Cartas

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¿El doctor Tallaj tállá?
Señor director:
¿Habrá llegado esta frase a Santo Domingo?
En Santiago muy poca gente no la conoce, así como muy pocos adultos no conocen al doctor José Tallaj, que fue el pediatra de casi todos.

El sábado en la tarde pusieron su nombre a una calle en Santiago, un homenaje en vida. Médico humanista al estilo antiguo, preso por Trujillo, cofundador de un hospital gratuito para niños, y algunos datos meritorios más, pero como un tema que nos es familiar, lo más importante resulta ser “el alma que TA L L ó a su dominio”. Su familia, su casa y su estilo amistoso. Su casa abierta hasta las dos de la mañana para el pequeño grupo que la frecuentaba.

Luego de graduados sus hijos, volvió a la universidad a estudiar contabilidad, no sé para qué. Como los cuatro hijos y su esposa habían logrado el mayor reconocimiento académico, no le quedó más remedio que hacer lo mismo (la esposa y una hija se graduaron el mismo día y se les asignó el discurso de graduación).

En casa del doctor un físico cuántico se interesó por primera vez en esa ciencia que luego hizo avanzar. En las tardes menos esperadas podían ocurrir las cosas más interesantes.

El doctor, además de persona muy especial es igualmente cotidiano, fuma, te bufea (te dice fácilmente que eras un llorón). Para sacarse pedacitos del primer premio en tres ocasiones, en cincuenta años, de seguro tuvo que comprar a casi cada billetero que se le acercaba. Andaba en un carro viejo años atrás y unos barbarazos se lo robaron.

Le dije que me felicitara por haber crecido en el mismo país que él, pero por la escasa audición, ya a sus 80 años, sé que no lo escuchó. Se lo diré en otra ocasión.

En el acto de inauguración de la calle, inició su discurso con un “toy apretao, y mucho”.

Mis mejores deseos para su vida que continúa.

En esa calle, el Doctor Tallaj ta llá y talló.

(Para su homenaje formal, no traje traje).

Atentamente,
Pascual Peña

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El asunto de la pena
Señor director:

Como abogado recibido hace 42 años, y haber sido por 14 años funcionario judicial, me intranquilizo cuando parece ser que por intereses de algunos, el juez no se decide a resolver el asunto de la aplicación de las penas a los que delinquen en esta media isla caribeña. Sé que no soy el único que ha pensado en la solución que propongo. Estoy seguro que hay miles de interesados y jurisconsultos que lo han sugerido. La pregunta es: ¿Por qué no lo proponen?

Mi sugerencia es la de quitarle un “No” al artículo del Código

Penal que expresa que no se aplicará el cúmulo de penas a los delitos y crímenes cometidos y comprobados en juicio. Eliminando ese No se resolvería de un tajo todo el problema, y no habría que hablar de otros tipos de condena, tales como la pena de muerte, o la cadena perpetua.

Imaginémosnos, por ejemplo, en caso de un crimen de estupro, acompañado por asesinato, agravado por violencia,etc., se aplicarán al reo unos 60 y tantos años de prisión, y podrían ser 90, y más ¿no sería esa cantidad de años carcelarios igual a la pena de muerte, cadena perpetua, y hasta de castigos más radicales que algunos, han sugerido como la castración? Al que no le sirva el birrete, que no se lo ponga, a los que como yo le tememos a esa solución salvadora, ¡Me lo pongo!

Atentamente,
Miguel A. Roedán H.

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