Cartas al Director

Cartas al Director

Caminemos hacia la Unphu
Señor director:
Nunca pensó, ni mucho menos pudo imaginarse Don Pedro Henríquez Ureña que el haber abonado el terreno de la enseñanza, acompañada de manera fiel de la educación, iban a constituir algo más que una frase lapidaria en el centro que hoy lleva su egregio y portentoso nombre: Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña (UNPHU).

“No basta sacrificarse por la Educación, hay que sufrir por ella”. Todo el contenido de estas palabras se encuentra depositado en todos aquellos que se dedican a la difícil, delicada y responsable tarea de enseñar. Enseñar para formar hombres y mujeres que luego han de ser colocados al noble servicio del país.

Los profesores y maestros de la UNPHU llevamos desde nuestros respectivos ingresos en dicho centro estas ennoblecedoras palabras en la misma médula de nuestras conciencias, tras haber y estar al servicio de la Academia a la que el nombre de Don Pedro Henríquez Ureña honra, a la par de la dimensión y carácter que tuvieron a bien llevar a cabo nuestros ilustres fundadores.

Estas palabras del más connotado hombre de letras que diera dimensión a nuestra media isla, sobre todo en períodos en los que la divulgación de nuestros valores no se lograba bajo la estela de dar traspiés, lanzar zancadillas, dar abrazos con desdén, o cualquier tipo de malquerencia buscando el refugio ante el riesgo de asumir responsabilidad. Dicha frase no se refiere nunca al disimulo, ni a la displicente atención de quienes aún no entienden que se refería sencillamente al deber cumplido.

El deber cumplido de quienes dejaron todo para entregarse a una labor de dar a la sociedad dominicana un nuevo norte, el cual se sostiene bajo el nombre de Don Pedro Henríquez Ureña.

La UNPHU creció, yo diría: este proyecto no podía fallar, pues estaba sostenido por forjadores con mística y por sobre todo comprometidos ante la dimensión de Don Pedro Henríquez Ureña.

Esa UNPHU a la que refiero camina hacia sus 39 años de haber resultado ser el elemento alternativo en la revolución de la educación superior dominicana. Esto es algo que debe movernos a todos los que han formado parte alguna vez; a los que seguimos formando parte de ese valor patrio llamado UNPHU, a levantar nuestras miradas hacia el compromiso que se refleja en nuestro horizonte.

La UNPHU no ha escapado a las situaciones de crisis que han cobrado notoriedad en otras instituciones (muy lamentable, dolorosamente lamentable). Esto duele, pues en esta institución se enseña y se forman ciudadanos para que resulten ser ejemplos.

Hoy hablamos de nuevo de la UNPHU, porque nos sentimos ligados al compromiso de un llamado cuyo sentido nos liga a la nobleza del deber.

Señores miembros de la Fundación Universitaria Dominicana, señor rector, señores vicerectores, señores autoridades, señores profesores, señores egresados, señores estudiantes, no podemos permitir que emane nuestra última gota de sangre sabiendo que:

“No basta sacrificarse por la educación, hay que sufrir por ella.” De hecho hemos sufrido por ella. Caminemos hacia la UNPHU, pues se han hecho caminos, siempre al andar…

Atentamente,

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