Carta para todo nuevo gobierno

Carta para todo nuevo gobierno

PABLO NADAL
Lo que todo nuevo gobierno tiene que saber está a la mano. Porque eso mismo lo saben la mayoría de los ciudadanos. Lo difícil es que la borrachera del poder le permita hacer precisamente eso que le impone el bien común, la democracia y la Constitución (aunque esta tenga los defectos y lagunas que quieran endosárselas). Todo gobierno que no sea así será todo lo que se quiera: Gobierno de partido, gobierno de los poderes tácticos, pero nunca gobierno genuinamente democrático.

Lo primero y se podría decir todo, es que el poder expresado en la soberanía es del pueblo. Y el pueblo es el conjunto de ciudadanos. No es el gobierno el parapeto del uso del nombre del Estado. Y todo lo que se realice desde el poder debería ser por la sociedad y esto va desde los impuestos hasta las medidas de la fuerza pública. Actuar para el pueblo y no para un ente abstracto llamado Estado Dominicano, que en la mayoría de los casos es una pantalla.

Desde ahí se desprende una acción diaria para cumplir la Ley. Simple. Que la obligación de todos los que están dentro de la República, sin importar rangos ni posiciones, sea una persona o una institución. Posición sobre la cual no puede haber argumento contrario bueno y válido para que no se cumpla.

Y desde ahí tendremos remedio para la corrupción, la impunidad, la agresividad de la seguridad pública, la deshumanización del Estado con sus notas relevantes en salud, prisiones, educación, etc. Y el galante entrega a los extranjeros, personas ó  potencias, sea para hacerse simpático o que puedan hacerse los sordos y ciegos en conjuras contra la tranquilidad nacional.

Ello conlleva olvidarse de partidos políticos que en verdad no existen con las reglas que definen las ciencias políticas y olvidarse también del molde aunque sea duro reconocerlo de «República bananera». Donde todo es posible si es negativo.

No hay que hacer muchos estudios ni hablar mucho. Para cualquier gobierno nuevo la agenda es clara, sencilla y terminante y estará presente hasta que llegue un gobierno que merezca tener el sello de verdadero representante del pueblo. Constitución. Ley. Carta de derechos humanos. Soberanía popular y el Estado en función de gerente común y particular de los ciudadanos. De cada hombre ó mujer. Poder del pueblo. Es muy fácil decirlo, lo difícil es aceptar que se ha oído y actuar dentro de esa obligación.

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