Cartas

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Señor director:
Otra reflexión sobre la UNPHU
Si hemos de considerar que las instituciones son creadas con la finalidad de darles continuidad, consistencia y permanencia conforme a los principios que les son propios, por cuya razón hemos de considerar, que la vigencia en el plano de sus acciones deben ser mantenidas.

Debemos ser más directos para decir que las instituciones quedan, mientras que sus iniciadores, fundadores patrocinadores sencillamente pasan: sim embargo, la permanencia, continuidad y consistencia sólo ha de producirse cuando los capítulos de los antecedentes de vida y formación se han fundamentado en la capacidad de querer dar para precisamente dar permanencia a los que es bueno y valedero.

Sirva lo señalado para recordar que la Universidad Nacional Pedro Henriquez Ureña (UNPHU), surge y se levanta bajo el signo de la consistencia de la universidad del ilustre humanista que le da nombre con lo que de inmediato se hace depositaria de la responsabilidad del grupo de intelectuales que se suman al proyecto para darle continuidad y permanencia. Sumamos a éstos, sus principios y hombres, para dejar abiertas las puertas de la confianza de toda la sociedad apoyados en el noble lema:

«Todo aquel que tenga algo que enseñar o aprender, será bien recibido»

De un tiempo, que empieza cobrar lejanía con marcada persistencia actualizada, esa, nuestra querida UNPHU, ha recibido en lo más profundo de sus sensibles fibras, toda una descarga de Ningunación, de Cualquierización, de Ignoranciación, y hasta podríamos decir que hasta de falta de Visualización hacia sus principios y normas, la anomía de sus estandartes representados por hombres y mujeres que se comprometieron con el pensamiento de Don Pedro Henriquez Ureña, para ser sostenedores de su monumental grandeza.

El sentido de la percepción en su justo y merecido valor han sido troncados, por quienes les toca la responsabilidad de mantenerlo y llevarlo a cabo fuera de la contaminación de intereses que han reñido en nuestra Alta Casa de Estudios, contribuyendo a empañar una trayectoria de compromiso con la Nación: Formar ciudadanos que sirvan al país como patriotas.

Uno de los peores, perjudiciales y erratico males, los hemos venido sufriendo los que honestamente, los que vocacionalmente, los que con verdaderos sentimientos, nos mantenemos ligados a la UNPHU, ha sido, la negación desplomada hacia esos profesores fundadores, la mayor parte de ellos jubilados, de parte de los que le quieren negar la historia lo que precisamente es: HISTORIA.

¡Que limitada percepción, de parte de los que deben velar por la perpetuación y proyección de los valores de la imagen de Don Pedro Henriquez Ureña. ¡Qué infeliz negación!

Cierto es que ha faltado la iniciativa de parte de los profesores fundadores y jubilados de elevar sus quejas y sentires hacia la parte externa de la UNPHU. Puede señalarse que la nobleza obliga y aún así entienden que se debe mantener límpida la imagen de don Pedro Henriquez Ureña. El sacrificio va más allá.

Hemos de reiterar lo citado al iniciar esta entrega: las instituciones habrán de permanecer, los hombres sencillamente: Pasan.

¡Autoridades!: la Academia sigue por la ruta de sus nobles y altruistas principios. No quebranten, ni permitan que se quebranten dichos principios, pues el rescate de la UNPHU está en otra dirección (financiera). La Academia nunca ha deca-ido, precisamente por estar fundamentada y sostenida en la solidez de fuertes columnas dentro de su noble lema:

Atentamente,
Atahualpa Soñe M.

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