Carta que convendría que el Presidente asimile

Carta que convendría que el Presidente asimile

Mientras prepara su penúltima rendición de cuentas, sería plausible que el presidente Medina asimilara el mensaje de esta Carta Abierta y actuara en consecuencia.
“El destino ha querido ofrecerle a usted una oportunidad para que conquiste la gratitud del Pueblo, la simpatía del mundo americano y el respeto de la historia; y no seré yo quien le niegue el derecho a esos bienes a causa del origen de su alto cargo, porque sé que los hombres públicos no son juzgados por la forma en que hayan comenzado a actuar sino por la manera en que cierran su mandato o en que terminan su vida”.
“Sin que importe si de manera legítima o ilegítima, Ud. es ahora el presidente de la República Dominicana, su patria y la mía; por tanto es usted el depositario de la dignidad nacional y el encargado de proteger los bienes, el honor y la vida de todos los dominicanos. Del uso que usted haga de tan alta facultad dependerá no sólo la suerte de nuestro país sino también la opinión que habremos de merecerles a los pueblos que nos rodean”… “En nuestro país se ha establecido como norma de vida todo lo que es grosero, vulgar y denigrante. Y por esa conducta nos está juzgando el mundo”.
“El destino ha querido depararle a usted la oportunidad de hacer que esa situación cambie del todo. Aunque comprendo que la tarea no es fácil, creo que hay entre los dominicanos hombres y mujeres en número suficiente para transformar la atmósfera que hoy ahoga a nuestro pueblo en una que permita la pacífica convivencia de la familia nacional y estimule el desarrollo de la ciudadanía y el florecimiento de la capacidad moral e intelectual de nuestros compatriotas”.
“En el fondo… hay una invitación a usted…; una invitación para que encamine sus pasos hacia la formación de una atmósfera de convivencia nacional. Y yo lo exhorto a oírla”. “Cuando se está en cargo tan alto como el suyo no puede haber sentimiento ni interés que se sobreponga a los deberes implícitos en él”. “Más allá…”… “Por encima de todas las obligaciones está la de servir al país propio; y para un gobernante no hay y no puede haber propósito o pasión que entorpezcan los de proteger y encauzar, con permanente dignidad, los bienes la vida y el honor de los gobernados”.
“Pese a la…difamación…yo tengo conquistado…”…“el afecto de millones de hombres y mujeres de estos pueblos que me han visto luchando por sus libertades sin pedirles nada en cambio”. “Tengo conciencia de lo que soy y de lo que valgo en Santo Domingo y en otros países”. “Eso me permite ponerme por encima de las pasiones y me da valor necesario para arrostrar el juicio de mis adversarios e ignorar la calumnia cuando brota a mi paso”. Al dirigirle esta carta abierta…”… “…los calumniadores dirán que deseo venderme a usted, o que me he cansado de luchar. Pero usted sabe que yo no me vendo y probablemente sepa también que ni me he cansado, ni me cansaré jamás de trabajar por mis ideas”. “Le toca a usted”… “reformar la situación dominicana”;…..“…albergo la esperanza de verlo conquistando la gratitud de los dominicanos, la estimación de América y el respeto de la historia”.
No soy autor de esta carta. Valiente, temeraria e ilusoriamente la dirigió Bosch al presidente Héctor Trujillo, en enero 8, 1953 para que “le moviera a inaugurar… una nueva era política” con “la esperanza de verlo conquistando la gratitud de los dominicanos, la estimación de América y el respeto de la historia”.
Este quimérico anhelo de hace 66 años podría materializarse ahora, actualizado, si el presidente Danilo Medina, que proclama incansable y orgullosamente a Bosch como su mentor y guía, aprovechara la ocasión para darle categoría histórica a su rendición de cuentas y, asimilando el mensaje de esa carta domina sus ambiciones y hace oídos sordos a pecaminosas insinuaciones para poder proclamar ante la Asamblea Nacional que respetará la Constitución y que, por tanto, no insistirá en pretender reelegirse otra vez en el 2020. Actuando así, honrará sus juramentos hechos públicamente ante lo divino y lo terrenal, retornará el sosiego a la nación y desaparecerá el inmanente riesgo de ruptura del equilibrio social. ¿Será mucho pedir al Presidente Medina? Sabremos el 27.

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