Cartas

Cartas

Dinero y partido
Señor director:

No es tarea fácil descubrir la cantidad exacta de la contribuciones a los partidos y mucho menos la identidad de los contribuyentes, si se sabe que el dinero circula sin ruidos y con facilidad, por ejemplo: el efectivo no deja rastro, los cheques pueden disimularse entregándolos a intermediarios que dirigen oscuras y falsas sociedades, lo que permite que no quede huellas ni sombras de la fuente primitiva.

El dinero es un elemento revelador para el estudio del poder político y las corrientes de influencias se manifiestan en las transacciones que son realizadas en blancos aposentos o en distinguidas oficinas bancarias, en lo que da lo mismo pactar con un líder, con un tahur o simplemente con una prostituta.

La historia esta llena de sucios relatos sobre donaciones y financiamientos, y hoy se pone seriamente en duda si los principios democráticos pueden mantenerse de forma definitivo en una sociedad de políticos de incontrolables ambiciones y de insaciable sed de dinero, no creo exagerar cuando afirmo que el sistema de recaudación financiero de los partidos es mucho más sólido que su propia maquinaria electoral.

Los partidos tienen su propio mecanismo para conseguir la fuente de sus finanzas: primero descubriendo sucios y bajos negocios, segundo notificando a los evasores de impuesto o a los gerentes de cuello blancos que llevan doble contabilidad o a políticos empresarios que se acostaron con el triunfo electoral y se levantaron con la riqueza, y por último haciéndole saber a estos el origen de su fortuna.

Los que financian a los partidos son hombres con un pasado lo que los hace preso de la ambición de los políticos porque además pueden ser fácilmente desacreditados teniendo que doblegarse a las exigencias de los que en nombre de representación piden, piden y piden hasta llenarse de dinero, creyéndose que son las personas más honorables, pero pasan por alto que al hacerlo se someten a una cruel y humillante degradación que lo obligara más temprano que tarde a callar para siempre el origen de esos fondos.

Para los políticos es fácil pagar la deuda; solo tienen que llegar al poder y comenzar a olvidar primero: los hombres de sus contribuyentes, segundo la fuente de su riqueza y tercero entregarle una pata de la mesa en la que esta depositado el pastel. Como se puede apreciar estos contribuyentes no serían empresarios y no fuera por los políticos y estos políticos no llegaran al poder si no fuera por esos contribuyentes.

La tesis de la miseria jamás ha sido discutida por los contribuyentes de los partidos y se puede definir de la siguiente manera: son una clase que lucha por mantener su riqueza, siempre son un partido dentro del partido mismo, no tienen obligación con la derrota del país, se consideran intocables, y hasta dicen que son la salvación de los pobres, pero aunque usted no lo crea son los que con mayor olimpismo evaden los impuestos.

Entre contribuyentes y partidos hay un punto de encuentro, que medra como sabueso descontenido de un lado a otro, aparentando desprecio por ambos pero siempre con las dos manos extendidas cobrando su «honroso trabajo de comunicación imparcial» cuyo contenido no solamente anestesia al elector sino que al igual que el político y el contribuyente sabe de todo y no dice de nada, claro, hasta que una de las partes se lo ruega en monedas.

Una prueba fehaciente del valor del dinero y hasta donde impide éste que los partidos pacten en función de programas desarrollistas son las constantes alianzas que se producen en el mundo político dominicano, un ejemplo de este cuadro lo refleja la concertada por rojos y blancos, en la que sin tener que ir mucho al fondo, por el pasado de ambos, también se han confeccionado un mapa al estilo versalles en el que ya tienen sus respectivas asignaciones, o sea, el país quedará en manos de patibularios.

¿Puede el país terminar con esta barbarie? Estoy convencido que sí, ¿pero cuando será? Precisamente cuando termine el silencio de Estado, de ahí que corresponde al Presidente Fernández, destapar esta caja de Pandora para que las alianzas dejen de ser un mercado de oportunidad, de bucaneros, ateros y filibusteros.

Atentamente,

Publicaciones Relacionadas

Más leídas