Cartas

Cartas

“Se nos rompió el amor”…¿de tanto usarlo?
Señor director:

Esta canción me cayó pesada desde la primera vez que la oí. Pienso que su compositor es tonto o mal intencionado.

Posiblemente más lo segundo que lo primero. El amor no puede “romperse”. Lo que sí se rompe es el deseo.

Piense usted en el deseo de comer. Hasta en los más glotones (y que abundan) este deseo tiene sus límites. Algunos comen, mucho más de lo necesario, y hasta vomitan después. Y es indudable que, por lo menos en esa ocasión, el deseo “se rompe”.

Lo mismo digo del deseo sexual. Aunque usted no sea demasiado psicólogo, conocerá algunas parejas que han confundido el amor con aquella situación, cantada por Roberto Carlos como lo “cóncavo y convexo”. Porque éso, si es sólo eso, no es el amor. El amor incluye también el deseo. Pero el verdadero amor, estará siempre por encima del deseo. Y por ende, durará mucho más que él.

Gina Montaner no piensa así. En su artículo “Como una ola”, El Nuevo Herald, lunes 5 de junio de este año, dice: “Fue Rocío quien mejor ha descrito el desamor cuando entonaba aquello de “Se nos rompió el amor de tanto usarlo”. Como un objeto caduco y sujeto a las implacables leyes del tiempo y de la usanza. Hace poco recibí un mensaje de una amiga querida que evocaba la conocida letra para explicarme, brevemente sintetizando, el fin de su historia de amor. Hasta aquí Gina.

Entonces, digo yo, ¿podría ser ésta la canción de algunos divorciados?. Al menos parece ser la canción de la Montaner y de su amiga.

El amor sí puede diluirse, debilitarse, morirse. Morirse de inanición. Si, pero no “de tanto usarse” si no de todo lo contrario.

Por la distancia. Por la ausencia. Por la falta de atención.

Aquella canción que popularizó Fernando Albuerne decía:

Vas muriendo en mis recuerdos,

Y en verdad no es culpa mía,

Se confunde el sentimiento al sentir la lejanía. Y en otra estrofa, la canción decía:

Falta el trato continuado, El sabor de las caricias, Todas las pequeñas cosas Que se viven día con día.

Es por eso que al sentirte Tan distante de mi vida, Aunque no quiera olvidarte Poco a poco te me olvidas.

Porque si hubo amor, al menos en la persona que lo sintió, quedará siempre como la cicatriz, de una herida que se abrirá en cualquier momento. Ante un perfume, una plaza, una canción. Así lo cuenta Buesa:

Esta vieja canción que oí contigo y que contigo dí por olvidada, surge del fondo de la madrugada, como la voz doliente de un amigo.

Yo sé que la mujer que va conmigo, no puede adivinar en mi mirada, que esta canción que no le dice nada, le está diciendo lo que yo no digo.

Y al escuchar de nuevo esa tonada, comprendo la amargura de un mendigo ante una puerta que le fue cerrada.

Pero intento reír, y lo consigo.

Como si no me recordara nada, esta vieja canción que oí contigo.

Un abrazo.

Atentamente,
Tiberio Castellanos

Publicaciones Relacionadas

Más leídas