CARTAS
A los sancristoberos

CARTAS <BR>A los sancristoberos

Señor director:
Conmueve y apenas hondamente que hijos de San Cristóbal que pueden y deben de tener una actitud más correcta y realista de la historia, se expresen de otro sancristobero usando calificativos zahirientes, despectivos y otros similares.

Queremos referirnos específicamente al tratamiento descortés e irrespetuoso que algunos autollamados intelectuales, cronistas y opinantes de San Cristóbal asumen con respecto a la vida y obra del hijo más sobresaliente de nuestra población, el Generalísimo Rafael Leonidas Trujillo.

Dice el Dante, después de visitar los infiernos en compañía del poeta Virgilio, que el nivel más ardiente en dicho lugar correspondió al círculo donde están confinados los malos agradecidos y nosotros, o muchos de nosotros, hemos procedido así, por más de cuarenta, con quién nos sacara de ser una obscura villa rural del empobrecido sur del país y nos transformara hasta convertirnos en una moderna e importante ciudad a la par de Santiago, La Vega, San Pedro de Macorís, Puerto Plata…, etc.

Si el jefe hizo cosas indebidas también hizo otras muy buenas y no fueron pocas. Las malas que sean expresadas por quiénes así lo deseen, o por capitaleños o cibaeños y nosotros, los sancristoberos, simplemente cacarear las buenas y defenderle razonablemente.

Diciéndole al país y al extranjero que la dictadura de Trujillo transcurrió en los tiempos cuando el mundo estaba plagado de dictadores y que por tanto ello no fue algo extraño para la época. Que hasta naciones más adelantadas y civilizadas que la nuestra como España, Alemania, Italia, Portugal, Rusia y demás países de la Europa oriental tuvieron gobiernos de este tipo. Asimismo en América Latina, los hubo en Argentina, Brasil, Colombia, Honduras, Cuba, Venezuela, Paraguay, Panamá, Guatemala, Honduras, Ecuador, etc… y nosotros ni tuvimos motivo ni razón ni condición para haber sido la excepción.

Digámosles también, que tuvo actuaciones censurables dentro de su prolongada gestión gubernativa porque para fundar un Estado ello no se lleva a realización ni con santos, ni con angelitos del cielo, pero que cuando murió nos entregó un país ordenado en todos los aspectos, sin préstamos, sin haitianos, con absoluta seguridad ciudadana y celoso respeto por la propiedad privada. Que los niños estaban en las escuelas y en el piso de todos los hospitales se podía comer, se controlaron todas las enfermedades infectocontagiosas que nos tararon por siglos. Que creó el doble sueldo y el desayuno escolar. Así como el peso dominicano; instaló los bancos Central, Agrícola y Reservas; fundó las clases media y empresarial y nos inculcó el respeto al himno, a la bandera y a los Padres de la Patria.

Ya casi terminando esta sentida sugerencia, permítaseme dirigirme a la juventud sancristobera y dejarle este dato: El censo de 1950 arrojó para la población urbana de San Cristóbal la cantidad de 9,600 personas (hombres, mujeres y niños) y solamente en las instalaciones de la llamada Armería, donde se fabricaban armamento bélico, acondicionadores de aire, frigoríficos, enseres para hogar y oficina, etc…, solamente en ese lugar, repito, trabajan más de 2 mil hombres. Con lo cual vemos el gran desarrollo económico que alcanzó nuestro pueblo para esas fechas.

Trujillo y sus colaboradores construyeron este país como tal le vemos hoy nos legó muchas riquezas que hoy han desaparecido por la incuria, la ineptitud y la falta de patriotismo de sus adversarios que nos han gobernado.

Por tanto, seamos los sancristoberos agradecidos con él, y correspondámosle con nuestro recuerdo, respeto y admiración por todas las cosas buenas que nos dejó y todos los favores que nos hizo. Así nos sentiremos mejores y hasta quizás encontremos la unidad de criterio que perdimos después de su desaparición y que tanto necesitamos hoy.

Atentamente,
Néstor Uribe Matos.

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