Cartas

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El Seybo y las elecciones
Señor director:

En las elecciones que acaban de pasar, tuve la oportunidad de conocer una provincia enclavada en una geografía de pobreza donde parece que las manecillas del reloj se detuvieron en su antiguo atraso.

Contacté que detrás de la retórica de modernidad y distante de la fachada del progreso, vivía un gran número de familias carentes de los recursos básicos en los campos de la educación, la salud y la vivienda. Ví que estas carencias llegaban a los extremos en las zonas rurales, donde el ingreso es insuficiente y donde la marginalidad social era más notoria.

En El Seybo, las fuentes de trabajo son muy escasas ya que los empresarios le huyen al atraso.

A pesar de ésto, allí todos los días amanece la esperanza de que un día no muy lejano las cosas cambiarán para la felicidad de su gente, merecedora de una mejor suerte.

Esta visita ocurrió como parte de un trabajo de campo para conocer en el terreno las condiciones y los elementos que servirían de base a mi labor como asesor publicitario de la estrategia de campaña de la doctora Kenia Mejía de Bisonó, quien aspiraba a diputada por el Partido de la Liberación Dominicana.

Guiado por su esposo, el ingeniero Manolo Bisonó, pude entrar en contacto con las realidades lacerantes de aquella provincia perdida en un punto lejano del olvido y del abandono. Hablando en el argot mercadotécnico, allí quise conocer la real aceptación que tenía en su “mercado” el “producto” que deseaba publicitar para “vender”.

En ese contexto, se reafirmó mi convicción de la utilidad de la publicidad y la mercadotecnia para la promoción de fines sociales y humanitarios, que nada tenían que ver con el mercadeo de ilusiones, falsas esperanzas y promesas huecas. Allí me reencontré con el sentido social del trabajo profesional que estaba haciendo: lograr comunicar de la forma más convincente posible la conveniencia de elegir una diputada que representara verdaderamente a todo el pueblo de El Seybo y no a sí misma.

Este humilde pueblo, tantas veces burlado por la mendacidad de políticos que cruzan por allí como sombras fugaces cada cuatro años, necesita de interlocutores válidos que inspiren credibilidad. Y ella la tiene: le creen sus simpatizantes, le creen sus partidarios, ¡le creen hasta sus adversarios políticos!

En el interín, pude ver que estaba en presencia de una figura de irresistible fascinación para los seybanos, porque muchos de los seguidores de otros partidos hablaban más de ella que de su propio candidato. En ese contexto, no era raro que su índice de popularidad rebasara la del partido que la postuló.

Cuando se trata de ganar los candidatos se mueven al ritmo de la demagogia, los ardides y la manipulaciones del electorado. Me satisfizo comprobar que Kenia Bisonó no recurrió a formas truculentas para potenciar más la aceptación y la ascendencia de que gozaba.

Finalmente llegaron las elecciones y con ellas el triunfo de la única diputada que sacó el PLD en esa empobrecida región, fruto de un intenso trabajo a ras de tierra, cara a cara con sus pobladores.

Ojalá que este triunfo sirva para colocar a El Seybo dentro de las prioridades de la agenda provincial del Gobierno.

Detrás de esta victoria en medio de la derrota municipal y senatorial del PLD en El Seybo, está la emergencia de un liderazgo regional basado en una vocación de servicio social y comunitario de más de 15 años ejecutado a través de la Fundación Kenia-Bisonó.

Esta fundación, sin estar parasitando del presupuesto nacional, ha podido desarrollar una actividad humanitaria que se expresa en operativos médicos, donaciones de medicamentos y de frazadas, colchones y mosquiteros, suministro de uniformes y equipos deportivos. Sin dejar de mencionar la entrega de materiales construcción y electrificación de las zonas más apartadas que están fuera de la vista de las acciones gubernamentales. Todo ello realizado con aportaciones propias y contribuciones de algunos colaboradores.

Detrás de esta diputación ganada en buena lid, están también ciertas cualidades personales como un ánimo reposado pero dinámico, conciliador, digno, sencillo, sin pretensiones, imbuido de su apostolado cívico en defensa de los pobres. En Kenia el pueblo eligió la encarnación de una conciencia humana y sensible a los problemas de los más humildes.

Atentamente,
Claudio Acevedo

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