Cartas al director

Cartas al director

Señor director:

En días pasado, en un artículo que escribí, publicado en el periódico HOY, tuve la osadía de pedirle al honorable señor Presidente de la República Dominicana, Hipólito Mejía, que hiciera un ejercicio de desprendimiento y declinara la reelección que está propiciando con el apoyo del grupo llamado PPH, considerando, a mi humilde parecer, que esa decisión, si él la tomaba, podría traer tranquilidad y sosiego al pueblo dominicano, pueble que está pasando por una situación desesperante, angustiosa y de incertidumbre, en vista del caos económico que tenemos actualmente en el país.

Esto se origina y se propicia porque el gobierno actual, ha decidido no escuchar las sugerencias de los demás sectores que inciden en la economía y el desarrollo del país para ayudar a resolver el problema que es bastante crítico; solamente se oye y se hace los que sus funcionarios deciden. Esto ha dado como resultado la creación del peor gobierno que ha tenido la Nación; ellos solamente piensan en sus intereses personales; le importa poco el país.

Señor Presidente, esos empleados, no le permiten oír, ni ver las amarguras por la que atraviesan todos los dominicanos, sin distinción de clase, por la carestía que tienen todos los productos de primera necesidad los cuales están obligados a consumir para poder seguir vivos; esos precios no están al alcance de 8 millones de habitantes que tenemos actualmente. Solamente tiene acceso a esos productos sus funcionarios, los ricos y los favorecidos por el gobierno.

En estos momentos, las obras físicas que su gobierno está ejecutando en el interior del país, no ayudan en nada a mejorar el sufrimiento del pueblo dominicano.

Puedo asegurarle que los ejecutores de esas obras si están obteniendo pingües beneficios y tiene acceso hasta para comprar langostas, langostinos, camarones, caviar y todo lo que apetezcan.

Mi pregunta es ¿Donde ha dejado usted las ofertas de su campaña electoral, cuando vociferaba, primero las gente, los pobres serán reducidos a su mínima expresión; esto último, si se esta llevando a cabo, pero todos saben porque: es el hambre, la miseria y el abandono en que los mantenemos y esa situación esta provocando sus muertes.

No puedo olvidar cuándo Usted, contestando una pregunta de un periodista, le dijo: Soy un hombre de palabra y serio, le juro a mi pueblo que me iré a mi casa el 16 de agosto del 2004 tranquilamente; jamás buscaré la reelección porque eso no ha sido la política del PRD.

Díganos ahora, por favor, señor presidente, que pasó y que motivó que Usted violara ese juramento; quizás la razón que lo indujo a esa decisión lo justifique y Usted quede bien parado frente a su pueblo. De lo contrario, las consecuencias que Usted, fuera del poder, va oír, ver y sentir, lo va a lastimar profundamente.

Por Dios Señor Presidente, evite eso por sus hijos y nietos; no le de ese gusto a sus enemigos políticos de poder enrostrarles ese perjurio tan bochornoso.

Termino pidiéndole lo mismo que en mi anterior artículo: haga un ejercicio de desprendimiento y decline la reelección; todavía hay tiempo.

Esto lo hago por que lo distingo y lo respeto, quizás más que todos esos amigos que están a su alrededor sisándolo, adulándolo y aprovechándose de su amistad para seguir en el poder. No se deje utilizar por esa cáfila de oportunistas.

Recuerde que nosotros, los que somos padres y abuelos ahora, estamos en el deber y en la obligación de pensar, primero en nuestras familias y después en nosotros, para que ellos no sufran las consecuencias de nuestros errores, si los cometemos.

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