Cartas

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El Cardenal  y las encuestas
Señor director:

Desde hace un gran tiempo hemos podido observar la gran similitud que existe entre el Cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez y las prestigiosas encuestadoras internacionales, ante los ojos y el sentir de una parte de los políticos dominicanos.

Veamos: todos sabemos que nuestro Cardenal López Rodríguez es el máximo representante en nuestro país de la Iglesia más influyente, la católica.

Todos sabemos de igual modo que las encuestas, cuando se realizan con criterios serios y objetivos, son una herramienta de carácter científico que nunca mienten ni se equivocan.

Todos reconocemos que el representante de nuestra Iglesia madre constituye la voz más respetada del país entre otras razones porque no tiene compromiso con nadie más que con Dios y los más humildes de la tierra.

Todos respetamos y aceptamos el juicio de las encuestas de factura internacional porque sabemos que éstas no arriesgan su prestigio mundial por pesos dominicanos porque sería conspirar en contra de su propia existencia.

Todos sabemos que cuando se trata de defender la verdad, la justicia y la institucionalidad el Cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez es implacable e irreductible.

Sabemos todos y estamos contestes en que cada encuesta no es más que una fotografía del momento de la medición, lo cual nos permite estudiar las circunstancias y trabajar para superar las deficiencias allí donde las tengamos.

Todas estas cosas las sabemos perfectamente los dirigentes políticos y las aceptamos como ley de vida hasta que las encuestas nos desfavorecen o el Cardenal al pronunciarse lastime nuestros intereses.

Es en ese momento cuando el religioso empieza a convertirse en reformista, peledeísta de acuerdo a como sople el viento. Es en ese momento que las encuestas empiezan a ser dirigidas, amañanadas y pagadas.

Es cuando llega ese momento que tanto el Cardenal López Rodríguez y monseñor Agripino Núñez Collado hablan más de la cuenta, se meten en todo sin que los inviten y no se ocupan de su verdadera misión religiosa.

Es cuando los estudios de opinión nos adversan, que personas respetadas y queridas por todos como el señor Pepín Corripio, pasan a ser cómplices y aliados de un sector político sólo porque es el dueño de uno de los periódicos que patrocina la realización y publicación de una de las encuestadoras de prestigio internacional.

Pena por el Cardenal y monseñor Núñez Collado que cuando la vida se torna normal y apacible y no envuelve intereses, todos van en comisión a pedir su bendición o a pedir su intervención; pero cuando la vida se torna turbulenta y se requiere de las mentes más lúcidas y respetables, sólo se acercan los que nada tienen que temer, contrario a los otros que huyen de su cercanía y se atrincheran tras los micrófonos y a nombre de la libertad de expresión y difusión del pensamiento, dan rienda suelta a su odio y ruindad en contra de los últimos recursos de moralidad, decencia y respetabilidad que les quedan a nuestra sociedad.

Atentamente,
Laureano Guerrero

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