Cartas

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Ideales
Señor Director:

Para vivir a plenitud la vida se necesita tener ideales; de lo contrario se puede ser un verdadero muerto en la vida como tantos que deambulan por doquier, de allí la grandeza del ser más extraordinario que ha pisado la faz de la tierra: Jesucristo quien sufrió hasta el sacrificio para enseñarnos el camino para llegar al Padre Celestial; y por qué no recordar al más inmaculado de los dominicanos, quien tuvo el genio de colocar en el centro de los símbolos patrios sus ideales de: Dios, Patria y Libertad, como para recordarnos a los dominicanos que ellos deben de estar por encima de todo, especialmente en los cristianos.

En nuestros medios existen muchos ciudadanos que son verdaderos fariseos, pues sólo le interesan los bienes materiales, ignorando que lo único verdadero es la muerte y que para quienes creemos en el Señor ella es la vida, pues sólo en la misma es posible alcanzar la eternidad, según nos enseñan las escrituras y el peregrinar de Jesucristo por el mundo.

De lo anterior se puede afirmar que Jesucristo es amor y gracia. Del amor se ha escrito mucho y se habla a diario, pero casi nunca se dice que su mayor expresión se encuentra en el perdón, empezando por uno mismo para luego proyectarlo a los demás o al prójimo. Quien lo dude sólo tiene que analizar a Jesucristo con la Cruz y en la Cruz ,cuando en su desesperación proclamó “Padre perdónalos que no saben lo que hacen” o cuando perdonó al ladrón diciéndole: “En verdad te digo que hoy estará conmigo en el paraíso”.

Hoy más que nunca debemos pensar en el perdón, pero sin dejar de recordar que Jesucristo tuvo que coger el látigo para echar a los mercaderes de la casa del Padre o que Duarte tuvo que sentenciar a los políticos partidistas de su época diciendo: “Mientras no se escarmiente a los traidores, los buenos dominicanos seguirán siendo víctimas de sus maquinaciones” ¿Acaso no es ésto lo que está pasando en nuestro país y el mundo?

En verdad para vivir en paz con uno mismo y los demás hay que aprender a perdonar como lo hizo el Señor, pues la única vía de alcanzar la felicidad, la cual es transitoria en el mundo terrenal y eterna en la viña del Señor, donde no existen angustias, ansiedades, depresiones y otros trastornos psicopatológicos muy de moda hoy debido a la envidia y al egoísmo, como bien señalaba el padre Emiliano Tardyf en sus misas de curaciones y en sus libros, que circulan por todo el mundo.

Se sabe que el pecado rompió la gracia, ello para que no fuéramos perfectos como Dios, de quienes fuimos hechos a imagen y semejanza, pero esa es la gracia divina.

En la actualidad se ha perdido el dar las gracias y es oportuna la ocasión para hacer un llamado a toda la humanidad para que demos gracias, primero a Jesucristo que se sacrificó por nosotros y luego a familiares y amigos, si en verdad queremos ser felices y ser solidarios con los demás hermanos como lo pedía Juan Pablo II en su eterno peregrinar por la viña del Señor. A las personas sin ideales se les hace difícil decir gracias; ello se debe a que no conocen la gratitud. Impulsemos la gracia en nuestros hijos y toda la juventud para así ganar amigos y romper ataduras del odio y los resentimientos. Pues la gracia viene de lo divino y en ella se encuentra el Señor.

Si observa una persona que no da las gracias, no la critique, ora por ella en lo más profundo de tu ser, pues el que no sabe decir gracias o le cuesta mencionar la palabra es casi seguro que es una persona perturbada, que está muy lejos del camino, la verdad y la vida; pues ella anda en otro mundo, por lo que debemos ser comprensivos y seguir orando y nunca olvidar que la gracia debe cultivarse entre todos si queremos que se encuentre en presencia del divino creador.

Si el perdón es expresión de amor y la gracia divina nos aleja de la tentación, la gracia común nos acerca a Dios, por lo que debemos dar mil gracias cada día.

Atentamente,
Francisco Ángeles

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