Cartas

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La escuela y la salud mental
Señor director:

Como logro de una personalidad íntegra y feliz, el objetivo de la misma hemos de enmarcarlo dentro de la educación y la consecución de una adecuada higiene mental.

Un programa de higiene mental jamás puede limitarse a la escuela a ciertas fases especiales de la situación escolar, debe cubrir todos los aspectos y actividades dentro del marco de la escolaridad, pues la higiene mental abarca todas las condiciones físicas y humanas, tales como: la edificación y sus contornos, la comunidad, el hogar, el alumnado, los maestros, supervisores, etc.

Por lo antes señalado, encontramos que la escuela es responsable del desarrollo mental del alumno, pero a esto debe agregársele su obligación de prestar la debida atención de forma cuidadosa a todos los aspectos significativos de la personalidad del alumno.

La escuela nuestra debe fijar y mantener conciencia sobre esta noble función cada vez realizar esfuerzos para cumplir de manera cabal. La escuela ofrece una verdadera oportunidad para el fomento del buen desarrollo emocional, como institución creada por la sociedad con el propósito de proveer un sistema de aprendizaje y enseñanza para todos los ciudadanos.

La escuela no sólo representa una fuerza en sentido general educativa, es también un valioso medio para determinar la capacidad del sujeto para vivir de manera armoniosa y de forma fructífera.

Cuando el alumno se ajusta a la escuela, significa entre otras cosas que produce ajustes en otros aspectos fundamentales de su vida:

– Cada niño tiene sus especiales relaciones individuales con padres, hermanos, amigos, etc., es decir, se adopta socialmente a la convivencia con sus compañeros.

– La escuela se conforma a un patrón de autoridad enteramente distinto al familiar. El sujeto tiene aquí la oportunidad de formar un concepto distinto de la autoridad, la que será entendida, no como fuerza, sino como un influjo justo y amistoso, esencial a la sana convivencia de su grupo.

– El niño en la escuela debe aprender a ajustarse a sus limitaciones de una manera consciente o inconsciente, el niño, quiere ser el primero, el más inteligente y, el más estimado en la situación.

La escuela es el lugar en donde el niño debe y puede encontrar las compensaciones sanas a base del fomento y uso juicioso de sus habilidades y capacidades, para de este modo incitarlo a que se desenvuelva en su propia personalidad y potencia dentro del marco y naturaleza física y psíquica.

La escuela debe aceptar la ampliación de su responsabilidad en la transformación del niño en un adulto de manera mental y estable en el marco emocional, capaz de llevarlo a compartir sus obligaciones dentro del plano de una vida democrática.

La enseñanza efectiva va a depender en gran parte del conocimiento que el maestro tenga de las características personales del alumno, de sus capacidades, intereses y aspiraciones.

El aprendizaje eficaz tiene mucho que ver con los ajustes y bienestar general del alumno.

Atentamente,
Atahualpa Soñé

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