Cartagena HISTORIA, MAR Y GASTRONOMÍA

Cartagena HISTORIA, MAR Y GASTRONOMÍA

Ciudad púnica, romana, militar y modernista, Cartagena tiene más de tres mil años de historia marcada por el Mar Mediterráneo que la baña, por su puerto, y por unos tesoros naturales, culturales y gastronómicos que la conforman como una de las joyas del Levante español.

Ciudad de tesoros, unas veces excavados en la tierra, otras al aire libre y algunos sumergidos bajos su aguas, la ciudad de Cartagena, en la comunidad española de Murcia, con algo más de doscientos mil habitantes, que en su área metropolitana llega a los cuatrocientos mil, es una urbe abierta con una historia que proviene de los cartagineses, doscientos años antes de Cristo, y que conoció su apogeo gracias a los romanos, quienes la bautizaron como Cartago Nova.

Gracias a su situación geográfica estratégica, hace dos mil años se convirtió en uno de los principales puertos del Imperio y, hoy en día, su enorme patrimonio cultural e histórico sigue siendo de especial relevancia a la hora de mostrarse a los visitantes. Además Cartagena posee una gran riqueza minera, con minas de plomo y plata, y unas aguas de una riqueza marina extraordinaria.

Para el bloguero especialista en viajes, José Luis Sarralde (http://guias-viajar.com), entrevistado por Efe: “quien llega a la ciudad descubre que es muy luminosa, con unos jardines y unas murallas que conforman un magnífico mirador al mar, y con un centro histórico, que se extiende al pie de la colina del castillo, casi todo peatonal”.

También sorprende ver en el centro histórico edificios de arquitectura modernista, como el Casino o el Gran Hotel lo que, a juicio de Sarralde, “configura una ciudad muy agradable de pasear”.

Modernismo y defensa. Otra ruta de interés por el casco antiguo es la denominada modernista, que incluye varios edificios de ese estilo arquitectónico y que incluyen la estación de Ferrocarril, la Casa Aguirre, sede actual del Museo Regional de Arte Moderno, la casa Maestre, un inmueble que recuerda descaradamente al insigne Antonio Gaudí, el Casino, el Gran Hotel o el Palacio Consistorial.

Pero otro de los referentes de la urbe murciana es su arquitectura defensiva, de cara a la costa mediterránea, “yo recomiendo un viaje por la bahía, que dura unos 45 minutos, donde se descubre la importancia que ha tenido a lo largo de la historia. Allí se contempla un cañón defensivo que tiene un alcance de 35 kilómetros”, indica el bloguero.

Es de destacar también el fuerte de Navidad; la batería de Castillitos y la torre de Santa Elena, en el Cabo Tiñoso, ejemplo de los sistemas diseñados en el siglo XVIII para controlar los accesos y defender la ciudad de los ataques externos.

Precisamente los ataques externos, concretamente franquistas, durante la Guerra Civil de España, pasaron factura en la ciudad. Uno puede hacerse una idea al visitar el Refugio de la Guerra Civil, que muestra la construcción de galerías defensivas y cómo era la vida durante esa contienda. Un lugar que albergaba hasta 5.000 personas. Cartagena fue el último bastión en rendirse al ejército de Franco.

Pero en Cartagena no todo está a vista de tierra, porque bajo sus aguas también existe un patrimonio digno de mención. En el Museo de Arqueología Subacuática (Arqua) pueden apreciarse restos de las embarcaciones, como los pecios romanos de la Isla de Escombreras o monedas de oro y plata recuperadas de la fragata Nuestra Señora de las Mercedes.

También bajo el mar se desliza el submarino. Precisamente fue un cartagenero científico, marino y militar español, Isaac Peral, quien lo desarrolló como arma militar al diseñar el submarino torpedero, del que existe una réplica en el museo Naval de la ciudad.

Edén del buceo. Pero lejos de quedarse solo con su pasado y vivir de esas rentas, la ciudad se apuntó a la modernidad y, como muestra, su ascensor panorámico turístico, de 45 metros de altura, que permite al visitante llegar hasta el castillo. Punto de interés especial por su mirador.

“Es un lugar magnífico para hacer fotografías porque desde él se contempla toda la bahía y un lugar ideal para ver el atardecer y culminar la jornada turística”, añade Serralde.

En sus costas también existen joyas naturales de innegable valía, como el Parque Natural de Calblanque y uno de los templos del buceo, como es la Reserva Marina de Cabo de Palos e Islas Hormigas, con casi 1.900 hectáreas y praderas oceánicas en un excelente estado de conservación.

Según la Fundación Cousteau, es el mejor lugar del Mediterráneo para la práctica del submarinismo, por la rica biodiversidad de sus poblaciones de flora y fauna y la espectacularidad de los restos de naufragios como los del Sirio, el Minerva y el Nord America.

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