Cartas

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Reformemos el Estado
Señor director:

Desde sus inicios el Estado Dominicano ha adolecido de una serie de males en materia institucional que se han perpetuado a lo largo del tiempo. El clientelismo, la poca transparencia en las ejecuciones y los servicios deficientes a la ciudadanía, en términos de tiempo y calidad, son algunos de los trastornos que ha padecido nuestro aparato estatal por más de un siglo. Dichas dificultades se han convertido en verdaderas trabas que han retardado el avance y expansión coherente de nuestro Estado en concordancia con los tiempos.

Como resultado el Estado no ha incorporando en su labor, mecanismos que le permitan transformase en una formidable maquinaria con altos niveles de institucionalidad, eficiencia y transparencia. En definitiva que tenga capacidad propia de proveer y velar por el bienestar común que demanda nuestra sociedad.

Esta problemática tiene un denominador común, se llama poca o ninguna capacitación y puede incidir en mayor o menor medida, en la forma como esta organizado y responde el Estado a los ciudadanos.

Sin irnos muy lejos, basta con analizar la última década, período en donde se inicia y se pone en marcha el proceso de Reforma del Estado dominicano para convencernos que la capacitación no ha sido aprovechada en todo su gran potencial, veamos algunas razones:

En primer lugar el concepto de capacitación no ha sido abordado, ni visto como «la herramienta» fundamental para impulsar la reforma, sino como una de tantas alternativas para enfrentar los problemas que se derivan de la Reforma. En consecuencia la capacitación toma fuerza desde un punto de vista marginal provocando que sea utilizada como paliativo de entuertos de nuestras instituciones. Resultado: la capacitación se convierte en una formalidad con atributos de ser coyuntural y superficial en todos los niveles del aparato estatal.

En segundo lugar, la capacitación, aún cuando genera un impacto significativo y permanente en las instituciones públicas, provee resultados que son graduales, debido principalmente a que la formación requiere tiempo. Esta característica intrínseca la hace poco atractiva para ocupar un punto central en la agenda de la Reforma.

Desafortunadamente la agenda de la Reforma esta compuesta fundamentalmente por aspectos cuya importancia radica en lo que los gestores conocemos como «Quick Wins» o ganancias rápidas y no por aquellos que aunque sus resultados toman tiempo generan un gran valor agregado al Estado, por ejemplo la capacitación.

Finalmente, a lo interno de cada institución pública no se ha producido un real convencimiento en los mandos ejecutivos y medios de desarrollar en sus recursos humanos las competencias requeridas de acuerdo a sus aptitudes y necesidades de su puesto. En adición a esto, los servidores públicos no se sienten motivados ya que en nuestra administración pública, la capacitación hasta la fecha no constituye un elemento decisivo para la promoción o movilidad en el escalafón de las instituciones.

La Reforma ha contribuido de forma importante en la construcción de un Estado Dominicano más moderno y eficiente. Dentro de los logros verificables de la Reforma Estatal está el hecho de que muchas instituciones que prestan servicios altamente demandados por la ciudadanía han sido sometidas a un proceso de reestructuración de sus procesos. Basta citar el caso de la Dirección General de Impuestos Internos (DGII) que gracias a un proceso exhaustivo de mejoramiento continuo de sus principales servicios y de actualización y formación de los servidores públicos que forman parte de su personal, ha mantenido de forma sostenida una línea ascendente en materia de recaudación y ha logrado reducir significativamente las largas colas que se formaban para obtener la revista y el marbete de los vehículos por citar algunos de sus cambios más destacables.

Sin embargo uno de los puntos centrales de las discusiones y diálogos entre técnicos expertos en la materia estriba en cómo hacer sostenible y continua la Reforma. En nuestra opinión el punto de cohesión es un significativo aprovechamiento de la capacitación, de hecho constituye un desafió para la Reforma crear capacidades que logren definir y articular políticas públicas transversales dirigidas a la capacitación permanente de los recursos humanos de las instituciones públicas.

Instituciones como el Instituto Nacional de Administración Pública (INAP) pueden desarrollar acuerdos estratégicos que impulsen la Reforma con mayor coherencia y compromiso. La idea subyacente aquí es crear un círculo virtuoso que sea capaz de provocar de forma permanente cambios sustanciales cuya sumatoria de cómo resultado un Estado Dominicano eficiente, moderno y transparente mediante la Capacitación y Formación continua de Servidores Públicos.

Y es que los resultados están ahí y no nos dejan mentir, innumerables estudios muestran que existe una relación directa entre los niveles de capacitación y los avances experimentados en los procesos de reforma estatal llevados a cabo en Latinoamérica y en otras regiones. En lenguaje llano mientras más capacitación reciben las instituciones públicas dominicanas, mayor y mejores son los avances y mejoras que se incorporarán en cada una de ellas y en consecuencia mayor consolidación de la Reforma en términos de resultados alcanzados.

Claro está sin menospreciar el consenso y los acuerdos entre las élites políticas lo cual en su momento juega un papel fundamental como mecanismos de consensuar la Reforma.

Atentamente,
Angel Moreno

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