mayor vigencia

Carta de la Tierra cobra mayor vigencia

La declaración de principios fundamentales para la construcción de una sociedad global a partir del Siglo XXI, una sociedad justa, sostenible y pacífica, cobra mayor vigencia en estos días de estremecimiento planetario a causa de las acciones de guerra que desde inicios del presente siglo han conmovido al mundo. Esta declaración, llamada La Carta de la Tierra.

De La Carta de la Tierra los países líderes del mundo apenas han hecho caso al concepto de «sociedad global», no para aplicarlo según lo establecido en La Carta, sino para adecuarlo al modelo económico de la globalización, nada que ver con los postulados de La Carta.

Para la República Dominicana, La Carta de la Tierra tiene vigencia especial toda vez que sobre el país se mantiene la sombra de las amenazas contra sus áreas naturales que todavía mantienen la producción de agua, oxígeno y otros servicios ambientales.

«Estamos en un momento crítico de la historia de la Tierra, en el cual la humanidad debe elegir su futuro. A medida que el mundo se vuelve cada vez más interdependiente y frágil, el futuro depara, a la vez, grandes riesgos y grandes promesas. Para seguir adelante, debemos reconocer que en medio de la magnífica diversidad de culturas y formas de vida, somos una sola familia humana y una sola comunidad terrestre con un destino común. «Debemos unirnos para crear una sociedad global sostenible fundada en el respeto hacia la naturaleza, los derechos humanos universales, la justicia económica y una cultura de paz. En torno a este fin, es imperativo que nosotros, los pueblos de la Tierra, declaremos nuestra responsabilidad unos hacia otros, hacia la gran comunidad de la vida y hacia las generaciones futuras. La

[b]Tierra, nuestro hogar[/b]

«La humanidad es parte de un vasto universo evolutivo. La Tierra, nuestro hogar, está viva con una comunidad singular de vida. Las fuerzas de la naturaleza promueven a que la existencia sea una aventura exigente e incierta, pero la Tierra ha brindado las condiciones esenciales para la evolución de la vida. La capacidad de recuperación de la comunidad de vida y el bienestar de la humanidad dependen de la preservación de una biosfera saludable, con todos sus sistemas ecológicos, una rica variedad de plantas y animales, tierras fértiles, aguas puras y aire limpio. El medio ambiente global, con sus recursos finitos, es una preocupación común para todos los pueblos. La protección de la vitalidad, la diversidad y la belleza de la Tierra es un deber sagrado.»

[b]La situación global[/b]

«Los patrones dominantes de producción y consumo están causando devastación ambiental, agotamiento de recursos y una extinción masiva de especies. Las comunidades están siendo destruidas. Los beneficios del desarrollo no se comparten equitativamente y la brecha entre ricos y pobres se está ensanchando. La injusticia, la pobreza, la ignorancia y los conflictos violentos se manifiestan por doquier y son la causa de grandes sufrimientos. Un aumento sin precedentes de la población humana ha sobrecargado los sistemas ecológicos y sociales. Los fundamentos de la seguridad global están siendo amenazados. Estas tendencias son peligrosas, pero no inevitables.»

[b]Los retos venideros[/b]

«La elección es nuestra: formar una sociedad global para cuidar la Tierra y cuidarnos unos a otros o arriesgarnos a la destrucción de nosotros mismos y de la diversidad de la vida. Se necesitan cambios fundamentales en nuestros valores, instituciones y formas de vida. Debemos darnos cuenta de que, una vez satisfechas las necesidades básicas, el desarrollo humano se refiere primordialmente a ser más, no a tener más. Poseemos el conocimiento y la tecnología necesarios para proveer a todos y para reducir nuestros impactos sobre el medio ambiente. El surgimento de una sociedad civil global, está creando nuevas oportunidades para construir un mundo democrático y humanitario. Nuestros retos ambientales, económicos, políticos, sociales y espirituales, están interrelacionados y juntos podemos proponer y concretar soluciones comprensivas.»

[b]Responsabilidad Universal[/b]

«Para llevar a cabo estas aspiraciones, debemos tomar la decisión de vivir de acuerdo con un sentido de responsabilidad universal, identificándonos con toda la comunidad terrestre, al igual que con nuestras comunidades locales. Somos ciudadanos de diferentes naciones y de un solo mundo al mismo tiempo, en donde los ámbitos local y global, se encuentran estrechamente vinculados. Todos compartimos una responsabilidad hacia el bienestar presente y futuro de la familia humana y del mundo viviente en su amplitud. El espíritu de solidaridad humana y de afinidad con toda la vida se fortalece cuando vivimos con reverencia ante el misterio del ser, con gratitud por el regalo de la vida y con humildad con respecto al lugar que ocupa el ser humano en la naturaleza. Necesitamos urgentemente una visión compartida sobre los valores básicos que brinden un fundamento ético para la comunidad mundial emergente. Por lo tanto, juntos y con una gran esperanza, afirmamos los siguientes principios interdependientes, para una forma de vida sostenible, como un fundamento común mediante el cual se deberá guiar y valorar la conducta de las personas, organizaciones, empresas, gobiernos e instituciones transnacionales.»

[b]»Una flor para que no mueran las Areas protegidas»[/b]

Mañana domingo en horas de la tarde se realizará en el Malecón una actividad inusual. Cientos de personas caminarán en hilera portando una flor para depositarla al pie del Obelisco, en petición al respeto de nuestras Areas Protegidas, amenazadas con ser desmanteladas para su usufructo por parte de inversionistas turísticos dominicanos y extranjeros.

La actividad se inscribe dentro del programa que busca impedir que pase a ser ley un proyecto sectorial que luego de enviado al Congreso Nacional por la Secretaría de Estado de Medio ambiente y Recursos Naturales fue aviesamente modificado tanto en su esencia como en sus propósitos generales.

A la actividad se está invitando a toda la población de Santo Domingo, para dar testimonio de la oposición a la destrucción de nuestros parques nacionales y de la disposición de mantener su defensa en todas las instancias posibles.

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