Cartas al director

Cartas al director

Señor director:
Muchos dominicanos han reaccionado sorprendidos del grado de descalabro en que de manera sorpresiva y como colofón de una de las gestiones más desastrosas del sector salud de los últimos gobiernos que ha tenido nuestra mentada democracia, se encuentran los hospitales; esa sorpresa es producto de que la inversión publicitaria del gobierno presentaba hasta hace relativamente poco, durante la campaña electoral, esos centros como modelos de atención a los pacientes.

Para quienes conocemos las interioridades de la problemática del sistema de salud dominicano, la crisis actual que confrontan los centros de atención hospitalaria eran perfectamente previsibles, dentro de un marco como el que persiste actualmente en la organización del sistema; Caracterizado por un desorden absoluto de los aspectos vitales para una buena gestión: Mala administración de los recursos económicos asignados a la cartera, una pésima gestión de gerencia del recurso humano y de los equipos de ayuda diagnóstica y una incomprensible política de prioridades de todo lo relativo al sector salud.

Con una gestión de cuatro años de unas autoridades sanitarias con las características que describimos lo sorprendente no es que los centros hospitalarios colapsen y cierren sus puertas de manera progresiva, sino que aun mantengan las puertas abiertas y es muy posible que para la toma de posesión de las nuevas autoridades muy pocos estén brindando servicios.

Lo que no comprenden la mayoría de los sectores vinculados a los medios de comunicación y de sociedad en general, es cómo estas carencias de servicios hospitalarios a todos los niveles, incluyendo los servicios de emergencias, no se ha traducido en una marcada elevación de la mortalidad general de la población y más aun si como es sabido por todos, estos centros de salud solo son visitados por los sectores de más bajos ingresos económicos y de los estratos más bajos de la sociedad dominicana, que son los sectores de más riesgos de enfermar y morir por esa causa.

La respuesta a ésta interrogante es sencilla, hace mucho tiempo que los hospitales públicos no son la solución a los problemas de salud de ningunos de los segmentos de la sociedad dominicana, ni siquiera de esos sectores; por lo menos no en la proporción en que se plantea públicamente, de que los centros de salud del Estado brindan atención de forma gratuita, con cobertura de las medicinas, los exámenes de laboratorios y los estudios adicionales, a toda la población del país.

Hasta los sectores más pobres de la población dominicana, en la actualidad, se ven forzados a solucionar sus problemas de salud con la solidaridad económica familiar y de vecinos, visitando los centros de salud privados pequeños y medianos ubicados en los sectores de clase media baja de las ciudades y de la capital y sólo los indigentes, o los que por casos de extrema urgencia llegan, ingresan y se mantienen en los hospitales, costeando con sus propios recursos las atenciones que reciben en lo que respecta a los medicamentos y elementos necesarios para solución de sus problemas de salud.

Es por este motivo que se hace imprescindible que el sistema de salud dominicano sea reformado y los centros de salud sometidos  a una reingeniería que los haga más funcionales y puedan brindar unas atenciones más humanas y económicas.

Eso no se logrará con el actual esquema organizativo de la SESPAS, el cual no solo está desacreditado, sino que ha demostrado hasta la saciedad que no tiene respuesta a la problemática de los centros de salud, que se han convertido en un barril sin fondo, donde se desperdician los recursos económicos asignados por los diferentes gobiernos a ese sector.

La Secretaría de Estado de Salud y Asistencia Social no tiene en la actualidad, ni la ha tenido antes, la capacidad técnica y de gerencia de todo tipo para organizar los centros hospitalarios del país, por eso hoy son almacenes de enfermos sin ninguna organización y no es verdad que aunque se destinen los recursos económicos necesarios, van a mejorar, manteniendo el actual esquema de funcionamiento. El tiempo dirá quién tiene la razón.

Solo con la participación de la comunidad en la solución de los problemas del sector salud y un nuevo enfoque de las diferentes opciones para su solución será posible lograr una mejoría del funcionamiento de los hospitales. Por eso las nuevas autoridades deben ser muy cuidadosas si pretenden continuar con el actual esquema, porque lo único que lograrán con ello es despilfarrar más recursos económicos y aumentar las frustraciones de quienes todavía acuden a los hospitales. Están avisados para que luego no aleguen ignorancia.

Atentamente,
Francisco M. Bencosme

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