Cartas al director

Cartas al director

Señor director:

Esa vieja expresión, muy utilizada en los años 60 por el notable político, candidato a la Presidencia de la República por el Partido Unión Cívica Nacional (UCN), doctor Viriato A. Fiallo, me sirve de muletilla para iniciar este escrito o este lamento.

Cuando un pueblo ya no aguanta más atropellos, humillaciones, injusticias, desprotección, privilegios políticos, corrupción (a todos los niveles) y mil calificativos más; es hora de que alguien, «a viva voz», se pronuncie en nombre de este sufrido pueblo. Nos sentimos inmunes en las fauces de un voraz tiburón, llamado «los políticos», quien junto a su tintorera (hembra del tiburón), llamada «delincuencia», nos están devorando pedazo a pedazo, sin que nadie nos defienda o nos salve. Eso, sentimos. ¡Qué triste realidad!

¿Hacia dónde nos quieren llevar? ¿Es que realmente, los que nos dirigen, creen que nuestra nobleza y nuestra tolerancia no tienen fin? Permítanme decirles, en nombre de los verdaderos hijos de esta tierra: a todos los políticos, a todos los delincuentes, a nuestras mal formadas (en términos generales) autoridades policiales y militares; a los personajes mercenarios del tráfico de influencias y a todos los que hacen causa común de llevar a un total descalabro político-económico-social a este país, que: ¡basta ya!

Estamos hartos de sentirnos navegando a la deriva, hartos del alto índice de delincuencia civil e institucional y hartos de que los políticos crean que nos van a volver a engañar con sus falsas promesas. A ellos, les decimos que ahorren su dinero de campaña para que lo utilicen cuando tengan que salir huyendo del dedo acusador de todo un pueblo en su contra. Estamos dispuestos a defender nuestro patrimonio y nuestra patria: ¡a costa de lo que sea! Nos sentimos impotentes, defraudados y burlados. Les aseguro que, esta vez, ¡no se van a salir con las suyas!

Soy una ciudadana común que le duele su país, que le duele ver cómo se van perdiendo nuestros valores patrios, desde nuestra moneda, hasta nuestra alegría y orgullo de poder decir que «vivimos en el mejor país del mundo».

Hago un llamado a la masa silente de este pueblo y a los demás dominicanos que aman su tierra, a que nos unamos en un solo grito de protesta y que, de una manera vivilizada y constitucional, busquemos una fuerza cívica de ciudadanos notables; que no sientan compromiso con nadie; que tengan suficiente solvencia económica (como para no llegar al poder aprobar, junto a su seguidores); que nos provean de un Congreso conformado por profesionales honestos, con verdadera vocación de servicio; en fin, unir fuerza para ¡salvar nuestra patria!

No sé si será una locura, pero se me ocurre pensar en un grupo de notables, representado por un nuevo partido, cuyas siglas serían PEN, «Partido de Emergencia Nacional». Este estaría conformado por personas incuestionables que, por su trayectoria sean dignos representantes de nuestra nación y, a la vez, ciudadanos que merezcan la confianza de todas las corrientes de nuestra sociedad. Por ejemplo, si el grupo fuera de tres, se unificarían la sapiencia de un buen economista, un ilustre abogado y un connotado ingeniero. De esta manera, todos los renglones de vital importancia, estarían manejados por personas con conocimiento de causas y, en cuyas manos, podríamos enrumbar por buen camino los destinos de este país. ¡Ojalá! que los elegidos asimilaran que ahora, más que nunca, necesitamos de un sacrificio y sabiduría. Aceptar su elección, es un deber nacional que los obliga a comprometerse con sus compatriotas. No creo que merezcamos dejar que el barco que ya empieza a hundirse, no pueda ser remolcado hasta llegar a un feliz puerto.

¿Es que nos vamos a quedar todos de brazos cruzados, contemplando el panorama oscuro que se nos presenta? Por caridad, ¡basta ya! de tanta inercia. Vamos a demostrarle a nuestros depredadores que aún quedan hombres y mujeres dispuestos a defender los más sagrados intereses de nuestra patria. La desesperación en que vivimos nos está llevando hasta a soñar, quizás, con un imposible.

Hago un llamado también a dominicanos, como Freddy Beras Boico, Nuria Piera, César Medina, Huchi Lora, Jochy Santos, Corporán de los Santos, Aracelis Melo, la Iglesia (en general) y a todos los que tienen medios de comunicación a su alcance (que gozan de prestigio moral en este país), a que nos ayuden a salir de esta desgracia; concienciando a este pueblo a defenderse de los falsos profetas y a orientarnos sobre qué camino coger. La gran mayoría de verdaderos dominicanos, no tenemos por quien votar.

¡¡Dominicanos!!, en las letras de nuestro himno, don Emilio Prud’Homme nos dice: «Ningún pueblo ser libre merece, si es esclavo, indolente y servil…» De manera que ya es hora de que le demos valor a esas letras, y, en nombre de nuestra patria, digamos a todos los malos dominicanos ¡basta ya!

Por último, los exhorto a elevar una cadena de oración al Todopoderoso, para que nos guíe por un sendero de luz. Tengan la seguridad de que poniendo nuestras plegarias en sus manos, no perderemos la esperanza de un futuro mejor. ¡Qué así sea!

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