Roma
Señor director:
Roma fue señora del mundo por unos mil años. No sabemos por cuántos años la nueva Roma al mundo le impondrá sus picotas y sus horcas caudinas. En Roma en tiempo de Nerón (Ahenobarbus), hubo personajes que ayudaban a acrecentar la maldad del monstruoso hijo de la crudelísima Agripina. Así un tal Tigelino… un tal Petronio. Nerón creía que era poeta y se propuso escribirle un canto al incendio de Troya. Tigelino y Petronio lo aconsejaron, que para que se inspirara en grande frente a un pavoroso incendio, le pegara fuego a Roma y después acusara a los cristianos. El mundo da tantos saltos y tantas volteretas, que quién sabe si un día en la nueva Roma, aparezca un nuevo Nerón, con los sueños poéticos y artísticos del marido de la terrible Popea, el cual al suicidarse expresó: ¡Qué artista pierde el mundo!
Posiblemente el Nerón nuevo, tendrá de consejeros para las acciones fatales: Tigelinos y Tigelinas, Petronios y Petronias.
Creo que como anillo al dedo, nos viene lo siguiente: La noche del sábado 17 de abril de 1965, asistí al cine Elite a ver la película ¿Quo Vadis?, basada en la monumental novela del polaco Enrique Sienkiewics.
Para ofrecer similitudes entre las juventudes de la vieja Roma y de la nueva Roma, se me antoja presentar un fragmento de ¿Quo Vadis? de Enrique Sienkiewics.
Helo aquí: …Roma gobernaba el mundo, es cierto; pero a la vez era la úlcera del mundo. De ella emanaban ya las pestilencias de un cadáver. Sobre su putrefacta existencia empezaban ya a caer las sombras de la muerte. Y más de un vez ideas semejantes a estas se habían manifestado aún entre los mismos augustanos; pero hasta entonces no se había presentado claramente ante los ojos de Petronio esta verdad: que el carro cubierto de laureles sobre el que Roma descansaba en actitud triunfal y que arrastraba tras de sí un encadenado hato de naciones caminaba hacia el abismo. Veía la existencia de aquella ciudad señora del mundo como una danza loca, una verdadera orgía que tocaba ya a su término. Y ahora comprendía que solamente los cristianos traían bases nuevas par la vida; pero al mismo tiempo creía que pronto no quedaría ni rastro de los cristianos. ¿Y qué sucedería entonces? La ronda loca continuaría bajo la férula de Nerón, y si Nerón llegaba a desaparecer otro vendría, de la misma a peor especie porque con tal pueblo y tales patricios no habría motivo para esperar un gobernante mejor. Se sucedería, pues, una nueva orgía, que sería aún más infame y vil. Pero no duraría siempre, y una vez que hubiera pasado sentiría al fin la necesidad de entregarse al descanso, aunque sólo se debiese al cansancio….
Personajes inolvidables resultan el valiente Vinicio, la bella Ligia, representando la espiritualidad contra el materialismo imperante en la corrupción romana; el musculoso Ursus que con su fuerza salva a Ligia y cuya recia musculatura es como un desafío frente a la decadencia física con que el vicio hacía tambalear a las degradadas juventudes de Roma. ¡Tanto femeninas como masculinas!
Ahora los sembradíos de los altiplanos, aportan los sustanciosos ingredientes, que hacen tambalear a las viciosas juventudes de la nueva Roma. Juventudes atolondradas y peligrosas, que tras los envíos de los altiplanos, más hacia adelante pretenderán atragantarse con todos los petróleos del universo. Porque esas juventudes estúpidas, no saben, que el petróleo o los petróleos son: ¡La mierda del mundo! ¡La mierda del diablo!
Atentamente