CARTAS AL DIRECTOR

CARTAS AL DIRECTOR

Señor director:

El Presidente Bush se ha convertido en un político totalmente predecible, tal como les aseguré en mi análisis previo sobre él y Kerry.

La credibilidad de George W. decrece rápidamente en una tendencia que creo irreversible y con ese fenómeno, va perdiendo el apoyo popular que había logrado mediante el engaño y la simulación para su infame e innecesaria guerra en Irak. Esto ocurre, no solo por la inesperada, fiera e incesante insurgencia en Irak sino además, por la creciente repugnancia, asombro y rechazo del pueblo de los Estados Unidos a sus abusos, crímenes y torturas a prisioneros en Irak, Afganistán y Guantánamo. Para el noble pueblo estadounidense, tan horrendas prácticas son concebibles entre los nazis y los dictadores africanos o en dictaduras como las de Saddam Huseim contra las que sus muchachos van a pelear y a morir. Jamás podrían ser causadas por ellos. Lo sucedido, tal como apuntó Al Gore, solo ha traído a su patria, deshonor y desgracia en todo el mundo y dentro de la nación.

)Qué haría Bush en una circunstancia de tal naturaleza que amenaza con costarle las elecciones de noviembre y el multimillonario negocio de la guerra, la seguridad y los precios del petróleo, tanto a su grupo texano como al de sus socios británicos? Pues, recurrir al terrorismo de nuevo, claro está! En efecto, además de provocar temor con sus alertas amarillas, naranja y roja y sus técnicas fascistas de control social, saca de su sombrero de mago un nuevo y próximo atentado terrorista, publicando fotografías de un grupo de siete jóvenes imberbes con rostros de características arábigas, como los presuntos autores.

Bush tiene sus fotos; conoce sus planes pero dice no saber donde se encuentran en el territorio de la Unión. Muy conveniente, )No? Desde luego, después del atentado, si no son capturados y mueren en combate (?), los sobrevivientes admitirían su culpabilidad y culparían a Al Queda, a Irán o a Siria para justificar más guerra y levantar su imagen como líder confiable contra el terror que el mismo crea. También, intentaría encontrar armas de destrucción masiva en Irak donde los expertos internacionales nada encontraron, para justificar la guerra y los gastos militares y de seguridad multimillonaria.

El problema es que ya no resulta creíble. Se ha convertido en un mago de feria al que se le acaban los trucos y posiblemente, tanto el Congreso como la prensa seria, investigarán y detectarán sus trucos hollywoodenses como los del fantasma que habla y no camina de Bin Laden, evitando otra tragedia innecesaria en el propio territorio de los Estados Unidos. El Congreso y la prensa, en este orden de ideas, no solo deberían vigilar atentamente, cada uno de sus próximos pasos sino demandar además, que prosiga hasta el más alto nivel de la cadena de mando, el establecimiento de responsabilidad por los sadistas abusos, torturas y crímenes de prisioneros, violadores de los derechos humanos e incompatibles con los principios del sistema americano y con la formación ética de su noble pueblo.

Atentamente,

Pedro Manuel Casals Victoria

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