CARTAS AL DIRECTOR

CARTAS AL DIRECTOR

[b]Señor director:[/b]

No tengo el gusto de conocer al candidato presidencial del Partido Reformista, aunque si es hermano de Guarionex, un brillante ingeniero que trabajaba en Molinos Dominicanos, tengo la seguridad de que es un hombre serio, cabal, sin medias tintas y sin miedos.

El trabajo realizado por Josecito Jazim lo conoce todo el mundo, su indiscutible entrega al servicio de la Educación, de la salud y del bienestar de sus compueblanos en particular, y de los dominicanos en general, nadie la discute.

Héctor Rodríguez Pimentel y yo estudiamos periodismo juntos en el IDP, y puedo afirmar que es un hombre de principios, de vocación de servicio, de amor y entrega a las causas que abraza aunque hace años que no le veo.

Nada puedo decir de Jacinto Peynado, un gran amigo, solidario y abierto, de firme vocación de servicio, sin odios y con entero apego a sus ideas aunque las mismas les puedan costar caro.

Morales Troncoso solamente puedo decir que es un hombre sin infúlas, de franca conversación, de indiscutible amor su familia y a su país, que a veces renuncia por razones no atendible a servirse de gentes que le son fieles, y que ha pagado caro en muchas ocasiones esa forma buena y sana de ser.

A Matos Berrido le he oído mencionar en mi casa desde siempre, porque si mal no recuerdo mis padres y los suyos trabajaron juntos en Bienes Nacionales, y posteriormente por mediación de mi papá pude tratarlo cuando era administrador de la vendida Compañía de Seguros San Rafael.

Es un indiscutiblemente un político a tiempo completo, conocedor de interioridades y de manejos electorales sumamente necesarios en los tiempos presentes.

De Bello Andino, ni particular amistad, mi aprecio y mi admiración lo he escrito durante años sin miedos y sin reservas, sin pasarle factura, ni ponerme bravo por no haber recibido los beneficio de sus posiciones.

Y es que creo que el Partido Reformista es una cantera de gente de grandes valores, que no debe ni puede estar en estos momentos claves para sus participación en las elecciones de mayo jugando a divisiones y repartos.

Un brillante amigo, Víctor Gómez Bergés ha dicho en varias ocasiones que le disgusta ese afán de no poner el partido primero, la prioridad de llegar al poder, que las supuestas o reales negociaciones.

Creo que Estrella y Josecito van por buen camino, que se siente en el pueblo, que están sembrando bien, y por lo tanto la vocación de poder, condición necesaria para ser político, y de un valor sin cálculo para los que están en un partido, debe primar.

Nadie ha hecho y soportado más que Eduardo Estrella por esa unidad tan necesaria.

Y creo que a nadie les duele más que a Morales y Jacinto un partido que en muchas ocasiones le han dado muy duro en el rostro.

Es que la política a veces no es precisamente la ciencia que todo lo puede abrir, ni tampoco la que todo lo puede cerrar.

En el PRD pasa eso, jóvenes como Guido Gómez Mazara, y el mismo Tony Peña Guaba, muchas veces quieren llevarlo a la traba en un equivocado camino que solamente conduce a perder el valioso tiempo en dimes y diretes que alejan la capacidad de ver más allá del túnel.

La realidad ahora es que definidas las candidaturas, abiertas las puertas del PRD, encaminándose alguno a traspasarlas, y otros a mantenerse en sus derechos a no entrar, la cosa debe irse recomponiendo.

Y esa recomposición tiene que comenzar por entender que ya el triunfalismo debe ser dejado de lado, pero igualmente las diferencias, las malquerencias son sentidos ficticias porque nadie se pasa la vida juntos para odiarse por pequeñas e intrascendentes boberías que lejos de sumar restan, y en la política la resta es una de las peores cosas que pueden pasar.

Creo sinceramente que ha llegado la hora de tomar decisiones serias dentro del reformismo y reconocer a Eduardo y Josecito como candidatos valiosos y trabajadores, que ya luego vendrá el tiempo de las recomposiciones como hizo Héctor Rodríguez.

Porque la realidad es que el presente política depara sorpresas, algunas no agradables si seguimos trillando el camino del insulto y la violencia, y otras sorprendentes cuando las urnas sean abiertas.

Si comenzamos desde ahora, o mejor dicho si comienzan los políticos desde ahora, a buscar la mesa de la unidad, es posible que todo salga sino perfecto, por lo menos beneficioso a la democracia dominicana.

Atentamente,

Germán Martínez

Publicaciones Relacionadas

Más leídas