Cartas

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Alianza y oportunismo

Señor director

En el virus de las alianzas, el signo más importante es el oportunismo, que se esconde detrás de quienes la buscan, no por los principios que dicen sostener, sino por la voracidad de sus ambiciones que traspasa los limites de la prudencia.

La palabra oportunismo proviene del término latino oportunitate, cuya semántica expresa: coyuntura, conveniencia de tiempo y de lugar, el oportunismo es pues en principio, la capitalización de una coyuntura nacida de determinada circunstancia temporales y especiales, es la razón por la que se considera este método conveniente, siendo así es obvio que las alianzas tienen entonces una marcada connotación de oportunismo.

Eso de yo soy yo y mi circunstancia, no deja duda del trasfondo oportunista de quienes se agrupan para una cosa y hacen otra, es decir estos dirigentes, al proceder de esta manera se convierten en crucificadores de principios fundamentales, con tal de satisfacer su apetencia individuales, son sencillamente acróbatas del simulacro.

¿Que es lo que más a influenciado a los políticos en este viraje?, que en vez de acentuar sus principios programáticos buscando su propia identidad como partido, hoy están parado en cualquier esquina, vendiendo como frutas fresca a los que confiaron en ellos, primero: su incapacidad para convencer a el electorado, segundo: su creencia de que pueden aumentar su caudal de votos desde una posición en el gobierno y tercero: alentado por ese orgullo de que vale más ser cabeza de ratón que cola de león, pero a caso no se convierte en la segunda cosa en los cargo que ocupan.

Hoy, una gran parte de los que buscan alianza, son grandes críticos de los partidos mayoritarios, es más la mayoría de ellos dejaron de pertenecer a lo mismo, por profundas diferencias con su liderazgo, inclusive en los actuales momentos algunos aliados del partido de gobierno, y que ocupan importantes posiciones en el tren administrativo, son críticos tan severos o más que los mismos lideres de la oposición, ¿que significa esto?, que la mayoría de estos aliados no le importa la suerte ni del gobierno, ni del partido, ni del país.

Este desorden legalizado, que necesariamente habrá que ponerle fin modificando la ley electoral, a los fines de evitar que grupos o grupúsculos mantengan en vilo a instituciones que tienen compromiso con la patria, y que están siendo sometidos al chantaje de una minoría que no conforme con el partida que se llevan del presupuesto nacional, quieren también tener representaciones en las distintas esferas del estado, amen del trabajo y el sacrificio de otros.

La fiebre de la alianza a llegado tan lejos que resulta más fácil a cualquier ciudadano conseguir un empleo o un favor desde un partido aliado que desde el mismo partido de gobierno, lo que irrita a una gran mayoría que trabaja para llegar al poder con la esperanza de que se le tome en cuenta una vez en él.

Las alianzas tienen que dejar de ser un festival de oportunidades de seudos líderes, que como oportunista medran de un lado para otro, no en función de un programa de desarrollo del país, sino más bien de la cuota que solicitan la cual en vez de destinarse a programas de salud, educación y vivienda, van a engrosar la ya abultada finanzas de amigos y familiares, que le importa un comino la suerte del país, del Partido de gobierno y del presidente y del presidente de la República, esta situación ha llegado al descaro que esos grupos que hoy son aliados del partido de gobierno, también están negociando con otros partidos, especialmente de la oposición.

Sería importante que muchos partidos que apenas tienen una membresía masónica, se aglutinen en un gran bloque, o sencillamente ingresen a los grandes del sistema, esto así porque si su único interés es el país, en modo alguno debe prevalecer el orgullo por encima del interés nacional, un ejemplo de que estas alianzas, no benefician al país son las ejecuciones de los programas, ya que como cada partido tiene una plataforma de principio, es obvio entonces que cada grupo trate de ejecutarlo desde su propia filosofía partidaria, lo que dificulta en gran medida la ejecución del programa madre de la campaña electoral, presentado por el candidato, una vez juramentado como presidente constitucional de la República Dominicana, me inclino a creer que estos partidos que ha hecho de las alianzas su mayor negocio en vez de consolidar, lo que hacen es distorsionar la verdadera ejecutoría del partido, del gobierno y de sus lideres.

El oportunismo en las alianzas debe y tiene que desaparecer si se quiere que en realidad el país avance, ya que en modo alguno podemos continuar con un liderazgo cargado de tanta incoherencia como se refleja en algunos seudos líderes, que debido a la falta de sinceridad en esos dirigentes, el país se ve avocado a pagar las consecuencias de estos oportunistas que ponen por encima sus intereses arropado con el manto de las alianzas por encima de los fines sacrosanto de la patria.

Atentamente;
Jesús María Hernández

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