Cartas

Cartas

S.O.S. Post-electoral
Señor director:
El país entero se dio la debida cita el pasado 16 de mayo para cumplir con el deber que nos impone nuestra condición de ciudadanos miembros de una sociedad civilizada.

Debo hacer énfasis en cuanto significo “el país entero” incluyo la gran masa de abstención, pues forman parte significativa del proceso, lo cual hay que tomar en cuenta con todas las variables que forman sus aspectos más o menos significantes.

Ante el llamado a cumplir con nuestros deberes, los hijos de esta media isla respondemos como una patria completa, entera; cumplimos con la dignidad y altura que requiere dicho mandato. Sin embargo, transcurrido el período prudencial para recibir los resultados de todo el esfuerzo ciudadano, recibimos un trato que siembra todo tipo de incertidumbre, estancamiento, desaliento, retroceso en todas y cada una de nuestra habituales actividades, las cuales enmarcan toda lo geografía del país.

Nuestro querido y laborioso pueblo brinda a la democracia lo mejor de todo lo que ella reclama y nos mantenemos entregando parte de esas reservas con una sola finalidad: Fortalecerla.

Brindar fortaleza a la democracia es contribuir a su crecimiento, es dirigirla hacia la solidez deseada, luego de una madurez bien ofertada por un espléndido desarrollo armonioso y equilibrado. No obstante hemos de recorrer un largo y espinoso camino lleno de odiosos obstáculos en donde cada vez que hacemos un alto para evaluar nuestros avances en la democracia (cada cuatro años), nos vemos con la odiosa y triste realidad de sufrir las más profundas frustraciones al ser espectadores del pesado juego que se realiza con el sentir del deber cumplido de cada ciudadano.

Nuestro pueblo que logró aunar esfuerzos para echar por tierra la oprobiosa tiranía, en nuestro propio suelo, con nuestros propios hombres, hermanados en ideales tan nobles como los que nos legaron nuestros forjadores de libertades y de nuestra nacionalidad, pedimos, solicitamos, exigimos, para no tener que arrebatar lo que con tanto civismo demostramos en cada proceso electoral dejamos para ser ejemplo a nuestros hijos y por encima de ellos a la patria.

Ese día, en cada segundo, los dominicanos levantamos la bandera de la creencia en la democracia, pero por favor, señores miembros de la J.C.E. señores candidatos, señores dirigentes de partidos políticos, señores que puedan estar ocultos tras la sombra, hagan posible unos resultados menos traumatizantes, más acorde con el sentido de humanización.

Creemos en la democracia. Luchamos por ella, pero no traten de hacernos víctimas o mártires de ella cada cuatro años, pues la democracia ni quiere, ni desea alimentarse de víctimas fabricadas dentro de la fábrica de un proceso electoral.

¡Señores!, creemos en la democracia, no persigan la pérdida de la fé tan lograda y tan bien sacrificada por todos aquellos que ofrendaron sus vidas en ideales llenos de entrega límpida en cada una de las gestas que iluminan las páginas de nuestra historia.

Merecemos una mejor suerte, pues nuestros forjadores libertarios desde sus tumbas así lo exigen, no por exigencia propia, sino por el deber compromisorio para con la patria.

Atentamente,
tahualpa Soñé M.

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